Donde las palabras no llegan…Historias de Abrazos

Donde las palabras no llegan…

Historias de Abrazos

22 octubre, 2020 Desactivado Por Juan Alberto Lalanne

En tiempos de distanciamiento social acaecido por la pandemia vigente, el privarnos del abrazo tan necesario en todo momento es notablemente perjudicial. El abrazo encierra no sólo el fruto en la circular figura, sino también un sublime momento de “apego de almas”.

Aunque algunas acepciones habilitan figuras donde la acción abrazar es protagonista, nosotros elegimos la de sentir el corazón del otro… pero igual mostramos lo que el diccionario dice sobre abrazar:

 

Apretar entre los brazos, ceñir con ellos; ej: Abrazar un árbol; abrazar a la amada.

Prender, circundar algunas plantas trepadoras; ej: La enredadera abraza el muro

Rodear, ceñir; ej: La isla era abrazada por un mar azul.

Contener, incluir alguna cosa en toda su extensión; ej: El debate abrazo numerosos asuntos.

Abarcar con la vista o el pensamiento en toda su extensión; ej: Abrazar el horizonte de una mirada.

Entregarse a una cosa, aceptarla, seguirla; ej: Abrazar la carrera profesional

 

He ahí las distintas maneras de emplear la acción de abrazar algo, pero nosotros queremos referirnos al abrazo, al choque de corazones, la demostración fehaciente del afecto.

Durante el siglo XIX, más de la mitad de los lactantes recluidos en las inclusas morían durante su primer año de vida de una afección denominada marasmo, palabra de origen griego que significa «consunción». La enfermedad también se conocía como debilidad o atrofia infantil.
En fecha tan tardía como la segunda década del siglo XX, la tasa de mortalidad en los lactantes menores de 1 año en diferentes inclusas de Estados Unidos era casi del cien por cien. En su informe de 1915 sobre las instituciones infantiles de diez ciudades distintas, el doctor Henry Dwight Chapin, distinguido pediatra de Nueva York, hizo la asombrosa declaración de que en todas las instituciones, excepto en una, todos los niños menores de 2 años fallecían.

Durante la reunión que la Sociedad Americana de Pediatría celebró en Filadelfia, los distintos participantes en la discusión sobre el informe del doctor Chapin corroboraron los descubrimientos de éste a partir de sus propias experiencias. El doctor R. Hamil señaló, con lúgubre ironía: «Tuve el honor de estar relacionado con una institución de esta ciudad de Filadelfia cuya mortalidad entre los menores de 1 año, cuando la institución los admitía y retenía durante cierto tiempo, era del cien por cien». El doctor R. T. Southworth añadió: «Puedo ofrecer el ejemplo de una institución de la ciudad de Nueva York, que ya no existe, donde, a raíz de la muy considerable mortalidad entre los lactantes admitidos, se acostumbraba a anotar en la ficha de ingreso que la condición del niño era la de desahuciado y así cubrirse las espaldas por lo que pudiese pasar». Finalmente, el doctor J. M. Knox describió un estudio que había realizado en Baltimore:  de los doscientos niños admitidos en distintas instituciones, casi el 90 % falleció a lo largo de un año. El 10 % superviviente, afirmó, consiguió sobrevivir porque salía de las instituciones durante breves períodos bajo la tutela de padres adoptivos o parientes.

Resulta increíble leer y admitir esto en estos tiempos, verdad?, pero es parte de la historia de los seres.

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En nuestra historia han existido abrazos memorables, que han quedado en la memoria colectiva del pueblo.

El tema en cuestión, nos invita a rememorar y compartir aquellos abrazos que han traspasado las emociones de los protagonistas para generar a partir de ellos, situaciones productivas en la sociedad.

Hagamos memoria…

Partamos del emblemático abrazo (de perdón)  protagonizado por Juan Pablo II a su presunto asesino.

En mayo de 1981 Mehmet Ali Agca dispara hasta cuatro veces al Papa Juan Pablo II. Dos años más tarde el pontífice visita su celda y lo perdona; sin dudas le dejó al antes agresor, la enseñanza y la muestra de que el amor vence al odio, ya que en la actualidad visita y lleva flores a la tumba del Papa Juan Pablo II.

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El abrazo de José de San Martin y Simón Bolívar, celebrado después del histórico encuentro en Guayaquil el 27 de julio de 1822.

