Las novedades cotidianas en torno al avance de la pandemia en el país, no son para nada alentadoras. El incremento de los casos de contagios, como también de las muertes que ya superaron el número de 21.000, es un verdadero signo de alarma, en el marco de los meses que todos saben aún quedan por transitarse hasta tanto la vacuna sea una realidad.

En ese contexto, fue sí alentador escuchar al ministro de salud Ginés González García, quien anticipó que a mediados de octubre estarán disponibles dos medicamentos de producción nacional contra el coronavirus, que tendrán un “efecto importante” en tratamientos clínicos, aunque aclaró que no se trata de remedios específicos desarrollados contra el virus, sino que tras una serie de pruebas se determinó que “funcionan muy bien contra el COVID-19”.

Como contrapartida negativa a todo esto, se supo en las últimas horas de un estudio realizado a nivel nacional en doce hospitales públicos y privados reveló que el uso de plasma de convalecientes de coronavirus no tuvo impacto positivo en la salud de personas internadas en grave estado con neumonías bilaterales por COVID-19. El informe “PlasmAR” relevó a 334 pacientes con cuadros severos por el virus, con un promedio de 62 años, y arrojó que el uso del plasma, la parte líquida de la sangre que contiene anticuerpos, no se asoció a ningún beneficio clínico significativo.

Volviendo al elevado (en proporción) número de fallecidos que se registra en el país, el médico clínico y asesor del presidente de la Nación, Luis Cámera, expresó su preocupación por el aumento de casos y de fallecidos por COVID-19 y remarcó que “el cincuenta por ciento de la población no percibe su enfermedad y contagia”. También sostuvo que el virus permanecerá por mucho tiempo y habrá que mantener los cuidados.