Los radares para control de velocidad y las fotomultas, tendrán seguramente en esta temporada estival, un alto protagonismo en las rutas del país, pero particularmente en las de la provincia de Buenos Aires, y en específico, en aquellas que conducen hacia la costa atlántica.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) junto a órganos provinciales y municipales de Buenos Aires montaron un programa de radarización, con el objetivo de reducir la cantidad de accidentes de tránsito, flagelo que se cobra miles de vida en el país. Se supo que unos 95 cinemómetros (dispositivos que miden en tiempo real la velocidad de un vehículo) fueron distribuidos en las principales rutas nacionales del país, y unos 54 colocados por entidades provinciales y municipales en el corredor costero que une la Autopista Buenos Aires-La Plata con los balnearios de la Costa Atlántica a través de las rutas 2, 11, 63 y 74.

CAMINO A MAR, PERO CONTROLADO

Sobre las rutas que llevan a las playas bonaerenses se instalaron un total de cincuenta y cuatro radares que están distribuidos en 20 puntos estratégicos, instalados en uno o ambos sentidos de la ruta y en uno o más puestos de control. Controlan velocidades de circulación superiores a 60 km/h e inferiores a 130 km/h, según su localización.

Sobre la ruta dos existen un total de 17 sensores; mientras que para llegar a Pinamar desde el mismo destino, se deben superar unos 18 puestos. En tanto, al ingresar al Partido de La Costa, la cantidad de radares asciende a 19.

No es un dato menor cumplir con las normas de tránsito en cuanto a velocidad, por cuanto los valores de las multas que se cobran no son precisamente económicos: puede ir de 150 a 1.000 Unidades Fijas (UF), el cálculo equivalente al precio por litro de nafta de mayor octanaje informado por Automóvil Club Argentino (ACA) con sede en la ciudad de La Plata. O sea que según sea el caso, una multa por exceso de velocidad puede superar los veinte mil pesos.