Historias de Fúbol y algo másOsvaldo Zubeldía, ese entrenador que hizo historia y se adelantó a su tiempo

Historias de Fúbol y algo más

Osvaldo Zubeldía, ese entrenador que hizo historia y se adelantó a su tiempo

9 octubre, 2019 Desactivado Por Viviana Peña Balladares

Durante años, la figura de Osvaldo Zubeldía dividió tal vez como pocos, las aguas en el fútbol argentino. Unos lo consideraron un genio, otros el maestro más absoluto del antifútbol. Metidos de lleno en el siglo XXI, es bueno recordarlo, para las nuevas generaciones.

Osvaldo Zubeldía nació en Junín el 24 de junio de 1927 y jugó en Vélez, Atlanta, Boca y Banfield. Debutó como técnico en Atlanta en 1959 (estuvo hasta 1963) y luego pasó por Banfield, Vélez, Estudiantes, Huracán, San Lorenzo, Racing y Atlético Nacional de Medellín, Colombia. Murió a 54 años, el 17 de enero de 1982, en Medellín.

Además del fútbol, su condición de hombre pasional la canalizaba a través de los caballos y las carreras. Su concurrencia a los hipódromos era una fija. De hecho, el infarto que le derivó en la muerte lo sorprendió en un hipódromo colombiano.

Como suele ocurrir, sin haber sido un jugador que merezca ser recordado, sí consiguió destacarse y mucho en el mundo de los entrenadores. Fue el primero en que dispuso que sus jugadores entrenaran en doble turno, y lanzó a la primera división a quienes luego fueron grandes jugadores. Se destacó por imaginar jugadas preparadas, por disponer marcas personales, o por pedirles a sus jugadores funciones múltiples dentro de la cancha, algo que allá por los primeros años de la década del sesenta era algo impensado.

 

 

Escribió, junto con otro entrenador de entonces llamado Argentino Geronazzo, un libro titulado Táctica y estrategia del fútbol.

Su vida como entrenador cambió a partir de llegar a Estudiantes de La Plata. En su primer año, 1966, terminó sexto en el campeonato de primera división. Luego fue campeón del Metropolitano 1967 y subcampeón del Nacional 1967 y del Metropolitano 1968. Pero lo más importante fue que salió campeón de la Copa Libertadores en 1968 (superó en la final a Palmeiras), 1969 (a Nacional de Uruguay) y en 1970 (a Peñarol); de la Copa Interamericana de 1969 (a Toluca) y de la Copa Intercontinental de 1968 (a Manchester United de Inglaterra, al que derrotó 1-0 en cancha de Boca y empató 1-1 en Old Trafford).

Dejó de ser entrenador pincharrata en 1971. Luego en el fútbol argentino salió campeón con San Lorenzo en 1974. Tuvo un efímero paso por Racing Club de Avellaneda y se marchó a Colombia, donde logró ser campeón de los torneos de 1976 y 1981con Atlético Nacional.

La historia dice que tuvo también un muy efímero paso por la selección argentina, de sólo algunos meses, en las vísperas de lo que fuera el mundial de Inglaterra 1966.

La mayor hazaña en el cielo de Estudiantes de La Plata, es aquella vuelta olímpica en tierras inglesas, con el gol de la Bruja Verón y Zubeldía en el banco de suplentes. Aún hoy, en el mítico estadio del Manchester United, el Old Trafford, se puede encontrar una frase escrita por Zubeldía durante la previa de aquel partido: “A la gloria no se llega por un camino de rosas”. La frase que leyeron Bilardo, Madero, Verón y compañía está atesorada en un pizarrón que se exhibe en el museo del Manchester. Fue escrita en 1968.

ZUBELDIA EN FRASES

El maestro Don Osvaldo Zubeldía, dejó cientos de frases que quienes le idolatran recuerdan y tratan de difundir. Una nota publicada por la revista “Un Caño”, resumió algunas de ellas. Son una buena manera de entender quién era ese director técnico de fútbol que hizo de Estudiantes de La Plata, definitivamente uno de los grandes de la historia del fútbol argentino.

“Al jugador hay que hablarle siempre, explicarle las razones de cada determinación. Cuanto mayor sea el contacto del técnico con el futbolista, mejor marchará el grupo; será más difícil el resquebrajamiento porque hay diálogo, se habla de frente, se justifican cosas”.

“Aquel Estudiantes no tenía misterio ni laboratorio, como se dijo mal muchas veces. A equipos iguales, gana el que más trabaja y el que está más organizado”.

