
Estrategias para combatir la desinformaciónOrganizaciones españolas impulsan un decálogo para una comunicación responsable en alimentación y salud
5 febrero, 2025
En un esfuerzo por garantizar la transparencia y veracidad en la información sobre alimentación y salud, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS) han desarrollado el Manifiesto por una Comunicación Responsable en Alimentación y Salud. Este documento, avalado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y su fundación, busca establecer principios claros para evitar la difusión de información errónea que pueda generar alarmas infundadas o hábitos perjudiciales en los consumidores.
Según los expertos, la desinformación en estos temas puede generar confusión, llevar a restricciones dietarias injustificadas e incluso desencadenar problemas de salud como trastornos de la conducta alimentaria. Para abordar esta problemática, el manifiesto establece un decálogo de principios que deben regir la comunicación en el ámbito de la nutrición y la salud.
Puntos clave del decálogo:
- Información de interés público: La información sobre alimentación y salud tiene un impacto directo en la población y debe sustentarse en rigor, objetividad y evidencia científica.
- Alimentación, estilo de vida y salud: La alimentación es solo un factor dentro de un estilo de vida saludable, por lo que debe evitarse la clasificación de alimentos como “buenos” o “malos” y enfocarse en la importancia de una dieta equilibrada junto con actividad física.
- Comunicación del riesgo y alertas alimentarias: Se debe diferenciar entre alertas alimentarias reales y percepciones subjetivas del riesgo para evitar generar pánico innecesario.
- Normativa alimentaria: La industria de alimentos está altamente regulada, por lo que es imprescindible conocer la legislación vigente antes de comunicar sobre el tema.
- Fuentes de información confiables: Para garantizar la veracidad de los datos, es fundamental basarse en múltiples fuentes con respaldo científico y no depender de una única versión.
- Evidencia científica: Los estudios citados deben cumplir criterios básicos de validez, como metodología rigurosa, revisión de pares y ausencia de conflictos de interés.
- Rigor informativo: No se deben atribuir propiedades saludables o perjudiciales a los alimentos sin respaldo científico.
- Transparencia en la información: Es clave conocer quiénes están detrás de los estudios y las fuentes de información, incluyendo agencias, universidades y fabricantes de alimentos.
- Uso responsable de Internet: La web es una herramienta poderosa, pero también un espacio donde proliferan mitos y desinformación. Es fundamental priorizar fuentes acreditadas.
- Corresponsabilidad: Se debe fomentar la pluralidad y accesibilidad de las fuentes para garantizar una información equilibrada y objetiva.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacan la importancia de la colaboración entre gobiernos, sector público y privado para promover hábitos saludables en la población.
El compromiso con una comunicación rigurosa y responsable es clave para proteger la salud pública y garantizar que los ciudadanos tomen decisiones informadas sobre su alimentación y bienestar.