Novedades editorialesLa poesía resiste en nuevas ediciones que desafían la periferia y apuestan al riesgo
19 mayo, 2022
Con nuevas colecciones o textos que dialogan con los clásicos varios poetas publicaron sos nuevos poemarios, reivindicando la vigencia del género.
Algunas editoriales apuestan a la poesía, con nuevas colecciones que nacen de la necesidad de publicar libros que dialogan con clásicos, poemas que fueron escritos durante la cuarentena o en el insomnio y narradores que cruzan el género para detenerse en lo ajeno y lo cotidiano, posicionándose como un género que se acomoda siempre a los nuevos tiempos, como demuestran los poetas argentinos María Belén Aguirre, Evangelina Aguilera, Fabio Wasserman, Guillermo Cácharo y María Laura Pérez Gras, quienes publican en estos días sus nuevos poemarios.
Dentro de la marginalidad que ocupa la literatura, la poesía se encuentra en los márgenes. La periferia de la periferia. Un género que parece no ser comercial, que en algunos casos solo da brillo con nombres de autores «consagrados» a ciertas editoriales. Sin embargo, constantemente la poesía se sigue publicando, en distintos espacios. Un ejemplo de esta movida es la apuesta de la editorial Corregidor, que irrumpe con una nueva colección de poesía titulada «En cuanto al futuro / Poesía de hoy», que inaugura el escritor Fabio Wasserman con su libro «Qué haremos con la sombra» y continúa la poeta María Laura Pérez Gras con «El tiempo usurpado».
«Estamos en un momento de mucha escritura y lectura de poesía -dice a Télam la escritora y académica Pérez Gras-. De una nueva puesta en valor de lo lírico», aclara. Para la autora, la pandemia tuvo que ver con esto: «Los narradores no podíamos escribir, todo parecía inverosímil en contraste con semejante realidad, en cambio, los que teníamos el impulso poético como recurso, encontramos ahí un refugio altamente expresivo que se potenció», explica.
Por su parte, Wasserman cree que «hay una urgencia por el decir poético, porque allí uno se acerca a una versión inacabada del decir, que lo compromete» y agrega que «la poesía incomoda, revela, incluso cuando hace silencio, y este es un momento donde no bastan las explicaciones, ser narrado, por eso hay urgencia por el decir poético».
«Hay una urgencia por el decir poético, porque allí uno se acerca a una versión inacabada del decir, que lo compromete».Fabio Wasserman
Para la poeta Evangelina Aguilera, quien acaba de publicar en la editorial Gogol el libro «Boccaccio para recitar», la poesía «no es de consumo masivo, no goza de las bondades editoriales de la narrativa. Su público es distinto, menor y con otras búsquedas estéticas» Pero no cree que el mercado determine todo. Dice: «hay una valiosa resistencia en cada poeta que, aun sabiendo que nunca vivirá de sus libros, trabaja de otra cosa para poder afrontar una publicación».
La poeta María Belén Aguirre, quien acaba de lanzar su poemario «Pater dixit» en Ediciones de La Eterna, sostiene que el panorama editorial de la poesía es alentador y desalentador a la vez: «coexisten como realidades la proliferación de pequeñas editoriales en todo el país, pero también ocurre que las editoriales consagradas repelen y desalientan a los autores ignotos». Mientras que Guillermo Cácharo, autor del libro «forastero de mí (y otros poemas reunidos)» -quien es editado por la editorial Miño y Dávila- tiene la impresión de que la poesía «aún con dificultades no deja de publicarse en cantidad (y algunas editoriales sostienen a ultranza su catálogo de poesía a través de los años)».
«La poesía aún con dificultades no deja de publicarse en cantidad (y algunas editoriales sostienen a ultranza su catálogo de poesía a través de los años)».Guillermo Cácharo
Los temas y estilos que abordan en cada texto estos poetas son variados; por ejemplo, Cácharo en su libro (escrito todo con minúscula) se detiene en lo ajeno dentro de lo cotidiano, tiene una mirada extrañada, en lo emocional tanto como en lo social, de los objetos del mundo diario tanto como de la subjetividad. Por el lado del lenguaje, la búsqueda de un ritmo o cadencia que intenta desatarse de la sintaxis esperable.
La obra de Evangelina Aguilera se cruza con «El Decamerón», recurre al trabajo intertextual y dialoga con los temas actuales del libro escrito a fines de la Edad Media. «También desearía que este libro sea una invitación para leer la obra de Boccaccio», desea la autora.
Los poemas del libro de Wasserman recorren la soledad, el sinsentido, el territorio que habitamos como extranjeros; pero lo que da vueltas en todos los poemas es el tiempo, como un tiempo roto y la sombra. Explica el autor: «La misma sombra que convive con uno. La sombra no desaparece, puede ser más larga o corta, pero es una. No se borra, salvo en la oscuridad, en la muerte».
