Tecnología y plásticaCon inteligencia artificial, un biólogo molecular incursiona en el arte multimedia
27 marzo, 2023
Ariel Wilner encaró en Munar Arte una muestra en la que las moléculas creadas con tecnologías de inteligencia artificial se mostrarán en pantallas de LED de gran tamaño y también se exhibirán treinta obras digitales impresas en papel, con la curaduría de Juan Pablo Ferlat.
El artista y doctor en Genética Molecular Ariel Wilner presenta «Neotenia», una muestra de arte multimedia generada con herramientas de inteligencia artificial que indaga sobre las posibilidades de lo molecular, el universo biológico invisible que nos rodea e invita a reflexionar sobre distintas problemáticas que golpean al mundo.
«Trabajo con un universo que para la gran mayoría de las personas es imaginario. Es necesario corporalidad a la ciencia y sus conceptos y la inteligencia artificial tiene muchas herramientas para hacer eso posible», explica Wilner a Télam sobre el enfoque de proyecto.
«Empecé mi carrera cuando me recibí de biólogo y me especialicé en evolución y ecología. Después, me mudé al mundo de lo molecular», cuenta sobre cómo su recorrido académico su fue amoldando a sus intereses.
«Neotenia» -que podrá visitarse en Munar Arte, en avenida Don Pedro de Mendoza 1555, del 30 de marzo al 9 de abril- hace referencia al proceso estudiado por la biología evolutiva por el cual una población adulta conserva características del estado juvenil. Y dentro de ese concepto, Wilner decidió reparar en la creatividad que permite tanto a científicos como a artistas explorar territorios desconocidos para dar con nuevas ideas. Neotenia es, entonces, la capacidad de mantener la puerta de la imaginación abierta como en la niñez.
Wilner entiende que el acceso a la creatividad y la posibilidad de sostener la curiosidad en la vida adulta son de vital importancia para que la humanidad pueda dar respuestas innovadoras a los nuevos problemas que enfrenta. «La Neotenia vinculada a la creatividad e innovación en la ciencia y el arte, es de gran importancia en la adaptación y la prosperidad de la especie en entornos cambiantes como los del siglo XXI», explica Wilner quien, a los 62 años y en su doble rol de artista-científico, es el ejemplo paradigmático de qué es ser neoténico.
Le cuesta, sin embargo, considerarse «artista» y prefiere definirse como un «utilizador de herramientas». «Aprendí a usar una única herramienta y me costó un perú», confiesa y se ríe.
«Todos nacemos con creatividad, cierto buen humor y ganas de experimentar. Pero a partir de la adolescencia creo que algunos abandonan esa mochila de lo lúdico. Y ese gesto es una gran pérdida», relata sobre por qué la curiosidad, la creatividad y las ganas de explorar en lo desconocido se disuelven a medida que crecemos.
¿Y cómo fue que decidió volcarse al arte? «En la famosa curva de adaptación de la tecnología, siempre estoy arriba. Me encanta empaparme de cosas nuevas. Entonces, cuando las herramientas de inteligencia artificial comenzaron a estar disponibles en aplicaciones para el teléfono, me puse a investigar. Y empecé a darme cuenta de que abrían un universo maravilloso», explica. Wilner trabaja con el robot ChatGPT en un formato de pregunta-respuesta y también con un generador de imágenes al que, reconoce, le costó «domar».
Inspirado en la belleza oculta de las moléculas e interesado en reflexionar sobre el misterioso mundo orgánico del cual casi no se tienen representaciones gráficas, el biólogo molecular se valió de herramientas tecnológicas y de inteligencia artificial para, desde el arte, acercar al gran público el mundo de la ciencia que, a veces, puede ser críptico. Neotenia, entonces, pone en contacto la tradición de la divulgación científica con el innovador mundo de la Inteligencia Artificial.
En Munar Arte, las moléculas creadas con tecnologías de inteligencia artificial se mostrarán en pantallas de LED de gran tamaño y también se exhibirán treinta obras digitales impresas en papel, con la curaduría de Juan Pablo Ferlat.
Las obras fueron creadas con modelos de inteligencia artificial basados en redes neuronales artificiales con capacidad de representación de imágenes a partir de texto. Este algoritmo toma como entrada un texto o descripción en lenguaje natural de la imagen que el biólogo desea generar y responde produciendo una imagen que representa o coincide con esa descripción.
«La ciencia no habla de lo que no sabe y eso es lo que a mí me entusiasma explorar, lo que falta. Por ejemplo, la ciencia no puede llegar a explicar cómo es que de nuestro cerebro salen efectivamente las palabras o la imaginación, sabe qué mecanismos ocurren, pero no cómo ocurre. Mi obra busca conmover porque desde la fuerza de la imagen intento, además, aportar contenido para buscar cuestionarnos sobre diferentes temas de interés para el mundo», cuenta Wilner sobre el sentido detrás de lo que hace.
Su incursión en el mundo del arte es relativamente reciente, pero direccionada. Lo cuenta, sin embargo, con asombro. «Jamás en la vida se me hubiera ocurrido que iba a terminar enganchado al mundo del arte. Creo que en algún punto fue una absoluta casualidad que empezó hace cuatro o cinco años cuando los celulares habilitaron aplicaciones en las que intervenía Inteligencia Artificial», cuenta.
«Alguna vez alguien me dijo que le hice un `by pass´ a la dislexia de la ciencia, la dificultad que tiene a veces para contar lo que sucede. En realidad, yo creo que el arte multimedia me permite expresar algo que de ninguna manera puedo hacer con las manos», analiza sobre cómo se dialogan su perfil científico y el artístico.
Exhibió en The Brick Lane Gallery London en 2016 y en la Bienal Internacional de Ciencia, Arte y Tecnología BIT 2020. Ese mismo año creó «The Challenge of Life», una obra que busca generar conciencia sobre el hambre en el mundo. A fines de 2022 presentó una muestra de Sci-Art en Decentraland en el espacio de Museum District y ha participado de una muestra de Poncho NFT.
«Estoy convencido de que la neotenia, la capacidad que tiene el hombre de poner en marcha la creatividad y de tener viva la curiosidad, es fundamental para la salvación de la humanidad. Si uno estudia la evolución humana, descubre en qué medida la improvisación y la adaptación son dos mecanismos fundamentales. Cuanto más plásticos seamos, mejor nos irá», reflexiona. La neotenia sería, entonces, una fuente de juventud eterna para la humanidad.
FUENTE:TELAM/Por Ana Clara Pérez Cotten