En un establecimiento avícola de Mainqué, Río Negro, unos 200.000 pollos parrilleros murieron, entre los infectados y los que debieron ser sacrificados por cuestiones sanitarias. Allí había 10 galpones, con 20.000 ejemplares ubicados en cada uno. Ninguno de los animales logró evitar la muerte. La información también fue corroborada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
En Senillosa, en la provincia de Neuquén, unas 11.000 gallinas ponedoras fueron sacrificadas y en Mar del Plata en la zona del paraje La Polola, cercano a la ruta 88, se sacrificó a 20.000 aves. Pese al alto número de aves muertas, no todas tienen que ver con una infección o contagio.
Por el momento, las provincias alcanzadas son diez habiéndose contabilizado 16 casos en Córdoba, nueve en Buenos Aires, cuatro en Neuquén, cuatro en Santa Fe, dos en Río Negro, uno en Chaco, Jujuy y Santiago del Estero, otro en San Luis y uno más en Salta.
Hasta este año, la Argentina era uno de los pocos países en el mundo libre de la enfermedad, pero esto cambio, como explicaron de Senasa, por la llegada de las aves migratorias desde el norte del continente, desde Estados Unidos y Canadá. Hasta el momento la enfermedad, altamente destructiva para la producción comercial, solo se había registrado en aves silvestres y de traspatio. El año pasado la Argentina envió al mundo carne aviar por US$383 millones.
El primer foco de gripe aviar en aves de corral se detectó en la provincia de Río Negro, en un establecimiento avícola de Mainqué. Allí, los profesionales y técnicos del Centro Regional Patagonia Norte de Senasa finalizaron ya las tareas de vaciamiento sanitario. En tanto, personal de la Barrera Zoofitosanitaria Patagónica de esa institución realizaron controles sobre las rutas de ingreso y egreso al área afectada. (DIB)