El megaestadio ya funcionaSiguen las quejas por el Movistar Arena de Atlanta

El megaestadio ya funciona

Siguen las quejas por el Movistar Arena de Atlanta

18 diciembre, 2019 Desactivado Por Julio Giribaldi

 

La millonaria inversión habilitada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en el barrio porteño de Villa Crespo, con la ya entrada en funcionamiento del estadio denominado “Movistar Arena”, en la histórica cancha de Atlanta, ya genera múltiples inconvenientes para los vecinos. Todo lo que se pensaba iba a ocurrir, y que durante más de un año los vecinos denunciaron y alertaron, efectivamente sucede.

Las vibraciones que se producen como consecuencia de los recitales que ya han tenido lugar en el estadio, genera que los cuadros se muevan en los departamentos, como también las lámparas colgantes que tiemblan y vasos con agua que se agitan.

En las redes sociales, todos estos “pequeños sismos” se pueden ver, filmados por los vecinos afectados, que los comparten en facebook y demás, para hacer público el calvario en que viven, afectados además por la devaluación de sus departamentos y viviendas, que ahora poseen un valor menor de reventa, precisamente por la instalación del megaestadio para eventos y shows.

Gustavo Perrone, integrante de Vecinos Autoconvocados del barrio, es uno de los que levanta la voz ante esta situación. Esta organización viene denunciando que desde que se inauguró, en noviembre, el estadio, los shows musicales produjeron caos de tránsito, controles policiales y vallados de calles, proliferación de estacionamientos truchos, basura, ruido excesivo y una marea constante de gente que ha alterado la vida del barrio.

A través del Twitter NoalMegaestadioArena los vecinos difundieron las filmaciones donde se ven los efectos que producen los vibraciones de los recitales.

En una de las tantas filmaciones se ve cómo se balancea una lámpara que cuelga del techo de una habitación durante uno de los recitales, y una cuarta grabación expone como se mueve el agua de un vaso que está apoyado sobre una mesa.

“Hay gente a la que le vibra el departamento, a la que se le mueven las cosas. En mi caso no son las vibraciones sino el ruido, que llega casi al límite de lo permitido”, dice Perrone, que vive frente al estadio. Y agrega que “el Apra estuvo en mi casa y registró los decibeles en mi dormitorio. Dio 46 decibeles, que está un poco por debajo del límite punible (50 por la noche en zona residencial), pero 46 decibeles de tonos bajos es como una patada en el pecho. Además, esa medición fue en un solo recital. El Apra dijo que este sábado va a hacer un operativo integral, veremos qué pasa”. De todas formas, explica que está cambiando todas las ventanas de su casa para minimizar los ruidos.

Sin embargo, los problemas de Perrone no se agotan en el sonido. “Como vivo justo enfrente, tengo que bajar las persianas porque tienen las luces encendidas todo el tiempo. Durante el día no es tan problemático, pero cuando oscurece sí. Eso es todo los días, y los días de recital se suma que prenden la pantalla led, que publicita el estadio y las bandas”.

“Las vibraciones las sufren los que están más cercanos, pero el megaestadio nos desordena la vida a todos. El caos de tránsito, el ruido de los silbatos, la circulación masiva de gente, todo ha complicado al barrio. Si tengo que salir con el auto tengo que ver primero si hay recital porque cuando vuelvo no tengo dónde meterlo”, agrega Laura, vecina e integrante de los Autoconvocados.

(Fuente: Página 12)