“Desde JxC reafirmamos nuestro interés en contribuir a la mejor gestión de la pandemia y, a la vez, respetar las normas electorales vigentes con la garantía de las elecciones primarias que hoy consagra la ley. Es por ello que acompañaremos el corrimiento del cronograma y, además, solicitamos al oficialismo la inclusión de una cláusula que reasegure el compromiso del Gobierno Nacional con el respeto de la legislación electoral vigente, indica un comunicado difundido por la alianza opositora.
En ese texto están las dos principales novedades: Juntos por el Cambio acepta postergar las elecciones y, además, exige una ley que diga que las PASO no terminarán suspendidas, una posibilidad que empujaba un sector del oficialismo y que se puso sobre la mesa en la negociación cuando la oposición amagó con retacear el apoyo a la postergación como gesto en el medio de la pelea del gobierno nacional con la administración de Horacio Rodríguez Larreta por las clases presenciales.
De acuerdo a pre acuerdo que habían sellado el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro y el presidente de Diputados, Sergio Massa, con los jefes parlamentarios opositores Cristian Ritondo y Mario Negri, las PASO pasarían del 8 de agosto al 12 de septiembre y las generales del 24 de octubre al 14 de noviembre. Esa modificación implica correr otras dos fechas importantes: El día para anotar alianzas se pasaría para el 14 de julio y la fecha para la presentación de listas de precandidatos a la medianoche del 24 de julio.
El argumento para la modificación del calendario electoral en el año en el que se realizarán las elecciones –una práctica en principio poco habitual- tiene que ver con el riesgo sanitario. Las fechas originales, se supone, estarán más cerca del pico de casos que algunos expertos estiman para principios de mayo en CABA y finales de ese mes en PBA. La postergación aleja la votación de ese momento y, a la vez, permite aumentar el porcentaje de población vacunado, sobre todo en lo que se refiere a la población de riesgo.
El acuerdo supone una especie de tregua política en un momento de gran tensión entre el oficialismo y Juntos por el Cambio en torno a la pelea por la presencialidad escolar en el AMBA.
Pero también las PASO habían suscitado posiciones encontradas al interior de cada uno de esos espacios. En el Frente de Todos, los gobernadores del norte empujaban la eliminación al punto que se lo pidieron explícitamente varias veces al presidente Alberto Fernández. Otros sectores, como La Cámpora, sin enfrentase directamente a esa postura, eran mucho más refractarios. En Juntos por el Cambio, también los gobernadores querían liquidar las PASO: el jujeño Gerardo Morales, el correntino Gustavo Valdés y el mendocino Rodolfo Suárez lo plantearon sin disimulos. Referentes partidarios de PRO y la UCR que no gobiernan territorios, como Patricia Bullrich y Martin Lousteau, querían lo opuesto. (DIB) AL