Director deportivo de BocaLa nueva vida de Nicolás Burdisso a 10 meses de su salida como director deportivo de Boca
2 octubre, 2020
El ex manager se alejó tras la asunción de Juan Román Riquelme en el Consejo de Fútbol, viajó a Europa para finalizar un curso con la UEFA y bajara algunas propuestas del exterior
Con la misión de reconstruir a un plantel que venía de recibir el golpe más duro de su historia tras la final de la Libertadores 2018 ante River en Madrid, Nicolás Burdisso fue contratado como director deportivo de Boca por Daniel Angelici. El cargo que había quedado obsoleto desde la última experiencia de Carlos Bianchi se reactivó con la asunción del ex defensor que permaneció un año y dijo adiós junto a la anterior gestión. ¿A qué se dedicó en estos 10 meses que transcurrieron desde su salida?
Nico, multicampeón vistiendo la camiseta azul y oro, realizó una jugada osada en su regreso como directivo en un momento institucional crítico. Guillermo Barros Schelotto había dejado la vara alta porque Boca venía de pisar instancias finales a nivel continental y de ser bicampeón argentino, pero el encumbrado River de Marcelo Gallardo lo había herido en la final disputada en el Santiago Bernabéu.
Entre sus gestiones más destacadas, el ex zaguero central que tuvo a su lado a Aníbal Matellán y a Nicolás Chiesa, se le plantó a Angelici para contratar a Gustavo Alfaro como reemplazante del Mellizo y apostó a lo grande en el mercado con las incorporaciones de Iván Marcone, Jorman Campuzano, Lisandro López y Junior Alonso (también arribaron como alternativas o apuestas Marcos Díaz, Gastón Ávila y Kevin Mac Allister). Pero sin dudas su artillería pesada fue el arribo del italiano Daniele De Rossi, que conmovió al fútbol nacional y mundial. Lele terminó dejando una buena impresión desde lo deportivo y humano aunque fue sólo utilizado como recambio por el DT. La revolución que originó fue considerada un triunfo para Burdisso.
En paralelo la comisión directiva a la que pertenció se desprendió de dos figuras claves como Darío Benedetto y el uruguay Nahitan Nandez justo de cara a los octavos de final de la Copa 2019. Fueron dos ventas que se habían pospuesto en el mercado de verano y ninguno de los dos futbolistas dieron el brazo a torcer: optaron por salir para cumplir sus sueños europeos. A mitad de año al Tano De Rossi se le sumaron Jan Hurtado y Franco Soldano y Alexis Mac Allister, siendo el último de los mencionados el único que se asentó en el once titular.
A lo largo de su conducción dialogó con un Mauro Icardi que estaba en conflicto con el Inter de Milán y terminó yéndose al París Saint Germain. Por su ligazón al Neroazzurro desde su paso como futbolista, Burdisso se comunicó y lo sondeó informalmente. Las diferencias económicas fueron insalvables y esa negociación no llegó a tomar forma como sí sucedió con la de José Luis Palomino, ex defensor de San Lorenzo y hoy figura de un Atalanta que fue furor en la última edición de la Champions League. Por el tucumano de 30 años Boca llegó a ofertar 7 millones de euros pero la entidad de Bérgamo le cerró con candado la puerta de salida y le colgó el cartel de intransferible. Fue allí que en la Ribera se inclinaron definitivamente por la alternativa de Licha López (Genoa, otro ex equipo de Burdisso), más accesible, que rindió frutos.
El Xeneize sucumbió nuevamente en las semifinales de la Libertadores 2019 ante River y esa caída (1-2 en el global) marcó un antes y un después para casi todos sus componentes: Angelici, Burdisso y Alfaro. El futuro de los últimos dos pasó a ser incierto desde el momento en que Christian Gribaudo, candidato oficialista, quedó debajo en las encuestas con Jorge Amor Ameal, que contaba con su as bajo la manga (Juan Román Riquelme). Tras las elecciones de diciembre se venció el contrato con un Alfaro sustituido por Miguel Ángel Russo y, pese a que Burdisso tenía un año más de vínculo, optó por alejarse ya que no era considerado en el proyecto de Román dentro de un Consejo de Fútbol integrado por Jorge Bermúdez, Raúl Cascini y Marcelo Delgado.
Justo antes de decir adiós había cerrado como refuerzo a Nicolás Gaitán y tenía avanzado el arribo de Paolo Guerrero, negociación que fue sostenida por Riquelme pero no llegó a buen puerto finalmente. Entregó las llaves de su oficina no sin antes dejar a disposición un informe detallado de su gestión que incluyó la planificación para el futuro a corto, mediano y largo plazo.
Los primeros meses de 2020 le sirvieron a Burdisso para detener la pelota y poner las barbas en remojo. La vorágine del día a día del año anterior le había quitado tiempo con su familia y amigos, algo que recuperó y exprimió con la declaración de la pandemia del coronavirus. Fue tiempo de reflexión y proyección, con la convicción e intención de subirse al carro de alguna propuesta que lo sedujera (siempre que estuviera ligada a la dirección deportiva).
Su labor en Boca fue bien valorada en el mundillo fútbol: recibió un contacto de los dueños anteriores de la Roma y también barajó una oferta del fútbol brasileño. Incluso tuvo contactos con algunos equipos de Argentina que prefirió descartar. Antes de aventurarse en otro trabajo quería dar por culminado un pendiente: obtener la Licencia UEFA como Director Deportivo. Es por eso que cuando la actividad se reanudó en el Viejo Continente se instaló allí durante más de un mes para finiquitar el asunto (regresó hace pocos días al país). En cuestión de horas contará con la certificación del título. Al margen, posee el carnet de entrenador UEFA B, que le permitiría dirigir una Reserva o ser ayudante de campo en suelo italiano; no obstante su enfoque actual está dirigido netamente a la dirección deportiva.
En las redes sociales se mostró activo. Además de hacer base en Italia, donde practicó el idioma siendo comentarista de un partido de Serie A, viajó a París y Londres, donde se reencontró con viejos amigos como Wilfredo Caballero (ex compañeros en Boca y hoy el arquero pertenece a Chelsea) y Erik Lamela (estuvieron juntos en la Roma). Y seguramente se haya tomado un café con Francesco Totti, al que le recomendó a Mateo Retegui antes de que el astro romano se convirtiera en representante del juvenil xeneize.
“El director deportivo debe llenar el vacío que existe entre el club y el equipo. El presidente tiene otras cosas en la cabeza, el entrenador tiene que pensar en el partido y los jugadores son los protagonistas. El director deportivo es la persona que tiene que involucrar todos los ámbitos para conseguir el mejor escenario”, manifestó hace un tiempo Burdisso, que en la faceta de directivo perseguirá dos metas que no logró concretar como futbolista: la Champions League y una Copa del Mundo.