A 357 km de la capital provincialTolar Grande: asombrosos y fantásticos paisajes en el corazón de la Puna salteña

A 357 km de la capital provincial

Tolar Grande: asombrosos y fantásticos paisajes en el corazón de la Puna salteña

8 mayo, 2023 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

«Un lugar mágico, en el corazón de la Puna, con un paisaje único que da la sensación de estar en Marte», así lo describió en diálogo con Télam el intendente de este pequeño pueblo de aproximadamente 300 habitantes, ubicado a unos 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar.

Tolar Grande, en el corazón de la Puna salteña, se erige como un lugar mágico, rodeado de salares, lagunas, montañas y volcanes, con asombrosos y fantásticos paisajes que, por sus tonalidades rojizas se asemejan a Marte, y entre sus principales atractivos se destacan el Cono de Arita, los Ojos de Mar y el volcán Llullaillaco.

«Al llegar a Tolar Grande, uno se encuentra con un lugar mágico, en el corazón de la Puna, con un paisaje único que da la sensación de estar en Marte», explicó a Télam el intendente de ese pueblo salteño, Sergio Villanueva, quien agregó que, además, es un sitio en el que uno «puede cargarse de una energía importante».

Para llegar desde Salta es necesario tomar la ruta nacional 51, atravesar la localidad de Campo Quijano y la imponente Quebrada del Toro, hasta llegar a San Antonio de los Cobres, y luego tomar la ruta provincial 27, que lleva a Tolar Grande tras cruzar el Salar de Pocitos y el colorado Desierto del Diablo.

Es un pequeño pueblo de aproximadamente 300 habitantes, ubicado al costado de las vías del ramal C14 del ferrocarril General Belgrano, en un área eminentemente minera del departamento salteño Los Andes, a 357 kilómetros de la capital provincial y a unos 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar.

«Aquí tenemos circuitos largos y circuitos cortos para realizar. Entre los largos se destaca el Cono de Arita, que es lo más visitado y mundialmente conocido y que está en el Salar de Arizaro, el tercero más grande del mundo», contó el intendente.

Cono de Arita

El Cono de Arita es una pirámide natural ubicada a unos 80 kilómetros de Tolar Grande, en una zona desértica que se caracteriza no solo por las explotaciones mineras metalíferas, de ónix, mármol y sal, entre otros minerales, sino también por su particular belleza natural y su fantástico entorno puneño de tranquilidad y silencio.

Además de ser un punto muy elegido por los turistas y amantes de la naturaleza que llegan a Salta, se cree que esta misteriosa formación constituyó un lugar sagrado para las civilizaciones preincaicas.

Esta geoforma cónica casi perfecta surge a la vista como una isla en el imponente salar, que posee una superficie de 1.600 kilómetros cuadrados y está emplazado a 3.460 metros de altura sobre el nivel del mar.

El cono, que está formado por sal y lava negra y cuyo nombre en aymara significa filoso, punzante, constituye un llamativo paisaje, con una elevación de unos 150 metros, y su cima está a unos 3.689 metros de altura sobre el nivel del mar.

Algunos estiman que su origen está relacionado con un volcán pequeño que no llegó a hacer erupción pero según numerosas publicaciones del reconocido geólogo salteño, Ricardo Alonso, son distintas las hipótesis al respecto.

El intendente también citó otros atractivos de la zona, como La Casualidad, que es el campamento de «una mina azufrera abandonada en la época del proceso y que tiene muchas visitas», y el volcán Llullaillaco, donde en 1999 fueron hallados, a unos 6.700 metros, los cuerpos de tres niños criopreservados por más de 500 años.

Ojos de Mar

Entre los circuitos cortos, Villanueva mencionó puntos como El Arenal y Ojos de Mar, que «está a tres kilómetros del pueblo», y recordó que allí fueron hallados «estromatolitos, que son organismos vivos que generan oxígeno y que también son un gran atractivo».

Ojos de Mar está apenas a tres kilómetros del pueblo, en un área provincial protegida, también en el Salar de Arizaro.

Son pequeñas y profundas lagunas de origen volcánico, con agua cuatro veces más salada que la oceánica y de un color entre turquesa y verde, que transforma el sitio en un oasis en medio de la agreste Puna.

Además del interés turístico que despiertan, estas lagunas atraen a científicos de todo el mundo, por el ecosistema único que constituyen, en el que en 2009 la bióloga argentina e investigadora del Conicet, María Eugenia Farías, halló estromatolitos vivos.

El descubrimiento constituye un tesoro científico, y consiste en microorganismos capaces de realizar la fotosíntesis y producir oxígeno, que aparecieron hace 3.500 millones de años, dando origen a la vida en la tierra.

Villanueva también destacó otros puntos, como la Laguna de Santa María, en la que se pueden observar patos, gallaretas y flamencos rosados; las siete curvas; y el cerro Macón, considerado un sitio sagrado.

«Lo que caracteriza a Tolar Grande, principalmente, es la calidad y calidez de su gente, que siempre espera de la mejor manera a los que nos visitan, además de sus paisajes y las costumbres», sostuvo Villanueva.

Luego, destacó que «el municipio y la comunidad estamos trabajando, junto a los gobiernos provincial y nacional, para reconstruir el turismo en el pueblo, que tras la abrupta y repentina llegada de la minería, principalmente por proyectos de gran volumen ligados al litio, copó prácticamente todos los alojamientos».

El objetivo es «planificar de acá a 35 años, potenciando lo que es el turismo astronómico y científico, una vez que tengamos toda la infraestructura de la que ya se está dotando a la zona, además del turismo de alta montaña», indicó.

Además, recomendó a los turistas y visitantes que quieran llegar a Tolar Grande «realizar las reservas correspondientes para viajar seguros y tranquilos», y aseguró que llegar a este lugar de la puna se transforma en «una aventura fascinante».

 

 

FUENTE:TELAM/Por Paola Soldano