Hace pocas horas atrás, se conoció un informe del Fondo Monetario Internacional sobre la economía global. Allí, en esos “papers” que circulan entre los verdaderos hombres y mujeres del poder mundial, Argentina aparece entre las peores naciones del planeta, por su realidad económica.

Poco más de un año y medio transcurrió desde que el gobierno de Mauricio Macri anunciara con bombos y platillos el regreso de Argentina al FMI; en ese lapso de tiempo, el organismo ahora presidido por la búlgara Kristalina Georgieva desembolsó a favor de Argentina el préstamo más grande de su historia, desde la post guerra a la actualidad.

Sin embargo, nada de eso parece haber servido. El propio Fondo Monetario Internacional proyecta una contracción de 3,1 por ciento para Argentina en el balance del 2019 que ya se encamina a terminar. El país registrará la séptima recesión más profunda del planeta.

En ese curioso ránking, sólo aparecen en peor situación que Argentina naciones como Venezuela, Libia, Irán, Zimbabue, Nicaragua y Guinea Ecuatorial. La “mala praxis” del organismo internacional de crédito es tan repetida que se vuelve sospechosa: en julio del corriente año realizaron una proyección de 1,3% de dicha contracción; ese último “error de cálculo” se hizo horas antes de tener que justificar lo que fue el último envío de dinero cual salvavidas financiero para el gobierno de Mauricio Macri, prácticamente en vísperas de las elecciones primarias, simultáneas y obligatorias.

Según este Panorama Económico Mundial del FMI  la inflación acumulada en el corriente año estará por encima del cincuenta y siete por ciento (57%). Esto hará que Argentina sea al término del presente año en uno de los tres países con mayor nivel inflacionario (en el podio, sólo nos van a superar Venezuela y Zimbawe). Ese mismo estudio del FMI habla de una desocupación del 10,6 por ciento.

Como puede verse, según los estudios de quien es el principal acreedor individual del país, el panorama que tendrá el futuro gobierno que asumirá el 10 de diciembre, no es precisamente alentador. El FMI imagina un 2020 con una actividad económica que retrocederá 1,3 por ciento y con una inflación que alcanzará el 39,3 por ciento al terminar el año venidero.

Los datos que anteceden fueron presentados en un documento oficial del FMI, en el marco de la asamblea anual del organismo, que tuvo lugar este 15 de octubre de 2019.

Pese al permanente y repetido fracaso de sus recetas, las “propuestas” del organismo para países endeudados como el nuestro seguirán siendo más de lo mismo: flexibilización laboral, apertura comercial, privatizaciones, menores controles en los mercados y desregulación cambiaria. Habrá que esperar para saber qué hará el gobierno entrante, cualquiera sea.