Semana Mundial de la Lactancia MaternaCuáles son los principales obstáculos a sortear para alcanzar una lactancia materna exitosa
3 agosto, 2022
En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, dos especialistas consultadas por Infobae destacaron el rol del sistema de salud y las exigencias de la sociedad. Qué otros aspectos interfieren
Las recomendaciones de los especialistas apuntan desde hace tiempo a la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, y luego continuarla, mientras se inicia la alimentación complementaria, hasta los dos años o más. El consenso de las principales sociedades médicas y científicas es unánime: la leche materna es el mejor alimento para un niño y los beneficios en su salud se verán reflejados incluso a largo plazo, en su vida adulta.
Es por eso que todos los años, del 1 al 7 de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna en pos de concientizar y fomentar la alimentación natural de bebés y niños.
Ahora bien, el conocimiento académico señala a la lactancia materna como beneficiosa para los bebés, las madres, y hasta el medio ambiente, sin embargo, encuentra para su puesta en práctica infinitos obstáculos: al sexto mes de vida, menos de la mitad los bebés llegan con lactancia exclusiva, según la Encuesta Nacional de Lactancia. Pero, si las ventajas son tantas, ¿cómo se explican las obstrucciones socioculturales que dificultan tanto su comienzo como su continuidad?
“Se explican cuando sacamos el foco sobre la lactancia, y al ampliar la mirada, vemos la sociedad patriarcal en la que nacen los niños y niñas, y en donde la separación y la ruptura del vínculo materno filial está a la orden del día. Las mujeres madres estamos atravesadas por el mandato patriarcal”. La que comienza a responder la pregunta inicial de Infobae es Daniela Cimma, puericultora, quien continuó: “Desde el primer momento se genera una expectativa, y se espera que hagamos como si nada hubiera pasado, que estemos felices como si la maternidad no implicara una importante crisis de identidad, que adelgacemos, que volvamos a trabajar, que cuidemos la relación de pareja, que hagamos ejercicio, que estudiemos, que produzcamos”.
Y resaltó que “esa exigencia no hace más que dañar internamente a las mujeres, en el vínculo con sus hijos y en relación a la experiencia de la maternidad (y la lactancia)”.
Con ella coincidió la médica pediatra Evangelina Cueto (MN 120.230), quien ante la consulta de este medio consideró que “la lactancia es blanco de obstrucciones socioculturales complejas. El sistema médico es la primera estructura difícil de sortear con la que una reciente madre se topa”.
Además, tras señalar que “durante los controles del embarazo se conversa escasa o nulamente de lactancia y no hay un hábito sostenido de hacer consultas prenatales con profesionales capacitados”, la especialista en Salud Integral de Adolescentes y Consultora en Niñez y Juventud enfatizó: “Ni bien nace el bebé, la persona que desea llevar adelante una lactancia, es bombardeada por discursos diversos y, muchas veces, infantilizada al punto de la invitación a la desconexión de su propio saber. Por otra parte, las consultas pediátricas promedio son brevísimas y esos escasos 20 minutos no alcanzan más que para hacer un examen físico veloz y encarar la balanza, que se torna el terror de las madres. Muchos colegas se apegan a ciertos gramos que se esperan que el bebé aumente por día, y cuando no se alcanzan, suplementan con leche de fórmula a la primera de cambio. Este panorama menoscaba la autoestima materna, que es el motor indispensable para llevar adelante la lactancia”.
En este punto Cimma, que comparte sus consejos y experiencias en su cuenta de Instagram donde la siguen más de 95 mil personas, propuso: “Necesitamos replantear todo desde el inicio, desde el momento en que nacemos madres e hijos. La violencia obstétrica es la forma más naturalizada y extendida de violencia contra madres y bebés. Y aquí comienza la separación. No se cuida el nacer, no se permite vivir con placer el poder del parto, el cuidado piel con piel, el contacto, el encuentro”.
