Fundación Jorge Julio LópezRecrearon en maquetas los centros clandestinos bonaerenses de la última dictadura
30 agosto, 2021
Una fundación creada por uno de los hijos de Jorge Julio López, el albañil y militante peronista que desapareció en 2006 en La Plata tras declarar en el juicio al represor Miguel Etchecolatz, recrea en maquetas los excentros clandestinos de detención que funcionaron en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura militar.
«Es muy fuerte cuando algún sobreviviente ve la maqueta del centro donde estuvo y dice ´sí, era así… por acá me entraban, por acá me sacaron´ o el hijo de un sobreviviente, mira la réplica y te dice: ´guau, es tal cual me lo contó mi viejo´, es una devolución muy emocionante», contó a Télam Gustavo González, creador de las maquetas y secretario de la Fundación Construyendo Conciencia.
La fundación es una entidad sin fines de lucro creada en 2013 por Rubén López, uno de los hijos del albañil que desapareció el 18 de septiembre de 2006 cuando se dirigía a escuchar los alegatos finales en el juicio a Etchecolatz, ya condenado a perpetua.
Ese día, López salió de su casa, en la localidad platense de Los Hornos, pero nunca llegó a la municipalidad, en cuyo Salón Dorado el 28 de junio de 2006 el albañil había brindado un testimonio clave por su nivel de precisión y detalle y porque pudo ubicar a Etchecolatz no solo en alguno de los centros clandestinos donde estuvo cautivo, sino aplicándole torturas a él y a otros detenidos.
González recordó que Rubén López no participaba de las primeras marchas que de inmediato se organizaron para pedir por la aparición de su padre. «Él buscó qué hacer con la bronca y angustia de su familia ante la desaparición de su padre y decidió crear la fundación para mantener vivo el legado del padre y construir conciencia sobre distintas temáticas, entre ellas construir memoria y ayudar a achicar la angustia al momento de buscar a un familiar perdido», dijo.
Explicó que desde 2014 incorporaron jóvenes al programa oficial Envión y hoy hay 113 jóvenes en situación vulnerable que acceden a talleres de maquillaje artístico, de gastronomía, un taller de Radio y talleres de ESI y prevención de adicciones. La próxima meta es sumar a los jóvenes al programa Potenciar Trabajo
«En el 2017 nos convocó la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense y nos propuso que la fundación sea parte del diagrama de visitas itinerantes que iban a realizarse en el excentro clandestino de Pozo de Arana, en el que estuvo Jorge Julio López, quien fue clave porque él identificó ese lugar», explicó González.
Esa propuesta despertó en el hombre, «un modelista nato» como gusta definirse, la idea de «hacer una maqueta de ese excentro clandestino y así surgió el programa Construcción de la Memoria».González ya hacía maquetas navales en su trabajo en el Astillero Río Santiago, pero no dudó en volcarse a maquetas urbanas.
«La hora cero de construir una maqueta es tener un plano que nos ubique en tiempo y espacio, ir al lugar y hacer un relevamiento fotográfico específico ya que luego dibujo sobre esas fotografías, traspaso esas fotos a Corel para luego mandar a cortar con láser», detalló.
En esa etapa fueron claves las declaraciones de los sobrevivientes que estuvieron cautivos en esos centros de prisión, tortura y muerte, algunos de los cuales fueron destruidos por los propios represores antes del fin del régimen o modificados en su estructura para ocultar lo que allí se había perpetrado.
Y en el caso del Pozo de Arana fue fundamental para llegar a conocer su existencia la declaración de López, ya que no quedan rastros del lugar. El albañil había identificado el sitio con detalles de su arquitectura, dónde estaban las celdas y la «sala de torturas».
«Las maquetas están construidas en la escala estándar del ferromodelismo 1:87, una escala que te permite un grado de detalles sin cargar tanto el modelo», precisó.
Contó González que «la maqueta se hace con varios materiales, la base es de madera, un aglomerado de 18 milímetros sobre la que se monta todo. Mando a cortar con láser la edificación que dibujo y lleva piezas que se hacen a mano con desde plástico de alto impacto, madera balsa, el pasto y la tierra los fabrico yo, los árboles también, todo se hace a mano por lo general».
«Todos los modelos están protegidos con una pecera que los protege del polvo y tierra y para que nadie los toque por curiosidad. Va una cúpula de vidrio para cubrir todo el modelo. Además todos los excentro tienen tanto luz interior como la exterior de la calle, luces de micro led que le dan más realce», precisó.
Las maquetas están insertas en el contexto real donde se erigían, lo que permite ver que muchas de ellas eran sedes policiales que ocupaban una manzana en un barrio donde se ven otras casas, automóviles, gente caminando, es decir, muestra esa cotidianeidad que seguía su marcha a metros de esos centros donde se alojaba ilegalmente a personas, que vivían en condiciones de hacinamiento y eran sometidas a torturas, parían y les eran arrebatados sus bebés y sufrían simulacros de fusilamiento y muertes.
«Es fuerte ver la maqueta, por ejemplo de la comisaría 5ta de La Plata y saber que mientras te tomaban una denuncia por robo de coche, atrás torturaban gente. En el excentro Las Flores, enfrente en una esquina tenés el Colegio Nacional, sonaba la campana para ir al recreo mientras estaban torturando», graficó.
Hasta ahora la Fundación creada por el hijo del albañil desaparecido hace casi 15 años construyó para entregar al Gobierno bonaerense las maquetas de 7 excentros clandestinos de detención: el Pozo de Arana, la comisaría 5ta de La Plata, el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes, excentro Brigada de Investigaciones de Las Flores, Monte Pelloni (en Olavarría) y La Cacha en La Plata.
«La Cacha fue un desafío y una alegría a la vez, poder reconstruir la emisora de Radio Provincia que la dictadura tiró abajo y se pudo reconstruir en maqueta gracias a los testimonios de los sobrevivientes», valoró.
Remarcó que «algunos marchan, otros hacen piquetes y nosotros construimos memoria y conciencia desde una maqueta, todo sirve para ejercer la memoria. Además estas maquetas servirían para ser utilizadas en los juicios de lesa humanidad, pasan también a ser un testimonio».
Destacó que las maquetas permitieron que sobrevivientes «acortaran la angustia que significó el paso por un centro clandestino al tener la oportunidad de mostrárselo a un pariente sin tener que ir a ese lugar porque tenía la maqueta».
«La devolución de los sobrevivientes al ver las maquetas es de mucha emoción y entienden que de ese modo, con las maquetas, la sociedad puede ver esos centros y en ellas el pedido permanente de Memoria, Verdad y Justicia, entienden que no se olvida el tema», aseguró.(Télam)