Del discurso a la realidadLa otredad, las políticas públicas y la visión federal en la generación de empleo
21 julio, 2020
Hemos sido testigos los últimos tiempos de un discurso para algunos muy atractivo, que irrumpió como medio de revelación hacia un segmento de la sociedad que adquirió en su imaginario que el emprendedurismo, a través de un modelo y visión meritocrática, encontraría satisfechas sus más profundas necesidades y ambiciones de realización personal, y desde allí a una presunta práctica social que intentó romper un modelo de arraigo colectivo, buscando transformarlo imposible por esencia, cual es establecer desde una conducta individual una construcción social, de allí hacia un Estado ausente, distante del campo nacional y popular, no ha generado más que una profunda herida en el tejido de la sociedad.
En reiteradas oportunidades y diversos ámbitos de discusión hemos insistido que el proceso de reconstrucción del entramado social, fruto de lo ante expuesto, como así de estructura y rol del Estado no es ni será posible sin un Proyecto de País, con diálogo y consenso social, con participación tripartita de los actores del mundo del trabajo, por caso la alianza estratégica de producción, de representación de los trabajadores y del propio Estado en procura de un modelo de desarrollo productivo con justicia social, con una mirada de desconcentración en términos territoriales siendo esta la temática que abordare en este trabajo.
En este sentido resulta necesario el tan mentado acuerdo nacional, las voces de los actores en todos los niveles de gobierno, en el marco de un consejo provincial y municipal, atento que los tiempos que corren, importan que las microeconomías vean satisfechas sus necesidades y demandas con un sentido federal por antonomasia.
No puede dejarse de lado la visión de que el fomento de la economía regionalizada, extensa en ancho y largo importa una necesaria consideración del término integración como observábamos inicialmente.
Pensar un modelo de país implica salir de soluciones coyunturales y tender a fijar políticas de Estado que por definición trazan un camino hacia un horizonte en el cual como dos caras de una misma moneda y en un plano de pos guerra, tal primer plan quinquenal del General Juan Domingo Perón viene a reeditarse en términos de necesidad en la agenda de la Argentina de los próximos años, en los cuales sin entrar en ambiciones desmedidas e incumplibles, sea por herencia de cuatro años de desvío del Estado en las cuestiones esenciales de la ciudadanía y el proceso pandémico en curso,el tiempo que discurrimos es de vital importancia para el sentado de esas bases de sustentación que nos permita como habitantes de un suelo extremadamente rico en recursos naturales y valor humano, avanzar en estas máximas.
La visión humanitaria y legado del Papa Francisco nos lo hace ver en su Carta Encíclica “Laudato sí”, colocando al ser humano en centro de escena, los Estados deben tender al bien común de sus habitantes, entendiendo la finitud de nuestro pasaje hacia la herencia futura, es un mensaje a título de reflexión que no se inspira más que en una visión humanista de la política y del derecho, que nos obliga por estos tiempos de extrema complejidad despertar la otredad con una mirada inclusiva en sentido amplio, desde la perspectiva de oportunidades, género y ganancia de derechos hacia una sociedad más justa y equitativa, sostenible y sustentable en todas sus líneas.
En este marco, el enfoque entendemos debe centrarse en la recuperación de la economía y generación de empleo, transitando desde el aporte del Estado al sostenimiento de la economía a través de diversos programas de atención, sea el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción(ATP), Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), líneas de asistencia financiera, entre otros, a una proyección cumplible, a través de un revolucionario e integral plan federal de obras públicas con una complementación del Plan Estratégico Territorial a la luz de estos hechos extraordinarios que transita la humanidad.
La política de distribución de recursos debe ser aplicada con una mirada hacia el interior profundo de nuestra Argentina, buscando un equilibrio en término de inyección de los mismos con una solidaria mirada hacia el país de los próximos 30 años. Como decíamos, son tiempos en donde las circunstancias pausan y obligan rápidamente a recálculos, a desarrollar pensamientos estratégicos con valentía de cara al consenso de políticas de estado.
En este sentido fuera de todo marco teórico se encuentran las realidades que nos atraviesan de hambre y vulnerabilidad social, en un territorio que paradójicamente produce diez veces su población, en donde curiosamente la concentración poblacional respeta la centralización nodal de todos los modos del transporte, que necesariamente debe contar con una conversión hacia una mirada socio-céntrica, humanista siguiendo los términos dela Laudato Sí, desconcentrando y recuperando en primer término los pequeños nodos destruidos por las políticas neoliberales, devolviendo vida a los pueblos, por caso referimos a la recuperación del ferrocarril como medio de transporte por excelencia, que ha merecido un sistemático desguace durante los últimos 40 años en los cuales, pese a un interregno de políticas nacionales y populares, no han cubierto su demanda en atención a recuperar al país de las políticas de profundo endeudamiento y crisis social, tal simil agenda que nos toca por estos tiempos.
No obstante ello, pensar un proyecto de País implica varias etapas que deben necesariamente desprimarizar la economía en pos de un desarrollo industrial que bien puede ser propiciado desde políticas de conectividad, con una arquitectura y redes de transporte estratégicas, con participación de los pequeños grandes actores de la economía, referimos a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), generadoras del 80% del empleo argentino y de la necesaria participación de las cooperativas en este sentido, incorporándolas a la matriz de la obra pública, desde conectividad terrestre sea ferro-vial hasta el mantenimiento de las mismas, conllevando una necesaria capacitación mediante escuelas multimodales con participación de las Universidades y Organismos competentes.
Resulta necesario en este contexto pandémico que la mirada a futuro se compadezca con una visión de desconcentración que no solo responde a miradas sanitarias sino de desarrollo con justicia social.
Recuperar la vida de los pueblos como así también dar vida a nuevos, es construir soberanía, por caso generar las condiciones a través de nuevas conectividades debe ser un objetivo a tratar sobre la mesa, ya que en un territorio extenso la desconcentración es y será una necesidad determinante de cara a un país que transite del sub al desarrollo a emergente.
El abordaje del uso de la tierra y políticas de hábitat y vivienda en este sentido será motivo de otros trabajos aunque en este marco no puede estar ausente en las planificaciones y políticas de desarrollo, sobre las cuales intentamos en este trabajo vislumbrar y poner en agenda de discusión.
Son tiempos de miradas transversales y abonamos ese campo.