Ana Longoni, sobre la reapertura de museos:“No queremos que vuelva la normalidad, porque era también el problema”
20 agosto, 2020
La investigadora y directora de Actividades Públicas del Museo Reina Sofía de Madrid reflexionó sobre el cruce entre presencialidad y virtualidad que están realizando los espacios europeos y el lugar del arte latinoamericano, entre otros temas
La investigadora Ana Longoni, que desde hace dos años es directora de Actividades Públicas del Museo Reina Sofía de Madrid, explica que a partir de la reapertura luego de la pausa impuesta por la cuarentena, la institución -en línea con otros espacios europeos- está ensayando modos de cruce entre presencialidad y virtualidad y adelanta que el próximo 15 de diciembre se inaugurará una exposición antológica dedicada al artista argentino León Ferrari.
Doctora en Artes de la UBA e investigadora del Conicet además de autora de ensayos como Oscar Masotta: la teoría como acción, Vanguardia y revolución y Del Di Tella a Tucumán Arde. Vanguardia artística y política en el 68 -en coautoría con Mariano Mestman-, Longoni está a cargo en el emblemático museo madrileño del área que abarca programas educativos, la biblioteca, el centro de documentación y la organización de ciclos musicales y audiovisuales.
La proximidad que habilita el mundo digital hoy hace posible que la investigadora participe del sexto Conversatorio de BienalSur bajo el lema Pensar posibles futuros. Haciendo del margen el centro, una temática que retoma parte de sus indagaciones y que se resignifica también en el cruce entre su experiencia como investigadora del arte latinoamericano con su trabajo al frente de uno de los principales espacios museísticos de Europa.
“Suelo insistir, a la hora de pensar las relaciones centro-periferia en el mundo del arte, en la idea de lo descentrado, es decir, en corrernos de la unidireccionalidad de las relaciones que irradian desde el centro hacia las periferias, para imaginar un flujo de relaciones que no reconocen un centro y desordenan, desquician, los relatos hegemónicos -señala-. Esto supone no tanto incluir las producciones artísticas periféricas como parte marginal del relato central, sino más bien interpelar desde las periferias la construcción misma de ese relato”.
– Esta pandemia fue leída como un punto de inflexión de la vida cotidiana, pero también como una oportunidad para repensar la cultura ¿Esta situación generará nuevos paradigmas culturales?
– Creo que esta pandemia ya está generando una enorme crisis de la que ojalá emerjan otros modos de vida y no solo en el ámbito cultural. Si los museos eran ámbitos clave del llamado capitalismo cognitivo, y recibían un incesante flujo turístico, hoy se están repensando en su función, en tanto espacio público y foro de debate que interpela a quienes los recorren, no como una visita fugaz sino como la posibilidad de un habitar persistente y colectivo, un espacio de lo común.
-En Buenos Aires los museos aún permanecen cerrados y mirando hacia la experiencia de los que están volviendo a reencontrarse con el público y una vuelta a la “normalidad”, como es el caso del Reina Sofía ¿Cómo se piensan en este momento las exposiciones y los trabajos desde el área que dirigís?
– Creo que la normalidad no ha vuelto (y tampoco queremos que vuelva), porque la normalidad era (también) el problema. Estamos yendo muy poco a poco, ensayando modos de cruce entre presencialidad y virtualidad en las actividades públicas. En la semana del orgullo LGTBIQ+, se realizó una performance de manera presencial en uno de los auditorios, pero el público era virtual. Ahora estamos realizando el habitual ciclo de cine de verano los fines de semana por primera vez en el jardín del museo, que permite que asistan más personas en condiciones de distanciamiento. Ambas actividades abordan desde diferentes aristas la experiencia de la pandemia.
-¿En qué instancia se encuentra la exposición antológica dedicada a León Ferrari por el centenario de su nacimiento cuya inauguración estaba prevista inicialmente para el 28 de julio?
-Estamos trabajando mucho en ese proyecto, para lograr que -a pesar de las complejas circunstancias que instala la pandemia- lleguemos a inaugurar el 15 de diciembre. Luego la exposición irá al Van Abbemuseum (Eindhoven) y al Pompidou (París) mostrando por primera vez en Europa la trayectoria artística y política de Ferrari, sus potentes y conmovedores modos de hacer no sólo en la producción artística sino en toda su vida.
– El arte latinoamericano gana cada vez más espacio en los museos del mundo y tiene una inserción especial en la remodelación que hizo recientemente el MOMA ¿Desde tu lugar en el Reina Sofía tuviste la posibilidad de impulsar iniciativas que lo pongan en foco o que lo integren en diálogo con otras producciones?
– Hay en las diferentes iniciativas del museo una presencia sostenida y creciente de América Latina. Desde el Centro de Estudios, la cátedra Aníbal Quijano coordinada por Rita Segato sobre pensamiento descolonial latinoamericano, o la cátedra Políticas y estéticas de la memoria coordinada por Nelly Richard, o la cátedra de Pensamiento Situado, coordinada por Ileana Dieguez.
Desde hace cinco años, desde la Red Conceptualismos del Sur, estamos trabajando intensamente en un nuevo proyecto de investigación colectivo llamado “Giro gráfico” sobre las formas de acción gráfica, entendiéndolas en un sentido amplio como modos de tomar posición en el espacio público, que se inaugurará como exposición en el museo en mayo de 2022.
– Sueles hacer mucho hincapié en el cruce entre el arte y la política ¿Hay una nueva manera de mirar ese cruce y sus acciones?
– Creo que en los últimos años, la creatividad de las prácticas activistas en Argentina y en muchas partes del mundo da cuenta de la vitalidad de esa relación y los modos en que obliga a repensar no solo lo que llamamos arte sino también lo que entendemos por política.
– ¿Qué ocurre con las deconstrucciones y reivindicaciones que los feminismos han incorporado a la agenda social? ¿Han hecho alguna mella en el circuito de producción y exhibición del arte?
– Una de las preguntas que nos hacemos todos los días es qué significa un museo feminista, esto es de qué maneras afecta un posicionamiento feminista la vida en el museo en todos sus planos, no solo la narrativa en torno a la presencia de artistas mujeres en la colección sino también la toma de decisiones, las formas de enunciación, el modo en que organizamos nuestro trabajo cotidiano, la lógica de los cuidados. Alentamos una perspectiva feminista no como algo dado sino más bien como una posición frágil y vulnerable, en peligro, que necesitamos resituar todo el tiempo, con persistencia y permanente autocrítica.
– ¿Cómo están trabajando en este momento con el concepto de “museo situado”?
– Museo Situado es el nombre de una red de colaboración entre distintos colectivos y asociaciones del barrio de Lavapiés y el Museo Reina Sofía, que existe hace poco más de dos años. Lavapiés, el entorno inmediato del museo, es un barrio popular, con fuerte presencia de colectividades migrantes y problemas de hacinamiento, trabajo informal y desplazamiento de los vecinos a causa de la gentrificación turística. En los últimos meses, esa red se vio interpelada por las distintas urgencias que atraviesan el barrio ante la emergencia de la pandemia, como la organización de un banco de alimentos o la campaña “Intérpretes para sanar” que comenzó ante la muerte de Muhamed Hussein, fallecido de Covid en su domicilio luego de pedir asistencia médica y no ser entendido por no hablar bien el español.
Fuente: Télam