La provincia de Buenos Aires tiene que arreglarse por cuenta propia. La millonaria deuda que generó el gobierno de María Eugenia Vidal, sumado al arrastre que el estado bonaerense tenía desde años anteriores, es “patrimonio exclusivo” del gobernador Axel Kicillof y su equipo de colaboradores. El gobierno nacional aclaró que no auxiliará financieramente a la provincia de Buenos Aires para que pague vencimientos de su deuda.

El ministro de economía de la nación Martín Guzmán adelantó esto, que luego fue confirmado por el presidente Alberto Fernández en una entrevista exclusiva concedida al canal C5N.

La definición de todo esto derivó en la fuerte caída de los bonos provinciales. La pérdida más significativa fue la del BP21, título provincial que vence el 26 de enero, por 277 millones de dólares en amortización e intereses y que desató los rumores de salvataje nacional. Desde la cartera de Economía nacional confirmaron que no había ninguna posibilidad desde lo práctico y jurídico de habilitar esa ayuda en medio de una negociación con acreedores como la que está llevando adelante Guzmán.

El ministro de economía provincial, Pablo López, tiene por delante el enorme desafío de lograr encauzar la desmadrada realidad financiera de la provincia. La gestión de la gobernadora Vidal acumuló vencimientos de muy corto plazo que son una verdadera bomba de tiempo. Sólo a modo de ejemplo, debe decirse que la semana próxima el gobierno bonaerense afronta 571 millones de dólares (253 millones el 17 de enero en manos del FGS de la Anses y 277 millones el 26 de enero con tenedores privados), a los que se suman 2700 millones durante todo este año y 9000 millones hasta 2023.