CARBAP cuestionó con dureza que la administración libertaria esté pensando en pasar la motosierra por el INTA, organismo al que el sector rural buscará defender «a capa y espada». 

El gobierno del presidente Javier Milei, cada vez queda más enfrentado con el campo. Pese al acompañamiento mayoritario de los integrantes del sector productivo agrario y ganadero, distintas medidas de la administración libertaria han obligado –aun pese a sus deseos- a las autoridades de las entidades que conforman la Mesa de Enlace a posicionarse enfrente del gobierno.

En los últimos meses, los reclamos se han intensificado, y en las diversas entidades palpan a diario como el descontento de sus bases con el gobierno mileísta crece diariamente. El incumplimiento de promesas, el mantenimiento y aun el incremento de las retenciones, y las secuelas de una política económica que no favorece la producción, son generadores de ese estado de ánimo.

En este marco, en las últimas horas la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) manifestó su inquietud respecto a los rumores sobre una posible reestructuración del INTA promovida por el Gobierno Nacional. No se oponen a la modernización, pero enfatizan que cualquier modificación debe realizarse con planificación estratégica, diálogo abierto y mirada a largo plazo. No se trata de emplear una “motosierra” para desarmar la institución, dijeron.

No deja de ser paradójico que sean las entidades rurales –que en los últimos años han tenido siempre desde sus máximas autoridades un discurso en contra de las estructuras del estado, las que ahora salen abiertamente en defensa del INTA. Es que el organismo es clave en el respaldo a los productores, a lo largo y a lo ancho de todo el país. El INTA enfrenta desafíos crecientes en áreas como tecnología, cambio climático y productividad. Por ello, su evolución debe fortalecer —y no debilitar— su rol clave, su independencia, su extensión territorial y su reputación en innovación y transferencia tecnológica.

La autarquía, la gestión participativa y la red de Centros Regionales han consolidado al INTA como un referente tanto nacional como internacional. “Estos logros no deben ponerse en peligro mediante reformas precipitadas o sin consenso”, dicen desde CARBAP.

La entidad rural no dudó en señalar que “no se trata de emplear una “motosierra” para desarmar la institución, sino de aplicar el bisturí de una transformación responsable que prepare al INTA para los próximos 50 años”.