Semana de concientizaciónParto respetado: avances y desafíos a casi 20 años de sancionada la ley que lo promueve
16 mayo, 2023
Quienes trabajan en el tema destacan los cambios en instituciones públicas del país que avanzan en garantizar esas prácticas «sin intervenciones innecesarias», con más opciones para acompañar las necesidades de las gestantes y mayor «apertura a sus decisiones».
La Maternidad Estela de Carlotto, uno de los centros de salud donde el parto respetado es premisa. /Foto: Pepe Mateos.
Pese a que la violencia obstétrica persiste con cifras elevadas y que, en general, un parto respetado no es «accesible para todas las mujeres», especialistas consultadas por Télam destacaron los cambios en instituciones públicas del país que avanzan en garantizar esas prácticas «sin intervenciones innecesarias», con más opciones para acompañar las necesidades de las gestantes y mayor «apertura a sus decisiones».
«Lo que buscamos es que puedan transitar de una manera más empática el trabajo de parto, que las mujeres puedan recuperar su autonomía en este proceso tan íntimo», dijo Liliana Rondal, licenciada en obstetricia del hospital público porteño Teodoro Álvarez, donde lleva más de dos décadas como partera.
«Puede ser que tengamos el saber médico, pero es la mujer quien pone el cuerpo, no nosotros. Tenemos que explicar e informar y la mujer es quien tiene que decidir cómo quiere parir. Eso es algo que todavía falta mucho», agregó Rondal en diálogo con Télam.
La ley 25.929 de Parto Humanizado de 2004 establece el derecho al trato digno, a no ser maltratadas, humilladas, a la atención sanitaria de calidad, al derecho a estar acompañadas en todo el proceso y a decidir sobre las intervenciones con toda la información.
Sin bien esta práctica todavía «está lejos» de ser generalizada, cada vez más instituciones públicas y privadas «buscan adaptarse tanto con modificaciones de infraestructura como por la capacitación profesional», añadió.
Se trata, aseguró, de acompañar los partos respetando la fisiología y los tiempos de los mismos, evitar las «intervenciones innecesarias» y las imposiciones y, especialmente, «escuchar los deseos y necesidades» de las mujeres y personas gestantes.
Una maternidad pionera en Moreno
En Moreno, provincia de Buenos Aires, la Maternidad Estela de Carlotto fue desde su creación, hace una década, una referencia del parto respetado.
Siguiendo las recomendaciones a nivel mundial, en ambas instituciones públicas se crearon las unidades de Trabajo de Parto y Recuperación (TPR), salas apropiadas para que puedan transitar «con tranquilidad e intimidad» el trabajo de parto, el parto en sí y la recuperación durante las primeras horas.
Laura Lorenzo, partera en esta maternidad bonaerense, detalló que las salas cuentan con espacio para moverse, baño con ducha, pelota de esferodinamia, banquito de parto, una tela para sostener y colchonetas, entre otros elementos «para favorecer la fisiología y para usar lo que se llama analgesia no farmacológica, alivios del dolor sin fármacos».
«Los partos no son sin intervención, sino con intervenciones mínimas, esto significa contar con todas las intervenciones conocidas en la obstetricia y utilizarlas sólo en la mujer que sea necesario», explicó Lorenzo.
Y continuó: «Que la mujer ocupe su lugar ‘protagónico’ en el parto significa que reciba lo que necesita y aquello que no requiere no va a ser beneficioso».
Al respecto, Rondal aseguró que esta modalidad está «descrita por la Organización Mundial de la Salud y la evidencia científica lo demuestra».
Las especialistas coincidieron, sin embargo, en que «no se da en todos los hospitales» porque garantizarlo «es complejo» tanto por las condiciones laborales del personal de salud como por las «lógicas de algunas instituciones».
«A veces tenemos entre 15 y 18 nacimientos en una guardia, se dificulta poder acompañar como quisiéramos», agregó.
La experiencia en Santa Fe
En la provincia de Santa Fe, en tanto, la red de atención pública para personas gestantes que brinda el servicio de parto respetado se extiende en todo su territorio con maternidades reconocidas a nivel nacional y ubicadas en puntos estratégicos para garantizar el acceso.
Uno de ellos es el Hospital Iturraspe de la ciudad de Santa Fe, una institución que cuenta con cinco salas de TPR y que asiste partos de bajo y alto riesgo «en urgencia las 24 horas y todos los días del año».
«A lo largo de los años hemos ido creciendo y especializándonos, hoy contamos con espacios que nos permiten respetar la intimidad, proporcionar el acompañamiento desde antes del nacimiento, durante el trabajo de parto y el nacimiento», aseguró a Télam Milagros Cuenca, directora del hospital, que apunta a brinda «un abordaje integral».
Asimismo, destacó que dentro del paradigma del parto respetado el hospital «atiende comunidades originarias y busca respetar sus tradiciones para generar un bienestar emocional y físico que redunda en partos más humanos».
