Historias para ser contadasBazurko, aquel cura goleador que terminó con el invicto internacional del Estudiantes de Zubeldía

Historias para ser contadas

Bazurko, aquel cura goleador que terminó con el invicto internacional del Estudiantes de Zubeldía

26 julio, 2020 Desactivado Por ZETA NOTICIAS

 

No todos conocen la historia del sacerdote católico que fue jugador de fútbol profesional, y goleador. En 2014 se fue de este mundo, un cura que supo convertir un gol en Copa Libertadores de América, que aún es recordado, porque ese grito sagrado significó terminar con el invicto en el torneo continental, del mítico Estudiantes de La Plata que dirigía Osvaldo Zubeldía.

El personaje de esta historia había nacido en el país vasco, más precisamente en Motrico (Gipuzkoa), en 1944, en medio de la pobreza generalizada que golpeaba a la península ibérica, luego de años de guerra civil, y con la segunda guerra mundial aún en desarrollo, pero ya en sus postrimerías.

Nadie podía imaginar que ese Juan Manuel Bazurco Ulacia que estaba llegando al mundo, iba a ser el autor del gol de Barcelona de Guayaquil (Ecuador) en 1971, cuando con ese grito Estudiantes de La Plata perdiera su invicto en el torneo internacional que lo tuviera como campeón en tres ediciones por aquellos años finales de la década del sesenta. Ese gol de un Bazurco que con veintisiete años ya tenía toda una vida deportiva y religiosa transitada, fue a pase de Alberto “La Joya” Spencer, el jugador más importante de la historia de Ecuador, e ídolo en el fútbol sudamericano de otro grande del continente, como es Peñarol de Montevideo.

En su tierra vasca natal, era común ver a los sacerdotes lucirse en la práctica de la pelota, pero ante los frontones, en el deporte vasco por excelencia. Raro fue entonces que este cura, e incluso antes como niño, se luciera siempre en picados futboleros en los que mostraba que además de religioso, era bueno para tratar la redonda.

Su condición de sacerdote y jugador se mostró inicialmente compatible en su tierra natal, cuando fue joven goleador del Motriko, un modesto equipo de la localidad homónima que es fronteriza con Bizkaia y que en esos años de fines de la década del cincuenta y principios de los años sesenta militaba en la tercera división española. Como era cura antes que futbolista, rechazó varias veces las propuestas de la Real Sociedad, que infructuosamente buscó sumarlo a sus filas, para disputar el torneo de primera división de España.

La razón de esa negativa al equipo vasco tuvo que ver con su fe: aceptó radicarse en Ecuador para predicar la palabra de Dios, puntualmente en la ciudad de Guayaquil.

Pero el gusto por la práctica del fútbol no se pierde tan fácilmente, y al fin de cuentas, Dios no se enoja con los futbolistas, o eso habrá pensado Bazurco, quien a poco de llegar al trópico, se alistó en otro modesto equipo de una liga menor, el San Camilo de Quevedo, ubicado en la provincia ecuatoriana de Los Ríos.

Los goles convertidos por este cura tan particular otra vez fueron noticia, y pasó a otro modesto equipo pero de la primera división, como la Liga Deportiva Universitaria de Portoviejo, donde siguió con su sagrada costumbre de hacer goles. Así, llegó el momento de pasar al poderoso Barcelona de Ecuador para disputar nada menos que la Copa Libertadores de América.

Para siempre será recordada su participación en esa competencia. Aquel equipo de Barcelona pasó la primera fase de la edición de 1971 de la competencia derrotando al también ecuatoriano Emelec en un cotejo desempate, siendo ambos los dos mejores de un grupo del que participaron también los colombianos Junior y Deportivo Cali.

Luego de esto llegaron las semifinales, donde le tocó eliminarse con Estudiantes de La Plata, por entonces tricampeón de América, y con Unión Española de Chile.

Barcelona quedó fuera de carrera en esa instancia, pero un capítulo aparte merece sus duelos de ida y vuelta con Estudiantes de La Plata. En Guayaquil venció el Pincharrata por la mínima diferencia y en La Plata lo hizo Barcelona, gracias al tanto heroico de Bazurko en esa noche de otoño (fue el 29 de abril de 1971) que acompañó el cotejo.

De aquel partido en La Plata que terminó con la victoria ecuatoriana gracias al gol del sacerdote, el propio Bazurco supo recordar en una entrevista que brindó en 2013 (un año antes de su fallecimiento) que “…los argentinos no podían creerlo, nos tiraron monedas, naranjas y muchas cosas más…esa noche fue como David y Goliat: el Barcelona había jugado muy pocas veces la Libertadores y Estudiantes ya había ganado tres”.

Es probable (¿por qué no?) que algún fanático pincha sea ahora lector de estas líneas  y recuerde aquella noche de abril de 1971. Entonces también puede recordar como terminó el invicto internacional del equipo de Zubeldía, con ese gol que el cura Bazurco describió con precisión en 2013: “Estudiantes en su cancha jugaba más abierto y no se defendía tanto. Nos dejaron un espacio y en cuatro toques, sacó la pelota el arquero, tocó de cabeza un compañero, me cayó a mí y con una jugada logré anticipar al arquero y tirársela por encima. Fue un gol muy rápido. Fue en el minuto 18 del segundo tiempo y después de eso nos olvidamos de atacar, hasta yo me paré de defensa. Estudiantes era muy fuerte en su estadio y su hinchada nunca la había visto perder. En Guayaquil fue una fiesta. Es que en ese momento ganarle a un equipo argentino era una hazaña”.

La historia de Bazurco luego siguió por otros carriles; a poco de aquella histórica noche en 1 y 57 de La Plata, terminó por alejarse del fútbol profesional. Incluso regresó a España, abandonó el sacerdocio, se casó, tuvo hijos y se transformó en profesor de Filosofía en un instituto de la ciudad de San Sebastián, donde falleció el 20 de marzo de 2013, a los setenta años.

Así las cosas, el goleador que amargó a Zubeldía, Bilardo, Aguirre Suárez y tantos otros héroes pincharratas, reunía religión, fútbol y filosofía. Elementos suficientes para que esta historia sea contada cada tanto, entre esas muchas especiales que se condensan en todo el mundo, alrededor del fútbol.