Paloma Vidal:«La escritura es trabajar variaciones sobre el mismo tema»
8 abril, 2021
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Por
Germán Costanzo Castiglione
«Ensayo de vuelo» fue escrito en el transcurso de un vuelo en el bloc de notas del celular en el que la pregunta de la autora es por los viajes que hicieron otras: las protagonistas de las novelas que comenzó a leer, así como su hermana.
Por Emilia Racciatti
«Ensayo de vuelo», de Paloma Vidal, se ubica como pieza de un entramado de lecturas, ya que fue escrito a partir del encuentro con otros libros como «La habitación alemana», de Carla Maliandi y «Buena alumna» de Paula Porroni, dos historias que impulsan a la autora a la escritura durante un viaje en avión de Buenos Aires a San Pablo pero, a su vez, su texto funcionará más tarde como disparador para Tamara Kamenszain a la hora de encarar su trabajo «Libros chiquitos».
Se trata de un ensayo escrito en el transcurso de un vuelo en el bloc de notas del celular en el que la pregunta de la autora es por los viajes que hicieron otras: las protagonistas de las novelas que comenzó a leer, así como su hermana. Todas se fueron a Europa dejándose llevar por un deseo.
Vidal (Buenos Aires, 1975) vive en San Pablo desde los dos años, da clases de teoría literaria en la Universidad Federal de esa ciudad y dice que escribe «básicamente en portugués». Responde las preguntas de esta entrevista con Télam mientras camina con barbijo por esa ciudad que define como «cuesta abajo, cuesta arriba» y la hace modificar el ritmo de su respiración durante la charla.
Al igual que esta conversación, el libro editado por Estructura Mental de las Estrellas y traducido por María Guillermina Torres se completó en un trayecto, en movimiento, mientras la escritora hacía una caminata.
Autora de las novelas «Algún lugar» y «Prehistoria», ambas publicadas por el sello portugués 7letras pero la primera ya traducida al español, Vidal dice que «la escritura es trabajar variaciones sobre el mismo tema, volver a ciertas cuestiones, ciertas experiencias y ver qué puede una hacer con eso».
-Télam: La escritora Tamara Kamenszain cuenta en «Libros chiquitos» que la lectura de «Ensayo de vuelo» la inspiró para comenzar a escribir y a su vez este libro tiene otros dos como disparadores. Se establece de esta manera una red de lecturas que explicitan diálogos posibles. ¿Cómo pensás ese recorrido?
-Paloma Vidal: Me interesa la cuestión de cómo empezar a escribir que es algo que dice Tamara, cómo arrancar a partir del texto de otras o de otros. Eso fue muy importante en la escritura porque sentía en ese año, 2017, todo bastante trabado. En términos de la situación política en Brasil era el post ‘impeachment’ (a Dilma Rousseff) y el año anterior a las elecciones. En ese momento lo vivía como superpuesto a algunas otras problemáticas personales, como una especie de crisis. Entonces este texto apareció de una manera muy fluida, empecé a escribir en el celular a partir de estos libros. Se me ocurrió esta forma que tiene mucho que ver con la poética de Tamara en otros libros que son muy cercanos como «El eco de mi madre», que traduje al portugués. En ese libro usó mucho ese procedimiento de escribir a partir de otras lecturas y creo que en algún punto yo ya lo tenía incorporado y me sirvió para empezar porque todo lo que leí en esos libros de Porroni y Maliandi enseguida me hablaron de una experiencia muy próxima y a la vez de nuestro tiempo.
-T: La escritura de «Ensayo de vuelo» es urgente y eso queda plasmado en el ritmo de lectura que impone pero también en la edición, con diferentes tamaños de tipografías e interlineados dispares, sin mayúsculas. ¿Cómo fue ese proceso de escritura?
-P.V.: Realmente el inicio del texto tuvo que ver con una urgencia, con ponerse a escribir en el celular y encontrar un ritmo. Eso fue algo que se imprimió en el texto como experiencia de escritura y que después se transformó en un procedimiento del texto. Es algo vivido como una experiencia de escritura y cuando lo empiezo a hacer me doy cuenta de qué va. Nunca había probado hacerlo así. Trabajo mucho con la cuestión del proceso, con incluir ese proceso en los textos. No es algo para nada nuevo pero son cuestiones que también me interesan teóricamente, son tipos de salida de la ficción en el sentido de encontrar una salida para el texto pero también cuestionar lo ficcional y lo no ficcional en el texto y poder jugar con esas posibilidades entonces es algo doble: responde a una urgencia inicialmente y se vuelve un procedimiento que después exploto de diversas maneras tratando de sacarle provecho y generando un tipo de lectura específica.
