Historias de fútbol y pasiónEl gol de Percudani a los ingleses, en medio del presente chileno y académico
16 febrero, 2020
En diciembre de 2019, se cumplieron treinta y cinco años de uno de los triunfos más importantes de la historia del Club Atlético Independiente. En aquel 1984, con un incipiente gobierno democrático de Raúl Alfonsín que transitaba su primer año, el “Rojo” de Avellaneda lograba quedarse en Japón con la Copa Intercontinental de Clubes. Lo hacía ganándole uno a cero al poderoso Liverpool, otro “diablo rojo”.
Para alegría del chascomunense Padre de la Democracia (confeso hincha de Independiente), José “Mandinga” Percudani entró en la historia y se aseguró la eterna gloria futbolera, convirtiendo tras una gran corrida, el único gol de aquel partido.
Hoy, en este 2020 de presente tan diferente, en el que los hinchas de Independiente deben soportar las cargadas de sus primos de Racing, más aún tras la derrota en el cilindro de Avellaneda por uno a cero y ante sólo nueve rivales, los fieles y estoicos seguidores del club presidido por Hugo Moyano, se aferran a los recuerdos y a las viejas glorias.
Algunas de ellas, como el mítico Percudani (nueve goleador, al que apelaban “Mandinga” o “Pelito”) siguen asistiendo como simples hinchas al estadio Libertadores de América, y comparten con los fanáticos aquellas historias, además de sacarse fotos con quienes esto le solicitan.
José Percudani es nacido en Bragado, en marzo de 1965, y cuenta hoy con cincuenta y cuatro años. Si como dice Eduardo Sacheri el tiempo es cruel y no permite congelar todo en ese mágico instante que cada uno anhela, puede decirse que la vida de Percudani–al menos la futbolera- quedó congelada para siempre en aquel grito de gol festejado en Tokio. El uruguayo Carlos Goyen en el arco; Clausen, Villaverde, Trossero y Enrique; Giusti, Marangoni, Bochini, Burruchaga; Percudani y Barberón fueron los once de Independiente que a las órdenes del inolvidable José Omar Pastoriza derrotaron al Liverpool inglés, en el primer partido entre argentinos y británicos tras la guerra de Malvinas. Después vendría Maradona en México y sus dos perlas, pero antes hubo Independiente, en 1984.
Hoy, treinta y cinco años después de tanta mística y en medio de las alegrías académicas por el histórico triunfo con nueve hombres merced al gol de un desconocido chileno de apellido Díaz, Independiente busca en su arcón de los recuerdos y saca a relucir toda su gloria. Esa que sus hinchas juran, más temprano que tarde, volverá a repetirse en el presente, para poder gritar como en otras épocas eso de “Será siempre IN-DE-PEN-DIEN-TE, el orgullo nacional”.