LibrosUn proyecto cultural independiente hace llegar la primera librería a Ostende

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Un proyecto cultural independiente hace llegar la primera librería a Ostende

14 enero, 2022 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

«Te llamaré Viernes» es un proyecto librero y lector múltiple que lleva por primera vez una librería a la localidad costera un catálogo de novedades y particularidades pensado en turistas y veraneantes pero también para propios.

El legado, como el deseo, muchas veces es zigzagueante, el camino que conduce de un punto a otro no es directo, saltea generaciones, territorios, comunidades: «Te llamaré Viernes» es de esos casos, este proyecto librero y lector múltiple que une legado y deseo y lleva por primera vez una librería a la localidad costera de Ostende con un catálogo de novedades y particularidades pensado para turistas y veraneantes pero también para propios, porque esa librería se instala en el Viejo Hotel Ostende, referente histórico de actividades culturales.

Fue la escritora Almudena Grandes (1960-2021) la que les prestó el nombre de su popular segunda novela a las editoras Paola Lucantis y Paulina Cossi, gestando un proyecto plural que a lo primero que le da forma es a esta librería ambulante, instalada en un hotel centenario que fue posta literaria desde el principio -ahí veraneaban Silvina Ocampo y compañía-, un proyecto que celebra la escucha, el intercambio y el conectarse a través de los libros.

Ese Viernes que sacudió a Robinson de su solitaria neurosis. La Manuela que Almudena le hizo llegar a Benito en su novela -dotada con el don de fabular y así, con la capacidad de resignificar el mundo-, es un viernes que en Ostende llama entre otras cosas a la novedad, porque en Ostende no hay librerías. Hay cerquita librerías, en Valeria y en Pinamar, pero en Ostende no.

En un clima de pandemia donde la temporada se rarifica y el movimiento va siendo dinámico, como todo con la pandemia, esta librería ofrece una opción pragmática atenta a sortear protocolos sanitarios varios: «te parás frente a la recepción del hotel, descargás el catálogo con un código QR, elegís el libro y te lo llevás. No es una librería tradicional», resume a Télam Lucantis.

40 títulos. Ficción, ensayo e infantil juvenil. El catálogo «es caprichoso», dice, basado en sus propias lecturas y en la de Cossi, pensado para fortalecer la identidad de un espacio muy lector como el del Viejo Hotel y dirigido a un público ávido, acostumbrado a las movidas culturales de ese espacio.

Sellos como Chai, Compañía Naviera Ilimitada, Odelia, Eterna Cadencia, La Bestia Equilátera, Las afueras, Obloshka, Fiordo, Tenemos las máquinas, Pequeño editor y Ralenti. Títulos como «Sofoco», de Laura Ortíz Gómez, «Larga distancia», de Tati Goldman, «Transradio», de Maru Leonhard, finalista del Premio Filba Medifé, o «Papeles de Ana», de María Inés Krimer. La diversidad de opciones es una de las marcas de este emprendimiento.

«Es un catálogo armado desde la convicción y la honestidad -dice Cossi-. La idea es: leí esto y me encantó leerlo. Ya lo veníamos haciendo en redes y ahora era ponerle el cuerpo a eso que sabíamos y que nos gustaba hacer. Yo regalo libros, recomiendo libros, presto libros, tengo esa cosa de querer compartir. El catálogo está armado un poco desde ese lugar».

«Absolutamente personal -reafirma Lucantis-. Los recorridos de lectura ni siquiera son iguales entre nosotras, pero en la pandemia nos pasamos leyendo un montón. Nos pasábamos libros, nos recomendábamos, nos contábamos, hacíamos charlas entre nosotras. Nace en pandemia, también, porque con el encierro te empezás a plantear qué estás haciendo de tu vida y qué te gustaría hacer, es la germinación de un proyecto que esperamos que tenga más trascendencia y facetas para explorar, tenemos muchas ideas que a veces suenan muy autogestivas, pero entre la autogestión y la gran empresa hay una escala».