“Es que el deseo de la madre está coartado desde el inicio -insistió-. Gestar una vida es inmenso y poderoso, la lactancia es lo que sigue a la gestación, y es también inmensa y poderosa. Estoy convencida de que toda nuestra naturaleza está prevista para que podamos rebosar de gozo y disfrute no sólo en la lactancia sino también en la crianza. Pero falla el sistema, el entorno. Ese maltrato en el parto, esa separación al nacer, la falta de apoyo posterior, los mandatos que aplastan a las madres y toda esa alienación, genera las bases para la dificultad en la lactancia y en la crianza, para la desconexión de cada una de nosotras con respecto a nuestro cuerpo, nuestros deseos y nuestros hijos”.
La leche materna aporta toda la energía y los nutrientes de alta calidad que necesita el bebé para un sano desarrollo. “Es inocua y contiene anticuerpos que protege al lactante de enfermedades infecciosas en la infancia, como otitis, gripe, diarrea o neumonía y crónicas en el largo plazo, como asma o diabetes”, explicó la directora médica de Vittal, Paola Caro, quien destacó que “además, el contacto piel con piel temprano promueve el desarrollo sensorial y cognitivo”.
La lactancia materna también reduce el 36% el riesgo de muerte súbita, es de fácil digestión y evita el estreñimiento; y es un alimento que está disponible siempre. También hay beneficios para la madre, ya que la lactancia reduce el cáncer de mama y ovario, al tiempo que ayuda a recuperar más rápidamente el peso anterior al embarazo”, sumó Caro.
– Con todo, ¿cuáles son a su criterio los principales obstáculos para un comienzo exitoso de la lactancia materna? ¿Y para su continuidad?
– Cimma: El principal obstáculo está en el sistema de salud. Los profesionales de la salud no están formados en lactancia materna, salvo que lo elijan por motus propio. Las puericultoras no contamos con la formalización profesional de nuestro rol y entonces no podemos formar parte de los equipos interdisciplinarios que rodean los nacimientos. Por este motivo, contar con una puericultora termina siendo una cuestión de privilegio. Lo cual es una pena porque el impacto de nuestro acompañamiento y abordaje es enorme a la hora de mejorar la experiencia de las mujeres madres en la lactancia y en la maternidad. La falla del sistema sanitario es realmente contundente. Las lactancias son sistemáticamente vulneradas y violentadas por profesionales de la salud que opinan barbaridades sin fundamento científico. Muchas veces seguramente ocurre sin la intención de hacer un daño, y tiene más que ver con la falta de formación, pero el daño ocurre. Y es enorme.
Lamentablemente en ocasiones también hay intereses económicos y debemos ser conscientes de que existe toda una industria que se favorece detrás de muchas indicaciones nefastas que socavan la confianza de las madres en su propia fisiología.
Más allá de las dificultades que se originan por las fallas en atención sanitaria; los obstáculos en la lactancia son muchos más.
La falta de información de cara a la sociedad también se traduce en una falta de apoyo contundente que muchas veces se origina en el entorno familiar, y se va extendiendo a todos los ámbitos. Las mujeres no contamos con el apoyo necesario para atravesar la gestación, el parto, la lactancia y el puerperio. Esta etapa se vive muchas veces en profunda soledad, lo cual hace complejo el sostenimiento de la lactancia.
Las políticas públicas también fallan. La dificultad de compatibilizar la lactancia y la maternidad con la esfera laboral, y académica por ejemplo también es un obstáculo enorme para vivir esta etapa con plenitud y amamantar con placer el tiempo que lo deseemos. Se necesitan cambios urgentes en licencias maparentales, y el desarrollo de estrategias y políticas públicas que tiendan a reconciliar estos universos.
Lograr sostener la lactancia deseosa y con placer, trabajando remuneradamente, termina siendo, detrás de una tarea enorme y titánica, un acto de subversivo y de insumisión, una revolución, porque en verdad todo está dado para que esto no ocurra.
