El artículo destaca que la tensión muscular es una de las consecuencias más notorias del estrés, especialmente en áreas como el cuello, los hombros y la mandíbula, lo que puede provocar dolores de cabeza, dolor de espalda y bruxismo. Para aliviar esta presión, se recomienda establecer límites entre las actividades, finalizar la jornada laboral adecuadamente y realizar movimientos suaves como caminar al aire libre o practicar yoga.

Además, el estrés afecta al sistema digestivo, disminuyendo su eficacia y generando síntomas como hinchazón, náuseas y apetito alterado. Se aconseja realizar pausas conscientes a lo largo del día, respirar profundamente y buscar momentos de descanso de calidad. El artículo también menciona que el estrés puede afectar la calidad del sueño, generando insomnio y dificultando la relajación, lo que puede contrarrestarse limitando el uso de pantallas digitales antes de dormir y preparando el cuerpo para el descanso con una rutina previa. Finalmente, el estrés sostenido puede comprometer el sistema inmunológico, reduciendo las defensas del organismo y aumentando el riesgo de enfermedades. Se destaca la importancia de consultar a un profesional de la salud si se presentan síntomas persistentes.

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