El poder económico y mediático concentrado, ordenó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación la proscripción de la principal líder politica del país. Cristina Kirchner no podrá presentarse en las próximas elecciones. Las movilizaciones y acciones de resistencia se intensificarán en los próximos días y semanas. El sistema democrático y el estado de derecho quedan severamente afectados por esta decisión que viola las más elementales cuestiones de procedimientos y derechos que establece la propia Constitución Nacional.

La democracia argentina quedó severamente lesionada, luego del histórico y vergonzante fallo que dictaron tres jueces que conforman hoy la menguada Corte Suprema de Justicia de la Nación, y que determinó la prisión de Cristina Fernández de Kirchner, y con ello la imposibilidad de presentarse como candidata en las próximas elecciones a la máxima líder política que tiene el país, a su vez conductora de la principal fuerza opositora nacional.

Como pocas veces antes, los hilos de la marioneta quedaron expuestos a la luz del sol. Sólo no ve, aquel que no quiere ver. El verdadero poder (que es el económico concentrado con su poderío mediático alineado) dio la orden y sus obedientes cumplidores de órdenes llamados Rossatti, Rosenkratz y Lorenzetti, la ejecutaron en el día y la hora señalada.

Como tantas otras veces en la historia, el peronismo en particular y el campo nacional y popular en general afronta ahora, la proscripción efectiva de su líder.

La velocidad inédita de los supremos en cumplir con el pedido/orden que se les hizo llegar de manera bochornosa incluso a través de los medios de comunicación, genera una mancha imposible de borrar. Nada fue impedimento, ni siquiera el cumplimiento de las más mínimas garantías constitucionales que precisamente la Carta Magna establece.

Se había dicho por parte de la ex presidenta, el 6 de diciembre de 2022: la sentencia estaba escrita de antemano. El 10 de junio de 2025, esto se terminó de corroborar.

LA TORPEZA HISTORICA DEL PODER

La torpeza –que mantiene un hilo evidente a través de la historia- de los sectores del poder que aborrecen al peronismo como espacio que genera los líderes populares  que la Patria requiere, es evidente, puesto lo que hoy festejan (el encarcelamiento de CFK) se les volverá más temprano que tarde de forma inexorable, como un verdadero bumerang. Es que allí donde la encierren –no importa el lugar, cuestión con la que se masturban de felicidad algunos comunicadores por estas horas, mostrando incluso posibles calabozos- se generará el lugar a donde dirigentes y pueblo peregrinará. Ayer, en la historia, fue Gaspar Campos o Puerta de Hierro; hoy es San José y Humberto Primo, o donde termine siendo.

Que los hechos que nos ocupan ocurran en junio, prácticamente sobre la misma efeméride de los acontecimientos de 1956 con los fusilamientos de José León Suárez siempre presentes, es otra muestra de la torpeza de los poderosos, envalentonados por la impunidad con que se mueven desde toda la vida.

DESPERTAR AL GIGANTE

El aletargamiento en que se encontraba hasta el momento buena parte del peronismo y los sectores afines, fue definitivamente sacudido por los acontecimientos actuales. La continuidad de las horas por venir, marcarán el camino que los dirigentes deberán acertar en caminar para proponer de una buena vez por todas, una alternativa real a este presente agobiante, angustiante y asfixiante, en el que a las penurias económicas y el desastre social que se genera por las políticas de ajuste sistemático que se aplican, se le suma un cambio concreto: se inició una nueva fase, donde la democracia y el estado de derecho tal como los conocimos hasta ahora quedan mellados fuertemente. La etapa impondrá, de parte de los ejecutores de las órdenes que disponen los verdaderos dueños del poder, un recrudecimiento de la matriz represiva.

Ante esa realidad, sólo quedará una salida. La de participar de forma militante, la de denunciar la realidad imperante, la de conformar una fuerte opción opositora a este modelo, que permita recuperar el gobierno, para que cuando ello ocurra, cuando se concrete una vez más el anhelado “Volveremos”, los cambios que se pongan en marcha sean definitivos, transformadores y revolucionarios.