“Si contra la corriente médica y social, se logró establecer la lactancia y la madre pertenece al reducido grupo privilegiado de mujeres que cuenta con el derecho laboral de la licencia, en tres o cuatro meses deberá reinsertarse en un escenario donde no se prioriza la comodidad para la extracción (faltan lactarios en la mayoría de los encuadres laborales) y donde no se contempla la situación especial y demandante que es dar la teta”, aportó Cueto. Y agregó: “La mayoría de las mujeres vuelve a trabajar fuera de su casa cuando sus bebés tienen tres o cuatro meses, que es cuando se da la llamada crisis de crecimiento o crisis de lactancia, que tiene que ver con una demanda aún mayor de parte del bebé. O sea que el sistema laboral está absolutamente a contramano de lo que necesitan los cuerpos de las mujeres (y los bebés, claro) para poder sostener la lactancia”.
“Tu leche no lo alimenta” y otras frases poco felices que no ayudan en nada
A todo este panorama, hay que sumarle los mitos y creencias, que desalientan a las mujeres, cuando todo lo que necesitan es lo contrario. Decirle a una madre que su leche “no alimenta” a su hijo es -según Cueto- “una frase destructora y falsa, ya que se conoce que existe un perfecto equilibrio entre lo que produce cada madre y lo que necesita su bebé”.
“La leche materna es un alimento vivo, perfecto, complejo y completo -sumó Cimma-. Es realmente inigualable y aun cuando la ciencia avanza y continúa investigando, ni siquiera lo sabemos todo respecto de este magnífico torrente de vida. Cada madre produce una leche específica para su cría y tales frases son sólo mitos instaurados en una sociedad y reproducidos por un sistema sanitario que carece de formación y de información certera, oportuna y de calidad”.
Para Cueto, en este sentido, “recomendar a una madre que le dé de mamar a su hijo cada tres horas es desconocer que la lactancia debe ocurrir frente a las señales del bebé y de la madre, no por lo que indica un reloj. Justamente, el concepto que debe circular es el de ‘lactancia por señales’ o ‘libre demanda’”. Afirmaciones de este estilo no hacen más que llenar de dudas y ansiedad a la mujer a la que su bebé le demanda antes de las tres horas una nueva toma.
“Es urgente desplegar acciones para revertir los números desalentadores de bebés que reciben lactancia exclusiva, tal cual la pretensión de las sociedades científicas. No puede ser que un trabajo de cuidado tan beneficioso, desde el punto de vista colectivo, recaiga en los cuerpos de las mujeres en ausencia de soporte”, consideró la pediatra, quien opinó que “para mejorar la situación deteriorada de la lactancia, hay que quitarle el manto de soledad, correr el adjetivo de ‘materna’ que la acompañó históricamente y ubicarla en términos de corresponsabilidad”.
– ¿Por qué cree que se habla más del “sacrificio” de amamantar que del placer de hacerlo cuando es una elección?
– Cimma: Es que, un poco en línea con todo lo mencionado anteriormente, amamantar con placer cuando es una elección, y durante el término que una madre y su hijo/hija lo elijan, es una elección soberana y un acto subversivo, es un enorme privilegio que podremos darnos sólo algunas y con un esfuerzo titánico para conseguirlo.
La sociedad sacrifica a las madres y las lactancias. El sacrificio no es amamantar sino intentar hacerlo en un sistema que se vale de la separación y la ruptura; que no valora, acompaña y sostiene al trabajo de las madres, la continuidad de la vida.
– Cueto: Yo creo que en el concepto de “elección” hay trampa. No desconozco y respeto profundamente que existen mujeres que “eligen” no amamantar. Pero hay otro montón que no están eligiendo desde el deseo, sino adaptándose a este sistema que le da la espalda a la lactancia. El rédito social por dar la teta es nulo. Esta sociedad es un poco cínica y pone fecha para aplaudir la lactancia pero después la obstruye o la ningunea.
Entonces, ¿elegimos complementar con fórmula o interrumpir la lactancia o no nos queda otra? Insisto en la noción de que instalar una lactancia placentera (y no sacrificada) es haber vencido una carrera de obstáculos invisibilizada.
FUENTE:INFOBAE/ Por Valeria Chavez