A la librería la montaron en diciembre y al nombre llegaron el año pasado, «hubo mucho tiempo de búsqueda hasta encontrar el nombre que nos identificara -cuenta Cossi-. A nosotras el viernes nos remite a la previa de lo bueno, eso que está por venir. Le escribimos a Almudena, teníamos un hermoso vínculo con ella de trabajo y amistad, y con su generosidad de siempre nos los prestó -‘obvio, nos dijo-. Trabajamos con esa idea».

Te llamaré Viernes funciona entonces como «una usina de proyectos del cual este es el primero», resume Cossi. Esa misma librería podría tomar forma en otros lugares, pero también podrían ser charlas, lecturas. Y esta especie de usina de ideas inaugurada este verano tomará cuerpo con otras situaciones y proposiciones, prometen.

«Me encantaría incluir muchísimos libros más -señala Lucantis-, de hecho tenemos una selección enorme, pero achicamos la expectativa y vamos haciendo en la medida de lo posible. Si en estos tiempos vas más allá te quedás paralizada, era cosa de encontrar un proyecto y de trabajar en la dimensión que tenga que ser para sumar cosas distintas y generar inquietud. Venimos de dos años de mucha dificultad como para movernos en todos los sentidos».

«Todas estas cosas nuevas no tienen un escenario propicio en Argentina si no sos multimillonario, en el fondo tiene que ver con las ganas de hacer algo distinto, vinculado a tu propio ciclo vital. Es como cuando decís, con una pareja, cuándo vamos a tener un hijo. Y nunca es el momento. Entonces el momento es ahora», agrega. Habla de un escenario en el que muchas librerías, históricas, referenciales, probablemente, de otra época, cerraron.

En ese tren, «el hotel fue un socio perfecto -plantea-, un lugar con público lector y sin libros en Ostende». «Fue una idea muy afín a los gustos del hotel, concibiéndolo como un organismo vivo que tiene sus gustos y sus preferencias. Y los libros son unas de esas preferencias», dice Roxana Salpeter, la dueña del hotel.

Esto viene a sumarse a una biblioteca que aspira a tener su propio salón de lectura -por ahora los libros que se prestan están en las vitrinas alrededor de la recepción- y «se agrega como una primera experiencia de venta de libros a partir de una selección súper cuidada y amorosa hecha por Paola y Paulina».

Aunque «ya vendíamos libros -señala Salpeter-, poquitos, como el ‘Libro de huéspedes’ que cuenta la historia del hotel o ‘Extraordinario Planetario’ y ‘Divino Barolo’, hechos por nuestras diseñadoras, Zkysky, y ‘PH15’, de los talleres colectivos de foto. En vez de afinidades selectivas tomamos elecciones afectivas».

Y sumaron a eso «esta selección divina de editoriales, muy cuidadas, todo muy amoroso, que facilita un camino colateral, algo que por ahí no encontrás en cualquier librería o en un local tradicional, y a la gente le encanta -dice Salpeter-, ya no hace falta irse al centro para encontrar una buena lectura entretenida, es un trabajo de hormiga ver cómo funciona el catálogo, qué sumar, qué cambiar».

«Ayer alguien pensó que podría venir a tomar el té y mirar la librería. No. Tenemos un catálogo virtual que para un lugar tan antiguo es algo muy moderno -aclara-. Hacemos un poco el trabajo que hace el librero, así como pensamos qué plato le puede gustar a cada huésped en el restaurante, pensamos qué libro le puede gustar a quien nos consulta, y si son huéspedes, sobre todo recurrentes, los vamos semblanteando».

«No sé si va a ser un hitazo, pero es un camino a seguir explorando que irá mutando y cobrando sentido con el tiempo y la persistencia. Despierta curiosidad». ¿Qué es lo que más vienen eligiendo esos huéspedes y lectores? «Estoy mirando las pilas de libros -dice Salpeter por teléfono-. Salió bastante ‘Una guía sobre el arte de perderse’, de Rebecca Solnit, ‘Los mejores días’, de Magalí Etchebarne, y ‘Çardiff junto al mar’, de Joyce Carol Oates. Cuando mi jefa me dé un respiro, lo quiero leer yo».

FUENTE: TELAM/POR DOLORES PRUNEDA PAZ