“Cuando dije que prefería ver campeones del mundo a Inglaterra o Alemania en lugar de al Brasil de 1970 fue porque veía en esos dos equipos un ejemplo de disciplina, de trabajo en equipo, de ritmo, de funcionamiento. Pensé que el triunfo de Brasil iba a ser perjudicial como ejemplo, porque sería el premio a la indisciplina, a la falta de trabajo, al fútbol sin organización. Pero Zagallo me engañó. Miren que yo creo en el trabajo pero ahí aprendí que sin materia prima y sin el valor humano, el trabajo tiene un alcance limitado. Mi temor era que el triunfo del jugador de calidad, de inspiración, de genialidad, se impusiera por encima de los sistemas, la preparación y el laboratorio”.

“Decían que teníamos un laboratorio en City Bell. Pero en realidad, era que los jugadores se quedaban trabajando horas y horas y al otro día, cuando volvían de sus casas, traían jugadas y variantes que se les habían ocurrido. Aquel grupo sabía todo, y en cada acción tenían grabado qué debía hacer”.

“Dicen del laboratorio que robotiza a los jugadores y no sé cuántas cosas más. Sin embargo son los jugadores los que determinan en la cancha. Por más trabajo semanal, si luego ellos ejecutan mal la maniobra, todo se va al diablo”.

“El Santos de Pelé era una maravilla. Les mostraba videos a los jugadores de aquel equipo, ya que no era sólo cuestión de trabajar la defensa. Debíamos buscar variantes de mitad de campo hacia adelante”.

“En Atlanta comencé a trabajar con pelota parada y tomaba para aquellas jugadas a Carlos Griguol, Luis Artime y Gonzalito. Me decían que estaba loco, pero yo había visto en Europa que esto era común. Pero mis convicciones me llevaron a seguir con lo mío”.

“Estudiantes de 1967 y 1968 fue sensacional. En Inglaterra fuimos campeones del mundo y eso no se puede conseguir con antifútbol”.

“Hay un señor que escribe en una revista (Dante Panzeri) que dice que nosotros somos previsibles, aburridos y los promotores del asesinato del juego. A él le comento que seremos previsibles pero nadie nos gana, seremos aburridos pero llenamos la cancha y seremos asesinos pero gracias a nosotros el fútbol argentino está más vivo que nunca”.

“La jugada de offside nació por una explicación de un colaborador. La ponían en práctica los checoslovacos y decidí mirar varios videos para analizarla. Cuando la asimilé, se las conté a los jugadores. Les pregunté si se animaban a practicar y la mayoría dijo: ‘Si la hacen los checoslovacos, nosotros también podemos’”.

“La táctica me obsesionó siempre. Y me gustaba en mis tiempos de jugador. El presidente de Boca, José De Riglos, siempre me decía que iba a ser un buen técnico”.

“La primera vez que pusimos en práctica el offside fue de noche, y en cancha de Atlanta. La habíamos trabajado mucho. Debían salir primero los marcadores de punta, ya que si lo hacían los centrales y alguno quedaba pegado, era gol seguro. Para coordinar la acción lo puse a Madero. El daba la orden, y todo salía bien. Fue muy útil”.

“La superación es el mandato de la juventud”.

“La única verdad es ganar. ‘Lo importante es competir’ es una frase hecha para los otarios y creada por los perdedores”.

“Lo primordial en esta profesión es ser justo. Nadie debe sentirse desplazado ni mucho menos. Los titulares y suplentes deben trabajar a la par”.

“Lo que ocurrió con Estudiantes después de 1968 fue que nos ganó el cansancio y los jugadores se quedaron sin fuerzas. Eran tantas las giras, los cotejos amistosos, que se lesionó todo el plantel. En seis años no compramos un solo jugador y entonces los futbolistas, por su falta de físico para jugar, se tenían que dedicar a tirar el balón afuera, a congelar la pelota y cosas así. A eso lo llamaron el antifútbol, pero no era por estrategia, era por necesidad”.

“Manchester nos puso en un arco porque era su obligación. Tenían 60.000 hinchas, y el griterío era ensordecedor, pero el esquema salió bien”.

“Revolucioné el fútbol colombiano porque acabé con la siesta. Acabé con los desayunos fuertes y los almuerzos prolongados. ¡A la cancha! A trabajar mañana y tarde”.

“Si hacemos lo que tenemos que hacer nos va a ir bien. Si no, van a tener que ir a trabajar, pero de verdad”.

“Si hay equipos que juegan es porque hay otros que los dejan jugar”.

“Un día llegó el periodista Pepe Peña y me contó cómo en Europa tiraban los corners con pierna cambiada, me gustó y lo apliqué. Aquel comentario lo puse en práctica en el primer partido de la fase inicial de la Copa, ante Independiente, y me permitió ganar el cotejo”.

“Un día Verón y Ribaudo me ofrecieron cambiar el centro al segundo palo por otra acción. Me dijeron: ‘¿y si le pegamos al primer palo, uno la peina hacia atrás y descoloca a todos, tal vez podamos crear peligro’. Rápidamente comenzamos a practicar la jugada y ya perdí la cuenta de los goles que hicimos gracias a ella.”