No es olivaEl aceite más barato y más sano que está lleno de omega-3 con el que puedes reemplazarlo
13 marzo, 2024
Este alimento tiene propiedades que ayudan prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas y aporta tanto vitaminas como antioxidantes.
Mantener una dieta balanceada aporta innumerables beneficios al organismo, ya que previene el desarrollo de enfermedades y permite mantener al cuerpo sano para hacer frente al paso del tiempo.
En este contexto, el aceite de chía se ha vuelto cada vez más popular por sus propiedades antioxidantes que protegen al organismo. En ese sentido, la Universidad de Harvard afirmó que «reducen la presión arterial y los niveles de colesterol» en sangre.
Las propiedades del aceite de chía
Las semillas de chía provienen de la planta Salvia hispánica L y proviene de México, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Paraguay. Puede medir hasta un metro de altura y puede ser reconocida por sus hojas opuestas con flores hermafroditas.
Si bien pueden ser consumidas de forma directa como semillas, los especialistas en gastroenterología no lo aconsejan porque podría alterar los procesos digestivos.
El aceite de chía es cada vez es más elegido por quienes deciden optar por una dieta saludable, ya que aporta antioxidantes y muchas vitaminas. Además, contiene ácidos grasos poliinsaturados, ácido alfa-linolénico, ácido linolénico, tocoferoles y ácidos fenólicos.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina del Gobierno de Estados Unidos, la alta concentración de omega-3 podría ayudar a aumentar el colesterol «bueno» y reducir el «malo».
En la misma línea, la Universidad de Harvard, señala que su consumo «reduce la presión arterial, la inflamación y los niveles de colesterol», al mismo tiempo que «ayuda a controlar la diabetes y proteger contra las enfermedades crónicas».
Un artículo publicado en ResearchGate, informa que el aceite de chía presenta también propiedades «antiobesidad, anticancerígenas y antihiperlidémicas«.
¿Cómo preparar el aceite de chía?
Si bien se puede consumir chía de forma directa en su forma de semillas, diversos gastroenterólogos recomiendan dejarlas remojar en agua durante horas para que se expandan o consumirlas en forma de aceite para no alterar la digestión.
Para preparar el aceite, se debe hervir las semillas molidas para lograr que el líquido grasoso flote y se haga posible su recolección.