La emblemática catedral parisinaLa reapertura de Notre Dame, cada vez más cerca
28 marzo, 2024
La emblemática catedral parisina, incendiada en 2019, tiene fecha de reinauguración para el 8 de diciembre. “Hemos cumplido con los plazos y el presupuesto”, aseguró el responsable de la obra
La emblemática Catedral de Notre-Dame en París, cuya estructura fue severamente dañada por un incendio en abril de 2019, se encuentra en la recta final de su reconstrucción y se anticipa su reapertura para el 8 de diciembre de este año. Según declaraciones de Philippe Jost, líder del organismo público encargado del proyecto, a una comisión del Senado francés, los avances en las obras respetan tanto los tiempos previstos como el presupuesto asignado. Este hito es particularmente notable dado el severo daño que sufrió la catedral, una edificación catalogada por la UNESCO y que antes del siniestro recibía aproximadamente 12 millones de visitantes anuales.
Las labores de restauración, que iniciaron en la primavera de 2022 después de un meticuloso proceso de limpieza de escombros y aseguramiento de los cimientos, han sido llevadas a cabo por 250 empresas y grupos de artistas. Estos esfuerzos colectivos buscaron mantener el presupuesto por debajo de los 550 millones de euros estimados inicialmente. Según informó Jost, el proyecto de reconstrucción ha logrado economizar cerca de 150 millones de euros, fondos que se redirigirán hacia la restauración urgente del exterior de piedra de la catedral a partir de 2025.
Uno de los logros más visibles recientemente ha sido la reinstalación de la aguja de la catedral, un icónico elemento del horizonte parisino que se derrumbó durante el incendio. La reconstrucción de esta se ha llevado a cabo respetando técnicas centenarias, utilizando un armazón de roble macizo y cubriéndolo con un tejado de plomo, replicando el diseño y métodos originales sin el uso de pernos metálicos. Este proceso simboliza no solo la recuperación de un monumento histórico, sino también la preservación de métodos de construcción tradicionales.
En adición, Jost resaltó la implementación de medidas preventivas contra futuros incendios, entre las cuales se incluye la instalación de sistemas de rociadores y la compartimentación de cada sección de la estructura de madera. Tales adiciones aseguran una mayor protección para este patrimonio de casi nueve siglos de antigüedad, el cual, en palabras de Jost, “la restauración durará al menos 860 años”, reflejando un compromiso de larga duración con su conservación.
Estas declaraciones recalcan la significativa progresión de los trabajos de restauración de Notre-Dame, evidenciando un balance favorable tanto en el cumplimiento de plazos como en la gestión económica. La comunidad global, que observó conmocionada el incendio de uno de los monumentos más queridos y reconocidos del mundo, ahora puede anticipar su reapertura con optimismo, marcando un nuevo capítulo en la rica historia de la catedral.
Influida por la abadía de Saint Denis —emblemática iglesia, célebre por ser la primera del estilo gótico y por tener sepultados en ella a la mayor parte de los reyes franceses—, la construcción se inició en 1163. No hay fecha precisa de cuando abrió sus puertas a la comunidad, pero ya en 1182 hay registro de que el coro cantaba en la catedral. La construcción duró casi dos siglos: hasta 1345 distintos arquitectos fueron ampliándola hasta convertirla en lo que es hoy.
El rol que ocupó esta catedral es fundamental: un vivo ejemplo de cómo se pensaba la magnitud y monumentalidad de los templos con el objetivo de volverse una propaganda clerical en el paisaje cotidiano frente a la nobleza feudal. Por eso, la arquitectura gótica es una forma de acentuar el poder de la iglesia en la conformación de las grandes capitales. A su alrededor se celebraban las festivales. La catedral de Notre Dame de París es quizás el mejor ejemplo de esta tendencia.
El paso del tiempo fue dejando sus marcas. En la década de 1790, tras la Revolución francesa, hubo robos, daños y profanación pero en 1802, tras un período en que se usó como almacén, volvió a ocupar su rol gracias a Napoleón Bonaparte, quien, ahí mismo, dos años después, se coronó emperador. Pero quizás todo cambió cuando, durante los dos siglos siguientes, se volvió un terreno fértil para la imaginación: obras literarias que la tuvieron como protagonista.
Fuente AFP