EntrevistaDaulte: «Hay cierto empobrecimiento en los contenidos que inundan la cartelera comercial»
29 enero, 2022
El dramaturgo estrenó «Ella en mi cabeza». En charla con Télam, dijo que «el teatro comercial ya venía sufriendo una fuerte crisis de contenidos desde antes de la pandemia, y la pandemia ha funcionado como un acelerador de procesos».
El guionista, dramaturgo y director Javier Daulte, que este viernes presentó en el Metropolitan porteño «Ella en mi cabeza», la multipremiada pieza escrita en 2005 por Oscar Martínez que ahora encabezan Joaquín Furriel, Juan Leyrado y Florencia Raggi, consideró que la merma de afluencia del público a las salas comerciales se debe no solo a factores económicos o pandémicos, sino a «cierto empobrecimiento en los contenidos que inundan la cartelera».
«Creo que el teatro comercial ya venía sufriendo una fuerte crisis de contenidos desde antes de la pandemia, y la pandemia, pienso yo, ha funcionado como un acelerador de procesos, como que puso una lente de aumento sobre fenómenos que ya estaban ocurriendo», reflexionó Daulte en charla con Télam.
Consultado sobre las razones de ese fenómeno, el director de más de 50 obras de teatro y guionista de éxitos televisivos como «Para vestir santos» y «Tiempos compulsivos» fue sincero: «La verdad es que me cuesta entender las razones. Hace unos años en el teatro comercial dirigí obras como `Baraka`, `Lluvia constante`, `Venus en piel`, `Filosofía de vida`, `Espejos circulares`, `Una relación pornográfica` y, de una u otra manera, en esas obras había un cierto riesgo de contenidos que no alejaban al público ni a los productores a la hora de programarlas o a los elencos a la hora de ser convocados».
«Las cosas cambiaron -agregó-. Hoy la afluencia del público a las salas comerciales se ha visto resentida y pueden ser factores económicos, por supuesto. Pero a la vez, o por causa de eso, vemos también cierto empobrecimiento en los contenidos que inundan la cartelera y ese empobrecimiento no tiene que ver con que haya algunas comedias pasatistas sino con que no haya variedad, que todas las apuestas se parezcan, porque se ve perdiendo un público ávido de esa variedad que buscará la manera de encontrar eso en otra parte, el teatro alternativo o el oficial».
Mientras tanto, a partir de anoche Daulte apuesta a nutrir la cartelera con «Ella en mi cabeza», una pieza estrenada en el Paseo La Plaza en 2005 encabezada entonces por Julio Chávez, Soledad Villamil y Juan Leyrado, cuya vigencia obedece a que es «una historia de amor bien contada, a la luz de las neurosis y las inseguridades que todos y todas podemos sufrir».
«Cuando leí la obra me sorprendí mucho y para bien porque encontré un juego de los que me gustan en el teatro y también descubrí que el paso del tiempo le había hecho bien al material», destacó, sobre la obra que aborda la historia de Adrián (Furriel), que ya no puede vivir más con su mujer (Raggi), pero tampoco sin ella.
Convertido en un manual viviente de contradicciones, miedos, angustias y celos expuestos por un inconsciente que no para de atormentarlo, Adrián se vuelven un caso jugoso para el análisis de Klimovsky, su terapeuta (interpretado por Leyrado, el único personaje que estuvo en la versión inicial), quien ahondará donde más le cuesta: ¿qué los une realmente luego de tantos años juntos?
La obra, que regresa con funciones de jueves a domingos en el Teatro Metropolitan (Avenida Corrientes 1343), fue el primer texto teatral escrito y dirigido por el actor Oscar Martínez y, si bien con los años fue cambiando de elenco, recibió el premio ACE a la mejor obra nacional, 5 premios Estrella de Mar y se convirtió en una de las obras argentinas más producidas en España, México y Uruguay.
Sobre el regreso a la cartelera 17 años después de su estreno, Daulte contó: «Fue una idea del productor Pablo Kompel y también hacía tiempo que teníamos pendiente volver a hacer algo juntos con Joaquín Furriel después de ‘Lluvia constante’ (pieza de 2012 protagonizada también por Rodrigo de la Serna) y esta nos pareció una buena oportunidad, porque si bien yo había visto la puesta de Oscar, tenía un vago recuerdo del montaje».
Por eso, categórico, advirtió que no piensa este reestreno como «una reposición»: «Técnicamente una reposición sería repetir el montaje anterior y en este caso trabajamos con absoluta independencia de aquella versión y Oscar prefirió no influenciarnos en nada respecto de las ideas que podían surgir en esta ocasión, así que prácticamente no hablamos del asunto».
Télam: ¿Cuál creés que es el secreto de esta pieza para «envejecer bien»?
Javier Daulte: Creo que es un buen texto; esa es la causa o «el secreto» fundamental. Creo que una obra cuyas verdades, tanto de contenido como teatrales, no están atadas a una coyuntura particular son susceptibles de ser reversionadas. Y creo que eso es lo que permite que las obras se conviertan en repertorio. Es muy bueno revisitar el teatro que se ha hecho, y bien, en otros momentos. Además, esta obra es inevitable leerla hoy desde una perspectiva totalmente renovada.
T: ¿Por qué?
JD: Creo que la obra está escrita con enorme honestidad. No intenta ninguna manipulación con el espectador. Y lo hace trabajar. Pero lo hace de un modo muy lúdico y entretenido. Cuando digo que se puede leer desde una nueva perspectiva no hablo de ningún forzamiento. Sencillamente es algo que podemos observar con facilidad. Hace quince años había cosas que no veíamos aunque nos las pusieran delante de los ojos. Sobre todo respecto del rol de la mujer.
T: Este verano hay varias reposiciones, ¿a qué le atribuís ese fenómeno? ¿Creés que tiene que ver con el parate que hubo por la pandemia?
JD: No tengo idea si eso es un fenómeno o no. Al respecto pienso mucho en las nuevas generaciones que no tuvieron la oportunidad de ver algunas obras y el montaje de una nueva versión les da la chance. Respecto de lo que la pandemia trajo y condicionó y condiciona al teatro, y a tantas otras disciplinas, es algo bastante relativo. Creo que el teatro comercial ya venía sufriendo una fuerte crisis de contenidos desde antes de la pandemia y la pandemia, pienso yo, ha funcionado como un acelerador de procesos, como que puso una lente de aumento sobre fenómenos que ya estaban ocurriendo.
FUENTE:TELAM/POR SOLANGE LEVINTON