Del uso de las redes al reino de la injuriaViolencia digital contra las mujeres: cuando lo virtual puede ser real

Del uso de las redes al reino de la injuria

Violencia digital contra las mujeres: cuando lo virtual puede ser real

8 junio, 2023 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

La difusión de un video íntimo, la viralización de una foto no consentida o la descalificación de determinadas corporalidades en un foro forman parte del mapa de la violencia de género digital en la Argentina. Mientras el Congreso se prepara para debatir la ley Olimpia, el mundo on line puede ser más brutal que el real.

Una de cada tres mujeres sufren violencia digital en la Argentina, según un relevamiento de Amnistía Internacional.

La circulación indiscriminada de fotos y videos a través de las redes sociales, la multiplicación de “escenas de la vida cotidiana” en apps y páginas web y la tendencia a la evaporación de las fronteras entre lo público y lo privado confluyen en una nueva forma de agresión contra las mujeres: la violencia digital.

“Las consecuencias de la violencia digital son iguales o peores que en el ámbito analógico, ya que multiplican sus efectos: con un solo clic un video íntimo puede llegar a millones de usuarios en un segundo. El efecto puede ser mucho más potente que en el mundo real”, advierte a Télam la abogada y especialista en cibercrimen y violencia digital Florencia Zerda.

“Las consecuencias de la violencia digital son iguales o peores que en el ámbito analógico”Florencia Zerda, abogada Gentic

La experta forma parte del colectivo Género y TIC (Gentic), organización que junto a Ley Olimpia Argentina y la legisladora Mónica Macha (Frente de Todos) elaboraron la denominada ley Olimpia, que acaba de tener dictamen de comisión en la Cámara de Diputados

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Según el informe “Corazones verdes”, donde Amnistía Internacional releva agresiones virtuales durante el debate sobre el aborto nuestro país, una de cada tres mujeres en la Argentina sufren violencia de género digital.

“Faltan estadísticas estatales, porque si no hay legislación no hay políticas públicas ni prevención ni relevamientos”, advierte Zerda, quien destaca la necesidad de que el Parlamento apruebe tanto la ley Olimpia, llamada así en reconocimiento a la activista mexicana Olimpia Coral Melo, como la ley Belén, y así tener nuevas herramientas para enfrentar la violencia digital.
 

Algo más que una definición

Según organismos multilaterales como ONU Mujeres, la violencia de género digital es la que se ejerce a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). Se basa en una relación desigual de poder entre varones y mujeres, y está presente en las formas que asume la violencia de género física, psicológica o sexual.

Este tipo de violencia no es uniforme sino que adquiere diferentes modalidades. La más conocida es la difusión no consentida de material íntimo. Sin embargo, Zerda detalla que hay “más de quince formas de violencia virtual”.

Entre ellas, la difusión no consensuada de material íntimo, el acoso virtual, la extorsión, la suplantación de identidad, los accesos no autorizados a dispositivos y redes sociales, los discursos de odio en línea, la difusión no consentida de datos personales y el ciberflashing (el envío no consentido de imágenes de desnudez).Pero la dinámica del desarrollo de las nuevas tecnológías digitales hace que no terminen allí, ya que “van surgiendo nuevas formas de violencia y se van aggiornando, ya que en las TICs aparecen formas originales de violentar a las personas”, detalla Zerda.

Es que la violencia digital se despliega a través de todo el espectro de las tecnologías la información y la comunicación, desde las redes sociales, apps de mensajería instantánea, páginas web y foros hasta sitios como Taringa o 4chan, blogs, apps de citas y páginas donde se consume pornografía, las que, según la experta, “están llenas de videos de mujeres que se han subido sin su consentimiento”.

Verdad consecuencia

La inmaterialidad del mundo digital acentúa su apariencia inocua, articula con la posibilidad de que lo que allí sucede carece de consecuencias en la vida real. La agresión aparece así subestimada, naturalizándose los actos violentos.

“Una de las campañas en México sostiene que ‘lo virtual es real’», relata Zerda, y enumera cómo puede ocurrir esto. “La violencia on line tiene consecuencias psicológicas, que incluye ataques de pánico, trastorno de ansiedad, consumos problemáticos, retracción de las actividades personales, falta de vínculos o corte de vínculos sexoafectivos, problemas para interactuar con familiares y amigos e, incluso, el suicidio”.

Una de cada tres mujeres sufrió alguna forma de violencia digital durante el debate sobre el aborto en la Argentina

Además, tiene derivaciones económicas. “Hoy en día –afirma- tiene importancia la calificación digital y el acoso puede afectar el trabajo; lo mismo si te extorsionan con difundir imágenes íntimas, por ejemplo, donde perdés dinero”.

También afecta la vida sexual y afectiva. “Si te vio la mitad del pueblo en el que vivís, probablemente ya no tengas ganas de volver a tener una vida sexual tan activa como antes”, asegura la autora de “Violencia de género digital” e integrante de la red de abogadas feministas.

Ocho tips para combatir la violencia digital

*No divulgar imágenes ni datos de las personas sin su consentimiento.

*Evitar exponer a los demás en las redes sociales.

*Aprender a no retratar a las personas sin su aprobación.

*No consumir cuerpos de mujeres desnudas en grupos donde se acostumbra a compartir material ínitmo, dado que la mayoría son fotos o videos sin consentimiento.

*Dejar de considerar que los cuerpos de las mujeres son públicos y que cualquiera los puede intercambiar o poner en circulación.

*No opinar sobre los cuerpos de los otros en las redes sociales.

*Dejar de pensar que nos podemos escudar en el derecho al anonimato, entendiédolo como un derecho digital inocuo, para agredir a otras personas.