La estructura de «Pater dixit» de Aguirre obedece a un criterio de progresión temporal. La poeta lo pensó en términos cinematográficos, como un largo plano secuencia cuya duración diera cuenta del correr de las horas: «un experimento del orden de lo impresionista pero con fuertes rasgos de expresionismo, sobre todo en el abordaje de los personajes». El libro es la conversación de una hija y su padre, a través de un médium espiritista tucumano. «Concebí este libro, no como un libro de poesía, sino como una nouvelle antropológica capaz de dar cuenta, mediante la ficción, de una realidad otra, más cercana al pensamiento mágico que a los argumentos racionales», explica Aguirre, ganadora en 2020 del premio del Fondo Nacional de las Artes con su libro de poemas «Siamesas»,
«El tiempo usurpado» de Pérez Gras es, por su parte, un texto de poesía especulativa, de composiciones líricas que pueden ser leídas de manera independiente o en el seguimiento de una trama que las enlaza a partir de la experiencia de la pandemia, «con una proyección fantástica que nos interpela sobre las posibilidades entre la distopía y la utopía», explica la poeta. El tiempo, los vínculos familiares y la naturaleza se entrelazan en estos versos para cuestionarnos sobre nuestra forma de habitar el mundo.
Pérez Gras revela su pasión por Oliverio Girondo y Alejandra Pizarnik, autores que enseña en la universidad. También de los contemporáneos elige a Carlos Battilana, Andy Nachon y Liliana Ancalao, y está descubriendo «la potencia de Susana Thénon». Cácharo también lee a Battilana y sumo a su lista a quienes estuvo leyendo y releyendo: Susana Villalba, Estela Figueroa, Alicia Genovese y Jorge Boccanera. Wasserman también tiene entre sus lecturas predilecta a Boccanera además de leer a Diana Bellesi, María Rosa Lojo, Julieta Lopérgolo Concepción Bertone y también Louise Glück y Sharon Olds. Y siempre relee a Fernando Pessoa, Susana Thénon e Irene Gruss.
La poeta marplatense Aguilera, además de leer a Boccanera, como Wasserman y Pérez Gras, lee los clásicos y suma a su lista a Osvaldo Picardo, Ricardo Herrera, Jotaele Andrade, Osvaldo Rossi, Fabián Iriarte, Diana Bellesi, y María Negroni. Entre los poetas contemporáneos que lee la tucumana Aguirre están Brane Mozetic, Eugenio López Arriazu, Andrés Kischner, Jotaele Andrade, Estela Figueroa, Alejandro Ricagno, Osvaldo Bossi, Martín Di Benedetto, Javier Roldán y César González. Y a la autora de «Pater dixit» le gusta leer a sus contemporáneos: «Es mi manera de avistar, desde adentro de mi tiempo, la época. No tengo tiempo, el tiempo me muerde los talones y siento la urgencia de una conciencia aquí y ahora», explica.
Así como las formas y los fondos, las lecturas son variadas, la génesis de cada libro de estos poetas tiene sus particularidades. «El tiempo usurpado» nació en plena cuarentena, «en el encierro más estricto durante la pandemia, por la necesidad de canalizar algunos sentimientos como la ansiedad y la preocupación, pero también por la necesidad de transmutar ese horror en algo bello, en algo que me pudiera ofrecer alguna forma de la esperanza», explica Pérez Gras.
«forastero de mí (y otros poemas reunidos)» fueron escritos por Cácharo durante las últimas dos décadas, ordenados desde el más reciente del 2021 al más antiguo el 2003.
Aguirre en «Pater dixit» ha intentado crear «un monstruo de hibridación», un cruce entre la autobiografía y la autoficción. La protagonista es Antonia Alighieri, la hija del poeta.
En tanto que «Boccaccio para recitar» es un libro que Aguilera gestó hace nueve años. Lleva al terreno de la poesía las historias que más le impactaron de «El Decamerón», «no solo por sus argumentos sino por las formas que el autor elegía al momento de narrar», explica.
Finalmente, a los poemas de «Que haremos con la sombra» Wasserman los escribió desde el insomnio. Los dejó guardados, esperando, con temor a releerlos y cuando pudo revisarlos encontró que tenía un corpus donde las temáticas del tiempo y la sombra estaban presentes en todos los poemas.
Cinco libros de poesía, de cinco poetas argentinos, son solo una muestra de la poesía actual. Un claro ejemplo de como los márgenes muchas veces ocupan un espacio de centralidad. Leer poesía es acercarse a esos saberes que ningún otro género puede ofrecer.
FUENTE:TELAM/POR CARLOS DANIEL ALETTO