El cine como aliado en la batalla a favor de la comida saludable
9 octubre, 2019Quince años después de haber obligado a McDonald’s a modificar sus menús en «Super Size Me», ahora Morgan Spurlock la emprende contra los pollos fritos. En lugar de consumidor como en «Super Size Me», ahora instaló su propio local de pollos fritos con alertas de todo tipo.
Nueva York – Hace quince años, el documentalista Morgan Spurlock se puso al borde de la muerte tras ingerir sólo comida chatarra en McDonald’s durante un mes. Aunque terminó hospitalizado, eso le sirvió de base para su documental “Super Size Me” (estrenado en un centenar de países, incluida la Argentina). Ese film tuvo efectos permanentes en la firma de comida rápida que denunció, la que no sólo modificó sus formas de preparación sino también los tamaños (en los EE.UU. siempre fueron mayores las porciones que en el resto del mundo).
Ahora Spurlock pasó de ser un ávido consumidor de Big Macs a servir sus propios sándwiches de pollo en “Super Size Me 2: Holy Chicken!”, una mirada seria a una industria que procesa anualmente 9.000 millones de animales en los Estados Unidos. “Creo que la intención es brindar una perspectiva diferente del mundo de la comida rápida desde un punto de vista mucho más corporativo”, dijo Spurlock. Los espectadores pueden ver al cineasta viajar a Alabama para aprender sobre la cría de pollos y seguir todo el proceso hasta que él mismo abre su propio restaurante de pollo en Ohio, la capital de las pruebas de mercado de la nación.
Desde su manifiesto fílmico contra McDonald’, la comida rápida ha visto una explosión de restaurantes que resaltan el uso de productos frescos, métodos artesanales, bondades de la granja a la mesa e ingredientes obtenidos de manera ética. Pero a nivel nutricional, las cosas no han cambiado mucho. “Ha habido un enorme giro y la gente me pregunta, ‘Entonces, ¿se ha vuelto más sana la comida?’ Yo les digo, ‘Bueno, el marketing sí”, dijo.
“Super Size Me 2: Holy Chicken!” se enfoca en dos partes del mundo de la comida rápida: los criadores de pollos atrapados en un sistema financiero particular, y el intento de las cadenas de comida rápida de hacer creer a los consumidores que están comiendo más sano. Considera que términos como “completamente natural”, ‘’libres de jaulas” y “sin hormonas” carecen de sentido. Descubre que con ofrecerles apenas unos pocos centímetros de espacio amurallado al aire libre, los pollos son oficialmente “libres de jaulas”.
También muestra que 99% de los pollos que comemos son producidos por cinco compañías. Al hablar con granjeros, destapa un sistema de recompensas que los hace “trabajadores no remunerados” de Big Chicken. Los propios pollos de Spurlock son criados para crecer tan rápido que a menudo sufren ataques cardiacos o no pueden mantenerse de pie.
El restaurante de Spurlock se convierte en un audaz contrapunto de la industria al ofrecer fotos reales de sus pollos pálidos y tristes para desmentir la publicidad positiva en los carteles y explicar en las paredes el maltrato a los granjeros. En el envoltorio de sus sandwiches dice “Mejor para ti: suena maravilloso, pero no significa nada”. Su personal mal remunerado usa camisetas en las que dice “Tiempo parcial todo el tiempo”. Spurlock admite que pinta marcas de parrillera en el pollo frito para hacerlo lucir más saludable y que pinta las paredes de verde para dar la impresión de que su comida es natural.
“Creo que el restaurant hace un gran trabajo en ese sentido y como que le arranca la curita a los términos engañosos y al paisaje fracturado de nuestro sistema de alimentos”, expresó.
El film incluye toques clásicos de Spurlock, como gráficos animados y música entretenida, con un estilo provocativo tipo Michael Moore y su propio sentido del humor y patetismo.
“Quise poder acercarme en los momentos serios. Quise poder respirar en los momentos de levedad. Quiero darles permiso para que rían en los lugares que es realmente difícil reír”, dijo.
“Al final del día quiero darles espinaca, pero quiero que sepa a algodón de azúcar. Y cuanto más espinaca con sabor a algodón de azúcar les dé, más la comerán”, añadió. Su restaurante pop-up en Ohio ha cerrado desde entonces, pero Spurlock lo trajo a Nueva York en coincidencia con el estreno del film. Dijo que una compañía de franquicias le ofreció abrir locales de su restaurante alrededor del país, pero que no han llegado a ningún acuerdo.
Fuente: Ámbito