Melodía de amorQue dulce encanto…

Melodía de amor

Que dulce encanto…

4 septiembre, 2020 Desactivado Por Juan Alberto Lalanne

“Habrá alguien en el mundo cuya profesión encuentre las palabras exactas, que te hagan latir el corazón igual que late el propio”
Si, un poeta…
Así explica -en la película el Tigre y la Nieve- Roberto Benigni a sus hijas.

“Merceditas”, el mítico chamamé de mediados del 40 infaltable en alguna peña o algún encuentro de guitarras y de amigos. Pero;
¿Que hay detrás de esta composición?
“Ni más ni menos, que una demostración de amor, en la voz de un poeta, la musa inspiradora que hizo trascender y palpitar en el corazón hecho canción…”.
Esta historia tiene como protagonistas a una mujer –muy bella- y un poeta enamorado…
¡Conocen algunas más ustedes?…
-Mercedes Strickler Khalov que nació el 21 de diciembre de 1916 en la zona rural de Humboldt (Pcia. de Santa Fe), donde sus abuelos suizos y alemanes habían sido los primeros habitantes de los campos de la zona. Mercedes, desde temprana edad comenzó a colaborar con su familia en las tareas rurales, de modo que sus días alternaban entre el campo y algunas salidas al pueblo de Humboldt, distante a 10 km. de su hogar. Allí iba para los festejos de carnaval y algunos bailes. Y Ramón Sixto Ríos, nacido el 6 de agosto de 1913 en Federación, Entre Ríos. Compositor, poeta –Sus padres apoyaron sus inquietudes musicales, desde niño-

La radio tal vez haya sido el primer encuentro – a la distancia- entre ellos, porque Ríos diría:
“Yo tocaba en radio Libertad cuando recibí una carta de ella diciendo que me escuchaba desde su pueblo, me pidió que le enviara una foto autografiada, allí comenzó el ir y venir de cartas.

Un día de 1939 llegó al Club Atlético Sarmiento de Humboldt el conjunto teatral integrado entre otros artistas por Ramón Sixto Ríos. Era un joven muy apuesto que tocaba la guitarra y que en uno de los intervalos de la obra, en donde se bailaba, y deslumbrado por la joven rubia de 24 años y muy hermosa, que estaba con un grupo de amigas, luciendo un vestido blanco, la invitó a bailar, Ramón con 27, también estaba muy elegante con su traje azul, charlaron y se hicieron amigos, sin pensar que ese sería el origen de una historia de amor que se convertiría en una de las canciones más románticas de la música del litoral argentino.
El romance se dio a la vieja usanza. Sin tutearse, Ramón y Mercedes iniciaron una relación amistosa que, cuando el músico debió regresar a Buenos Aires, continuó por carta a lo largo de seis meses.
“Asi nació nuestro querer, con ilusión y mucha fe”
<EL prometió escribir una canción con su nombre, composición que en primer momento fue solo música y que fue grabada por Transito Cocomarola>
<< 5 de Junio de 1952, se registra “Merceditas”, chamamé con letra y música de Sixto Ríos.>>
Merceditas era poseedora de una belleza como pocas, grandes ojos azules transparentes, pelo rubio como el trigal, de una personalidad segura y libre, con fuerte arraigo a su lugar, todo lo que sin dudas cautivó el corazón de aquel hombre. Embelesado, Ramón con toda resolución tomó un colectivo rumbo a Santa Fe y llegó a su casa con los anillos para ofrecerle casamiento. Los padres de Mercedes estaban de acuerdo, pero ella no:
«Simplemente me arrepentí» -diría después…
“Pero no sé porqué la flor se marchitó y muriendo fue…”
Pasaron Cinco meses de aquella propuesta, Merceditas estaba en la cocina de su casa y escuchó por radio un chamamé pegadizo… que le llamó la atención.
“Que dulce encanto tienen tus recuerdos Merceditas,
aromada florecita, amor mío de una vez…”

-La letra tenía frases enteras que Ramón le había dicho personalmente, enseguida se dio cuenta.
“Amándola con loco amor…”

Pero el ¡NO! estaba dicho y poco después, Ramón contrajo matrimonio, la felicidad duró poco, ya que al cabo de dos años enviudó.
Pasó el tiempo y un día el destino los volvió a encontrar, por cartas en principio y luego en persona. Volvió entonces a proponerle casamiento, pero ella nuevamente lo rechazó, acompañada de una sonrisa y un claro deseo de continuar su amistad, demasiado apegada a una soltería que le permitía hacer cosas poco usuales para la época, como usar ropa de cuero y andar en moto.
-cuentan que tenía dos motos, una negra y otra roja y qué según cual usara combinaba su ropa-.
Desde ese nuevo encuentro hasta el final de Ríos (acaecido en 1994) jamás dejaron de escribirse, e incluso frecuentarse ya que Mercedes solía asistir a los festejos de cumpleaños de Sixto, en Bs As. Ese vínculo nacido en los 40, marcó respeto mutuo y profundo cariño.

La última carta de Merceditas le dice:
<Amorsito hace tanto que no sé nada de vos…>
-Ramón Sixto Ríos había fallecido-.
En la ciudad de Federación, donde nació Ríos, una calle lleva su nombre y en el comienzo de la misma, hay un monumento a Merceditas.

El 8 de junio de 2001 en la ciudad de Esperanza también se apagó la vida de Merceditas, la ciudad de Humbolt también tiene una calle con su nombre.

“Pero a pesar del tiempo transcurrido es Merceditas
la leyenda que palpita en mi nostálgica canción…”

La historia de un amor no correspondido hecha monumento e inmortalizando al poeta…
-aunque pocos recuerden su nombre-
decía…  Osiris Rodrguez Castillos:
“Polvo se hará mi guitarra
mi memoria cerrazón,
mi nombre puede que muera
mi copla puede que no…”