«Tenemos en cuenta a todas las culturas y tradiciones que se integran en un intercambio entre las instituciones y la comunidad», explicó Cuenca sobre las personas gestantes de estas comunidades, muchas veces vulneradas en sus partos.
En tanto, en el hospital público Roque Sáenz Peña, en Rosario, se asisten desde 2017 partos en el agua, al igual que en el hospital Ramón Carrillo, en la localidad mendocina de Las Heras.
Mendoza
En Mendoza capital, la Maternidad Misericordia de la Obra Social del Empleado Público también es una institución «categorizada» y que sigue los lineamientos de la Guía de Maternidad segura y centrada en la familia, que busca garantizar el respeto de «todos los derechos en proceso de nacimiento que transita la mujer».
Así lo explicó a Télam Flavia Yáñez, licenciada en obstetricia de la institución, quien destacó que el foco está en no considerar a una embarazada «como una persona enferma».
«Tratamos de que se encuentre informada en todas las acciones que hace el equipo de salud, que tenga el contacto piel con piel con el bebé, que la lactancia materna sea instalada lo más precozmente posible, que esté acompañada en todo el proceso», detalló Yáñez.
«No solo se respeta el derecho de la mujer, sino también para el bebé y su familia», agregó.
Convocan a la primera marcha nacional contra la violencia obstétrica en Caba y varias provincias
Más de 30 organizaciones convocaron a la primera marcha contra la violencia ginecobstétrica y neonatal, que se realizará mañana en la ciudad de Buenos Aires y distintas provincias, en reclamo de la «efectiva» aplicación de la Ley de Parto Respetado en «todas las instituciones del país», en el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado.
«Nuestro país tiene un marco legal que es de avanzada, una ley que permite desnaturalizar un montón de prácticas que son violentas y que desconocíamos que lo eran, pero el problema es que se respeta en muy pocas instituciones», dijo a Télam Luján Arcidiacono, coordinadora de la Campaña «Mi parto, Mi decisión».
Según un relevamiento del Observatorio de Violencia Obstétrica de Argentina (OVO) de 2015, el único disponible, aún con la Ley de Parto Respetado vigente «el 90% de las mujeres y personas gestantes sufre violencia obstétrica en Argentina».
Maltrato verbal, no permitir el contacto de los recién nacidos con sus madres, escaso acompañamiento a las mujeres en sus estudios y parto y que «no se escuche sus deseos y necesidades» durante el proceso son algunos ejemplos.
También no informar ni explicar las intervenciones que se hacen, realizar otras que son innecesarias «con distintos niveles de incidencia» o minimizar el dolor de las gestantes y «negar asistencia».
«La violencia verbal y física tiene datos muy alarmantes, entendiendo el maltrato también como negación de asistencia, que una mujer pida ayuda y se le niegue la asistencia», indicó Arcidiacono.
Respecto a las intervenciones en el parto, precisó que «por supuesto que hay algunas que son necesarias y que nadie discute», pero «lo que dice la ley es que las intervenciones que no son necesarias y que se realizan sin consentimiento informado, son violencia obstétrica».
«Como todas las violencias de género, la violencia obstétrica se recrudece e intensifica en los sectores más vulnerables, en términos económicos, culturales y etarios», agregó Arcidiacono.
En ese sentido, destacó el reclamo de justicia por Ainara, una joven de 17 años que a mediados de abril «dio a luz en el Hospital Municipal de General Belgrano, en la provincia de Buenos Aires, en un proceso de parto y nacimiento plagado de sucesos de violencia ginecobstétrica y neonatal que derivaron en complicaciones severas para Ainara y su bebé Jazhiel, quien falleció unos días después de nacer».
Mediante un comunicado de prensa, la familia detalló que se trataba de un «embarazo sano, sin complicaciones».
«Ainara fue ingresada el 12 de abril por la mañana, sola, negándole el derecho a estar acompañada, tal como lo establece la ley de Parto Respetado. Mientras Ainara decía una y otra vez que no podía más, que le hicieran una cesárea, el médico pediatra se le tiró encima y le aplastó la panza», relataron.
La maniobra es conocida con el nombre de Kristeller y no está recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace décadas porque genera «un impacto profundo de la cabeza del bebé sobre la pelvis de la madre».
«El bebé (Jazhiel) nació con un daño neurológico irreversible y murió a los días», lamentó Arcidiacono, y aseguró que «el relato de Ainara es el de miles». «La violencia obstétrica puede matar, así de simple», enfatizó.
Ante esta situación, la Campaña «Mi parto, Mi decisión» junto con más de 30 organizaciones convocaron a la Primera Marcha Nacional Contra la Violencia Ginecobstétrica y Neonatal este miércoles a las 17 horas en la plaza del Congreso.
Asimismo, se realizarán actividades en distintas provincias que pueden ser consultadas a través de las redes sociales de la Campaña «Mi parto, Mi decisión».
FUENTE:TELAM/Por María Clara Olmos