-Máximo Thomsen (23). Nació el 27 de noviembre de 1999 y sus allegados lo apodan «Machu». Se formó como rugbier en el Arsenal Zárate Rugby y jugaba en el Club Atlético San Isidro desde 2017, pero fue suspendido como socio tras conocerse su detención. Era estudiante en el profesorado de educación física y quería ser kinesiólogo de alto rendimiento. Entre sus pasatiempos en la Alcaldía donde está detenido se dedica a leer novelas épicas o fantásticas.
-Ciro Pertossi (22): Nació el 8 de mayo de 2000. Testigos los identificaron como uno de los primeros en golpear a la víctima frente al boliche. La fiscalía y los abogados de la familia de Fernando consideraron probado que le dio una trompada «a traición» desde la derecha, y que luego siguió pegándole cuando ya estaba en el piso. Imágenes aportadas a la causa y exhibidas en el juicio lo muestran «chuparse los dedos» con sangre cuando fue interceptado por personal policial. Fue quien, casi una hora y media después del ataque, escribió en el grupo de WhatsApp que compartía con el resto del grupo: «Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie». Fue hallada sangre de la Fernando en su pantalón.
Al declarar en el juicio confirmó que era quien aparecía en uno de los videos que captaron la agresión, pero dijo que no pateó a la víctima porque advirtió que estaba tirada en el piso y se contuvo. «Este chico soy yo. Y quisiera aclarar que esa patada no la doy, y que cuando me doy cuenta que el chico está en el piso me freno antes», dijo. Pidió perdón a la familia de Fernando en sus últimas palabras, dijo estar «arrepentido» y que es «muy feo de lo que nos acusan».
-Enzo Comelli (22): Nació el 25 de febrero de 2000. Al ser detenido presentaba un «hematoma sobre el labio inferior». Testigos lo reconocieron como el otro imputado que agredió inicialmente a Fernando, en su caso desde la izquierda. Un amigo de la víctima declaró que ese golpe «lo dejó arrodillado». Según la acusación, con esa agresión «casi al unísono» Comelli y Ciro Pertossi lograron «tomarlo desprevenido». Antes del inicio de los alegatos, el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) incautó su teléfono celular y el de Blas Cinalli, por presuntas interacciones con cuentas que los apoyaban en Instagram. Fue uno de los tres que no declaró en el juicio. En sus últimas palabras ante el tribunal, pidió «perdón» a la familia de Fernando y también a la suya, y a «todas las personas afectadas por este hecho aberrante».
-Luciano Pertossi (21): Nació el 29 de enero de 2001, es el menor del grupo. Es hermano de Ciro. Fue reconocido por testigos como uno los agresores de Fernando. Una joven declaró en la causa que fue quien dijo «quedate tranquilo que me lo voy a llevar como trofeo», mientras golpeaba a la víctima en la cara. Rastros de sangre de Fernando fueron hallados en prendas suyas. Según la acusación, en las filmaciones exhibidas en el juicio se ve que participa de la golpiza. Fue el primero en romper el silencio en el juicio, solo para negar que fuera quien aparecía en esas imágenes. En las últimas palabras, pidió perdón a los padres de la víctima, y dijo que «nunca» quiso «participar de una pelea en la que fallezca una persona». «Pido mil disculpas por todo lo malo. Lo que ustedes decidan va a ser lo correcto. Le pido a Dios que sea algo bueno para todos», expresó ante los jueces.
-Matías Benicelli (23): Nació el 5 de noviembre de 1999. Trabajaba en un taller de chapa y pintura. Fue quien abrió la puerta a la policía a las 10.30 del 18 de enero de 2020, cuando se ordenó la aprehensión del grupo en la casa que alquilaba en Gesell. Utilizaba rodete al momento del crimen. Un testigo lo ubicó a partir de ese rasgo como un «agresor directo» de Fernando, otro lo situó «agrediendo también a un amigo» y un restante lo identificó como quien le gritaba a la víctima «a ver si volvés a pegar, negro de mierda». Tampoco declaró durante el debate oral, y solo se expresó al momento de las últimas palabras: «Quiero pedir perdón a la familia de Fernando. Nunca quise que esto pasara. Nunca tuve la intención de matar a nadie. Todos los días lo pienso. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás».
-Blas Cinalli (21): Nació el 18 de abril de 2001. Fue el único imputado que no fue mencionado puntualmente por ningún testigo, pero rastros de ADN compatibles con su perfil genético fueron hallados debajo de una uña de la víctima. Para la fiscalía, «no hay dudas» de que fue uno de los agresores directos. De acuerdo a capturas exhibidas en el juicio, tras el crimen intercambió mensajes con un amigo, a quien escribió: «Nos peleamos. Ganamos contra unos chetos, los rompimos», «creo que matamos a uno», «le dimos murra a uno con el ‘perto’, lo recargamos a palo, pero mal. Nos vinimos corriendo a la casa», «yo sólo quiero tomar vino y fumar flores». Al declarar, dijo que «no hubo ningún plan» y que «en ningún momento» le pegó a la víctima. En sus palabras finales, sostuvo: «Quiero pedir disculpas a todas las personas afectadas por lo que pasó. Es algo que duele muchísimo hasta el día de hoy. No hubo ningún plan ni nada de lo que se dice». Su celular fue secuestrado junto al de Comelli por el SPB antes de los alegatos.
-Ayrton Viollaz (23): Nació el 9 de mayo de 1999. Es técnico electromecánico. Es el único del grupo que no tenía teléfono celular al momento del viaje a Gesell. Para la fiscalía fue quien dio «la señal de ataque». El abogado Fernando Burlando, representante de los padres de la víctima, apuntó en el mismo sentido: «Procede a dar la orden que iniciará el ataque: ´Es ahora, vamos, es ahora´». Testigos lo identificaron como uno de los que evitaba que Fernando fuera ayudado. El fiscal Juan Manuel Dávila sostuvo que «no hay ninguna duda» de que fue otro de los agresores directos, lo que guardaría relación con lesiones que presentaba en los nudillos al ser detenido. Optó por no declarar durante el juicio. Al momento de las últimas palabras, pidió «perdón a la familia de Fernando» y se mostró «muy arrepentido de todo». (Télam)