-T: Si bien la narradora de «Ensayo de vuelvo» está en el aire, está en un trayecto y desde ahí se pone a escribir, en «Algún lugar» los trayectos eran varios y por distintas ciudades (Los Ángeles, Río de Janeiro, Buenos Aires). En los dos casos el viaje es un eje clave de la escritura. ¿Cómo te interesa pensar el paralelismo viaje-escritura?
-PV: Creo que la escritura es trabajar variaciones sobre el mismo tema, volver a ciertas cuestiones, ciertas experiencias y ver qué puede una hacer con eso. Es un desafío al que se agrega el caso del viaje que es un clásico de la literatura que se viene escribiendo hace siglos. «Algún lugar» está, de algún modo, citado en el texto porque una de las cuestiones son esas tipologías que van al encuentro de una reflexión sobre el hecho de que hay distintos modos de viajar y distintas experiencias del viaje. La narradora se pregunta sobre su modo de viajar y se compara con estas otras mujeres para tratar de ampliar lo que uno puede asociar al viaje hoy día y en ese sentido le agrega una capa a las posibilidades que yo misma abrí en otros textos. Es un diálogo, un cuestionamiento a esos otros textos. Un poco ese fue el estímulo de volver al tema.
-T: Otra de las mujeres que impulsa la escritura es la hermana y su capacidad por dejarse llevar por el deseo. La lectura que la narradora hace de esas mujeres protagonistas de los libros que leyó y de esa hermana parecen ser una forma de pensarse a sí misma en movimiento…
-PV: Nunca la relación entre hermanas había sido protagonista de algo que escribí, me lo debía, es algo que me interesa mucho porque es una relación entre mujeres pero un tipo de relación muy específica, muy problemática, muy atractiva. Fue una oportunidad en este texto, a partir de la lectura de esos dos libros, poder entrar en esa cuestión y crear estos dos personajes que se definen por su relación, algo siempre importante. No los podría definir antes de que la relación surja en la escritura. Después esa relación se establece y se puede retomar, entonces el texto que salió publicado recientemente en La Agenda retoma a estos dos personajes y esta relación en otro contexto, el pandémico, y en el contexto de otro viaje. Es un poco lo que decía sobre las variaciones sobre un mismo tema que me parece algo particularmente atractivo, divertido del trabajo con la escritura.
-T: La pregunta por la escritura y el tiempo se instala con fuerza porque es el tiempo un ordenador para avanzar con ese texto que corre, avanza y se construye a partir de un viaje, un vuelo. ¿Cómo te relacionás con el tiempo como variable a la hora de escribir?
-PV: Es un tema muy interesante: cómo se trabaja el tiempo adentro del relato, cómo se acelera o se expande, cómo se definen o se desdibujan los tiempos en un texto, algo que tiene que ver con el tejido de la narración. Pero también me interesa el tiempo relacionado a la escritura como práctica, como gesto, una actividad que uno hace y que forma parte del tiempo de la vida entonces pensar también la escritura en el tiempo de hoy.
«Ensayo de vuelo» uno de los intereses que tiene es superponer cómo se trabaja la restricción del tiempo y cómo ese tiempo muy restringido también se abre a otros tiempos pero, a la vez, ese tiempo del acto de escribir en una aplicación que acelera la escritura por como funciona esa tecnología. Tener o no tener internet, por ejemplo, que es una fuente de interrupción.
PALOMA VIDAL
-T: ¿En qué estás trabajando ahora?
-PV: Estuve escribiendo textos que me acompañan en la pandemia, que coincidieron con el hecho de que terminé una novela («Prehistoria») y decidí publicarla el año pasado. La había terminado a fines del 2019. Coincidió con cierto vacío de escritura pero surgieron muchas demandas de textos. Es interesante que en momentos tan críticos surja esa demanda entonces estuve escribiendo textos de circunstancia, el más reciente es Diario regresivo en La Agenda. Es un tiempo de espera, de ver si hay algo del terror que vivimos en Brasil en este momento que se puede transformar en escritura. Es muy difícil. Inmediatamente parece que no, que nada va a dar cuenta pero hay que ver.