Las consecuencias de la pandemia y la cuarentenaPreocupa el impacto del Covid-19 en los sectores más vulnerables; planifican asistir a quienes viven en la economía informal

Las consecuencias de la pandemia y la cuarentena

Preocupa el impacto del Covid-19 en los sectores más vulnerables; planifican asistir a quienes viven en la economía informal

22 marzo, 2020 Desactivado Por Julio Giribaldi

 

Distintas fuentes del gobierno nacional y provincial han reconocido en estas horas que la gran preocupación de las autoridades, está centrada en el impacto que el Covid-19 pueda tener en particular en el conurbano bonaerense. Con la certeza de que el pico de la problemática generada por el virus se dará hacia fines de abril y principios de mayo, se trabaja contra reloj para poder afrontar la pandemia en las mejores condiciones posibles, no sólo desde el aspecto sanitario (algo obvio y primario, para lo cual por ejemplo la gestión Kicillof acondiciona más de 14.000 camas); también desde los aspectos sociales, económicos y hasta en materia de seguridad comunitaria (de lo cual hablo en extenso en las últimas horas el ministro provincial Sergio Berni).

Es que no se dice abierta y públicamente, pero el gran desafío es atemperar y prevenir situaciones que inevitablemente se generarán en aquellos sectores sociales más vulnerables, donde las condiciones de vida son ya de por sí precarias y que ahora se verán aumentadas por la cuarentena obligatoria. Si bien la misma está siendo mayoritariamente cumplida por la población (más allá de los tres mil y algo de irresponsables que fueron detenidos en el país por violarla) la preocupación pasa por el impacto que tenga todo esto en las economías de tanta gente que vive en la informalidad, y que al cortarse sus “changas” y trabajos “en negro”, dejan de forma automática de tener ingresos. El dato difundido por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA no es menor: el 49% de la población vive en la economía informal.

En el conurbano, estas realidades se potencian. Son veinticuatro municipios que rodean a CABA; en ellos hay más de un millar de barrios populares, asentamientos, “villas” o como quiera llamárselos.  Poco menos del veinte por ciento de ese total, son ámbitos donde el agua potable todavía es una promesa. Una pregunta entre tantas es: ¿cómo hace en esas condiciones una familia que vive en el hacinamiento para cumplir con las recomendaciones básicas de higiene y lavado de manos varias veces por jornada?

Vista esa geografía desde el punto de vista de la extensión de la red cloacal, el panorama empeora. Es que al medirse ese ítem, salta a la luz que cerca del treinta por ciento del total de esas barriadas populares, carecen de cloacas; para ponerlo en personas de carne y hueso, son más de seis millones y medio de seres humanos que no cuentan con ese vital servicio, que hace a lo sanitario, y más aún en esta realidad que se asoma.

Con este panorama, que podría precisarse aún más tomando otros parámetros indicativos del cuadro social que se gesta en el conurbano, el gran desafío de las autoridades nacionales y provinciales pasa por cómo poder llegar con asistencia y previsión a tantos sectores.

Por cierto, esta problemática no es exclusiva del GBA. Grandes urbes del interior bonaerense ingresan también en el radar gubernamental con imaginario alerta rojo. Son los casos de Mar del Plata, Bahía Blanca y por qué no La Plata, capital provincial. Lo propio ocurre más allá de la provincia de Buenos Aires naturalmente, con Rosario y la gran urbe que lo rodea como un foco central.

Es que el corte abrupto de los ingresos económicos cotidianos para miles de familias que viven en la informalidad, automáticamente incrementa la cantidad de personas a las que habrá que proveerles de una u otra forma el alimento. Ya no se trata únicamente de aquellas familias más vulnerables, que en cada distrito están censadas y registradas en la “base de datos” de cada secretaría de desarrollo social. Qué se hace con el remisero, con el peón de albañil, con el artesano que genera sus recursos en las ciudades turísticas, con la empleada doméstica que permanece en negro y perdió sus horas laborales, con el pintor/electricista/gasista, y con tantos otros cuentapropistas, es la gran preocupación.

 

UNA TARJETA PARA RECIBIR DINERO

Si bien no es oficial, fuentes del gobierno nacional indican que el Ministro Daniel Arroyo ya trabaja en una iniciativa, que consiste en distribuir cinco mil pesos mensuales a través de una tarjeta bancaria; según trasciende, la ayuda llegará por el tiempo de tres meses. La puesta en marcha de la misma se buscará sea lo más rápido posible, y se articulará su aplicabilidad con los distintos municipios y los movimientos sociales, que son los que tienen “línea directa” con los sectores más desprotegidos, en particular en el GBA. Si bien esto se piensa originalmente para el conurbano bonaerense, no se descarta su aplicabilidad en otros sectores del país; de eso se habló en las últimas horas con los gobernadores.

El presidente Alberto Fernández, en una de sus declaraciones, remarcó que los argentinos hemos tenido, ante este panorama de pandemia mundial, el beneficio de “el diario del lunes”; lo dijo al expresar que pudimos a diferencia de los europeos y los asiáticos, prepararnos para afrontar el Covid-19, que inevitablemente se extenderá por nuestra geografía nacional. La gran preocupación de estas horas –entre tantas otras- pasa por poder atemperar el impacto de la enfermedad, en los sectores más vulnerables de la población. Del éxito de las medidas que tomen las autoridades, y de la plena concientización de los argentinos a la hora de cumplir con lo que se requiere (por caso, cumplimiento a rajatabla de la cuarentena obligatoria) dependerá la cantidad de casos que se registren, y por ende el mayor o menor número de muertos que pueda dejar el Coronavirus en el país.