*A la hora de hacer sexting, saber que hay plataformas o apps que nos permiten evitar el rostro o partes del cuerpo por los que nos pueden reconocer o que avisan si alguien hizo una captura de pantalla.

La violencia incluso tiene efectos sobre la propia vida digital. Es que tener que salir de las redes sociales puede afectar a las mujeres de distintas formas, según la actividad que desarrollen.

“Por ejemplo, si sos periodista y estas siendo agredida –ejemplifica Zerda-, cerrás tus redes sociales y eso afecta a la libertad de prensa y a la libertad de expresión. Lo mismo sucede con la libertad política, porque se agrede muchísimo a mujeres que hacen política por su aspecto físico o su vida íntima”.

 

Prevención y después

La omnipresencia de dispositivos y la imposición de cierto sentido común digital que desvanece la intimidad, la privacidad e incluso el consentimiento, vuelve más acuciante un interrogante tan simple como perturbador: Qué hacer.

“La educación, como en todas las violencias, es fundamental, por eso en la ley Olimpia pedimos que se incorpore, en los lineamientos educativos, una visión digital de las buenas prácticas en el uso de las TICs, para que aprendamos sobre esto”, sugiere la experta a Télam.

Y detalla: “Tenemos que incorporar que no se puede retratar sin consentimiento. Hay que empezar a cambiar esto de que veo algo que me gusta por la calle, le saco una foto y lo subo a las redes. Está tan de moda exponer la privacidad de las personas que hasta no nos damos cuenta”.

“Hay que empezar a cambiar esto de que veo algo que me gusta por la calle, le saco una foto y lo subo a las redes”Florencia Zerda, abogada Gentic

“Después está a la ESI (ley de Educación Sexual Integral). Muchas de las agresiones en el mundo digital son expresiones puramente misóginas. Si se eliminan el resto de las violencias, se van a surpimir también los comentarios sobre los cuerpos, los dichos desagradables acerca de la intimidad de las personas”, detalla Zerda.

La integrante de Gentic también subraya la presencia del “agresor de corte doméstico, aquel que quiere agredir a su expareja, hackear sus redes, manipular información sobre ella. Ahí es importante que profesionales de la salud mental puedan trabajar con esas personas”.

Sobre lo que pueden hacer las mujeres para enfrentar la violencia digital, Zerda reconoce que sin bien hay indicaciones que éstas pueden seguir, “las prácticas educativas tienen que ir dirigidas hacia los potenciales agresores, para no moralizar la vida de las mujeres diciendo ‘no te vistas muy provocativa’ o ‘no hagas esto ni hables de lo otro’ ”.

Regulación o qué

El mundo digital, con las redes sociales y las plataformas como centro neurálgico, comparten con el mundo material la construcción de la subjetividad, una forma de estar en el mundo, de vivir la cotidianidad. Cualquier intervención, al igual que un bloque del Jenga, puede provocar sosobra. Y algún derrumbe.

¿Es posible pensar algún tipo de regulación del mundo digital para enfrentar la violencia? “Es complejo, porque hay que ver a quién se le da el poder para hacerlo ¿Se lo das a un Estado autoritario, como China, donde no hay pleno acceso a Internet?”, se pregunta Zerda.

“¿Se lo das a las plataformas, como sucede ahora, para que manejen sus mecanismos internos de regulación, que sabemos que no funcionan, como vemos en los casos de violencia digital?”, agrega.

Zerda cita el caso de Alemania y la ley que impone multas millonarias por no dar de baja a los discursos de odio. “Es una ley muy criticada, porque Facebook empezó a regular por demás y no dejaba que se publique prácticamente nada. Hay que tener cuidado con la regulación del contenido”, advierte.

Para la experta “si hay un poder en el que debe recaer esto es en el Judicial, que mediante orden fundada de un juez competente debe determinar si algún mecanismo sirve o no, porque si lo hacen las plataformas nunca va a funcionar totalmente y si se lo das a los Estados, tampoco”.

La expansión del mundo virtual, a niveles todavía insospechados vía Inteligencia Artificial y el desarrollo de nuevos dispositivos, tiene entre sus pliegues oprobiosos la cosificación y control de los cuerpos, la violencia (también digital) sobre las mujeres.

Son ellas, debe ser la sociedad toda, quienes esperan que esta vez la novedad no llegue a través de la tecnológica sino de otras formas de actuar, de ser, de sentir.

El estado de la ley

El Congreso de la Nación tiene dos proyectos de ley que buscan combatir la violencia de género digital: las llamadas ley Olimpia y ley Belén. Ambos proyectos fueron elaborados por Gentic y Ley Olimpia Argentina e impulsados en el Parlamento por la diputada Mónica Macha (Frente de Todos).

La primera de las iniciativas está inspirada en la ley Olimpia de México y tipifica los delitos que violan la intimidad sexual a través de los medios digitales, incorporándolos a la ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (26.485), sancionada en marzo de 2009.

Allí se entiende por violencia contra las mujeres «toda conducta, acción u omisión, que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, en el plano analógico o virtual, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal».

La semana pasada el proyecto tuvo dictamen favorable de la Comisión de Mujeres y Diversidad. Ahora falta el dictamen de la Comisión de Comunicaciones para que pueda ser debatida en el recinto.

En tanto la ley Belén, que prevee la penalización de la difusión no consentida material íntimo, la extorsión y los deepfake (videos falsos), todavía debe ser debatida en la Comisión de Legislación Penal.

En ninguno de los dos casos hay fecha de tratamiento de los proyectos, debido a que en un año electoral el programa de trabajo del Congreso es más acotado.

Sin embargo, desde las organizaciones que impulsan las iniciativas remarcan que existe un amplio consenso entre los distintos bloques para aprobarlas y que, en definitiva, es sólo cuestión de tiempo.

 

 

FUENTE:TELAM