La Policía confirmó que el presunto autor del ataque fue abatido por disparos de los agentes y vestía un chaleco que parecía ser un dispositivo suicida. El atacante arrolló con su vehículo a transeúntes fuera de la sinagoga antes de atacar con un cuchillo. Gracias a la rápida respuesta de la policía y la valentía del personal de seguridad y fieles en el interior, se evitó que el atacante ingresara al templo. El primer ministro británico anunció un aumento en la seguridad de todas las sinagogas del país y convocó una reunión de emergencia para analizar medidas adicionales. Organizaciones musulmanas y cristianas condenaron el ataque y llamaron a la convivencia pacífica entre religiones. El atentado se produce en un contexto de aumento de delitos antisemitas e islamófobos en el Reino Unido desde un ataque anterior y la guerra en Gaza.

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