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Corría 1992 cuando se encontraron (por primera vez) las míticas Tita Merello y Malvina Pastorino (ambas habían sido esposas del recordado Luis Sandrini) y ese encuentro produjo un emocionado abrazo que propiciaron lágrimas colectivas, donde quedó claro que la química del abrazo potencia el buen humor y la comodidad del momento.

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El 19 de noviembre de 1972 en Gaspar Campos, tiene lugar otro recordado abrazo, el de Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, adversarios políticos de notables diferencias, que sellaron las mismas, aunando esfuerzos para un nuevo camino en sociedad.

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El abrazo emocionado de “Minguito” y Jorge Porcel en pleno programa de Polémica en el Bar de la década del 80, siempre fue objeto de emoción en los televidentes que encuentran el video en la red. Cuentan que ambos estaban distanciados y eran necesarios en el programa -y pedidos por la teleaudiencia-, después de conversar y pautar el encuentro, comienza el bloque…

En diálogo los habituales concurrentes al café, tenían en conversación a Minguito, a lo que sentencia “el gordo”: ¡BASTA DE HABLAR DE MINGO! Y entonces, irrumpe la presencia del conocido actor –Juan Carlos Altavista- con el latiguillo: TRI-TRIII, y chocan en un emocionado abrazo (No estaba en el libreto esa emoción)

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El siguiente abrazo que contaré fue protagonizado por el destacado pintor uruguayo Carlos Páez Vilaró con su hijo.

Carlos Paez(h) formaba parte del seleccionado uruguayo de rugby que en 1972  viajaba a Chile en el avión que cayó en la cordillera de Los Andes. Los sobrevivientes batallaron por 70 días, hasta que los encontraron, provocando la historia conocida y de la que tanto se ha escrito y hablado e incluso llevada al cine.

Carlos Paez: “ Caímos donde las nieves son eternas””

El fotógrafo Antonio Caruso que obtuvo la imagen contó:

“Yo salí en el mismo avión que Carlos Paéz Vilaró, que iba a buscar a su hijo. Pero pasaron diez días del accidente y los dan por muertos, pero Carlitos se queda en Chile y sigue buscando. Tanto es así que era «el loco que busca a su hijo»”.

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El 8 de setiembre de 1967, a la espera de que sus amigos salieran de la escuela para ir a jugar un picado, al pequeño Víctor (tres días antes había cumplido 12 años) se le ocurrió la muy mala idea de subirse a una torre de alta tensión. No era la primera vez que lo hacía, le gustaba la altura y también le encantaba ver cómo bajaban los aviones para aterrizar en el aeropuerto de Ezeiza, allá, a unos 50 kilómetros de su barrio. “Pero en un momento perdí el equilibrio, y con la mano derecha agarré el cable… Yo no sabía que tenía electricidad, y al sentir la corriente, con la mano izquierda me agarré la muñeca derecha para intentar zafarmeLa descarga me carbonizó los dos brazos y me empujó al vacío: caí de espaldas de casi 15 metros de altura. Nadie se explica cómo sobreviví a eso”, cuenta Victor Dell’ Aquila que llega para celebrar junto a Alberto Tarantini y al Pato Fillol el campeonato del mundo. La foto llevó el título “El abrazo del alma” y se convirtió en la mejor del Mundial 78.

 

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Y el más reciente, no es menos notable que los anteriores, sucedió hace unas horas entre dos reconocidos pesos fuertes de la política uruguaya, históricamente enfrentados, durante años, esos años que pasaron para ambos, uno de 85 y el otro de 84, los inviernos de la vida les dejó marcas a los dos, marcas de construcción para los continuadores. Los protagonistas: José pepe Mujica y Julio María Sanguinetti, ex presidentes de la República Oriental del Uruguay.

Los beneficios físicos que nos ofrecen los abrazos mejoran la autoestima, aumentan el bienestar,  la tranquilidad y la felicidad, mejora el sistema inmune, relaja los músculos, reduce el riesgo de padecer demencia, rejuvenece el cuerpo. Cuando damos un abrazo estimulamos el proceso de transporte del oxígeno a los tejidos… ¿quién después de dar un abrazo se siente peor que antes de darlo?

En fin…¡HAGALO POR SALUD!

”los abrazos son la única forma física conocida que tiene el ser humano de parar el tiempo” (Risto Mejide)

 

No olvidemos que debemos cuidarnos y cuidarlos a los destinatarios de nuestros abrazos.

Mientras tanto, pongámosle palabras a los abrazos virtuales, algo que parecía imposible pero sabemos que no es difícil.