La realidad económica golpea fuerte en la localidad de General Cerri, en cercanías de Bahía Blanca. La industria harinera se ve afectada severamente por la caída del consumo y el notable incremento de los insumos que requiere y los costos de los servicios básicos que utiliza para su producción.

El panorama para el sector empresarial pequeño y mediano en la provincia de Buenos Aires, es cada vez más complicado. Consecuencia de la política económica que aplica el gobierno nacional, miles de puestos de empleo se han perdido en el último año, y la realidad no es alentadora para los próximos meses.

Ocho trabajadores fueron despedidos recientemente, y la empresa Harinas Bajo Hondo anunció el cierre del molino harinero ubicado en la localidad de General Cerri, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Al momento se lleva adelante un paro liderado por la Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA) y podría contar con el apoyo solidario de otros gremios

La tensión crece en la industria molinera de Bahía Blanca y la región tras las desvinculaciones en el molino dedicado a la molienda de trigo y la producción de harinas industriales y de consumo masivo.

Representantes de la empresa, cuya base administrativa está en el vecino municipio de Coronel Rosales, confirmaron que cesarán las operaciones en marzo próximo, dejando en incertidumbre el futuro laboral de los empleados restantes.

Hasta el momento, se registraron ocho despidos: tres notificados el 24 de diciembre mediante carta documento, otros tres el 7 de enero, y dos más el 8 de enero. Según la UOMA, la empresa alegó bloqueos inexistentes y otras causas infundadas para evitar el pago de indemnizaciones.

“Todo lo actuado por los trabajadores fue informado al Ministerio de Trabajo y se ajustó a las normas vigentes”, aseguraron Julio Vidal y Raúl Camacho, representantes sindicales de la seccional Bahía Blanca.

El gremio, respaldado por la CGT regional Bahía Blanca y el Bloque de Unidad Sindical, inició un paro de 96 horas y advirtió que el conflicto podría intensificarse, afectando otras actividades y servicios de la región.

El problema comenzó en noviembre del año pasado, cuando los dueños de Harinas Bajo Hondo anunciaron la suspensión de diez empleados y el cierre programado del molino para marzo de este año.

En su momento, el sindicato rechazó las suspensiones y propuso que los trabajadores sean incluidos bajo el Artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo para preservar sus fuentes laborales. Sin embargo, la empresa desestimó la propuesta, lo que derivó en la escalada del conflicto y los despidos confirmados.