SE MURIO WALTER SAADEChau Negro, nos vemos a la vuelta
24 octubre, 2025
La imprevista muerte de Néstor Walter Saade, ocurrida a sus 56 años de edad, impactó fuertemente en la comunidad de Chascomús. Empleado municipal y reconocido militante político y social comprometido con su comunidad, su velorio y su entierro fueron momentos de masivo y heterogéneo acompañamiento vecinal. En la última sesión del Concejo Deliberante de Chascomús (donde supo desempeñarse en otros tiempos) el «Negro» o el «Turko» fue homenajeado por los ediles de todos los bloques. Las que siguen, son las palabras que se leyeron en su honor, a posteriori de un minuto de silencio y antes de un estruendoso aplauso.
El “Negro” o “Turko” Néstor Walter Saade nació en Chascomús el 13 de marzo de 1969. Su padre fue Harry Saade, sanjuanino que de joven trajo aquí a su familia, y su madre es la Compañera Alicia Aramburú. Es el mayor de cinco hermanos, con otros dos varones y otras tantas mujeres. Es el esposo de Candela Irarchet y el padre de Lara y Nayla.
Es el amigo de todos.
En sus cincuenta y seis años de vida, fue siempre un ser humano comprometido, leal, militante de las nobles causas, permanentemente solidario, y con firmes e inquebrantables convicciones.
Inició su militancia como peronista, sentimiento que nunca abandonó más allá de los caminos a veces sinuosos de la política partidaria. Con trece años era parte de la JP Chascomús en los albores de la Democracia, allá por 1983. Su casa –por mandato de su padre y adhesión incondicional de toda la familia, él incluido- fue bastión de la mítica Agrupación Juan José Valle. Incluso varios meses antes del retorno de las urnas en 1983, desde fines de 1981, con sólo 11 años y como trinchera de la resistencia a la dictadura, era casi sin darse cuenta un colaborador del merendero solidario que aquellos peronistas alineados en la histórica “Intransigencia y Movilización Peronista”, montaron en la casa de su familia, los Saade.
Solía decir, entre vinos y cervezas: “tenemos más perdidas que ganadas, pero eso no quiere decir que no tengamos razón, así que a seguir militando Compañeros”.
Como inclaudicable militante de los Derechos Humanos, fue uno de los fundadores de la APDH en Chascomús; antes de ello, supo participar de los escraches denunciatorios de los genocidas en libertad, cuando los asesinos de la Dictadura disfrutaban de la Obediencia Debida y el punto final radical, como de los indultos menemistas.
Abrazó desde siempre, haciendo honor y orgullo de su ascendencia sirio/libanesa, la causa Palestina, reivindicando la lucha de un pueblo masacrado y estigmatizado, que aun hoy sufre un genocidio que debe avergonzar al mundo entero.
Sin ser docente, a mediados de los noventa fue parte indispensable en el surgimiento del gremio docente Suteba, y fundador de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). Su pertenencia a esa central obrera combativa no fue nunca impedimento para que cada vez que algún gremio en lucha lo invitara a “bancar” a desocupados y/o despedidos, él dijera presente. Al menos cuatro sindicatos pueden dar fe: Atilra, SMATA, Camioneros y Asociación Bancaria. Seguramente, son muchos más.
Fue integrante de la JP Chascomunense que adscribía a finales de los ochenta al “cafierismo”, y rápidamente pasó a enfrentar al menemismo, siendo parte del germen fundacional del Grupo de los Ocho, con su correlato seccional que fue el “Núcleo del Interior”.
Donde hubo que estar, estuvo.
Fue en los noventa uno de los impulsores del Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO) surgido desde las entrañas de la CTA en todo el país como herramienta para visibilizar el hambre que se extendía en toda la Patria, de lo que Chascomús no fue excepción, en tiempos donde en paralelo estaban naciendo en todo el territorio los movimientos sociales, merenderos comunitarios, espacios “piqueteros” y demás agrupamientos vecinales que trataban de paliar la falta de comida en cientos de miles de personas en todo el país.
Fue un compañero leal como pocos, obediente por convicción y no por obediencia debida: cuando tuvo que discutir, lo hizo sin importar quién estaba delante. Nunca se calló, y siempre predicó con el ejemplo. De ello nace el reconocimiento unánime que cosechó.
En los noventa, como parte de la militancia en contra de la entrega del país que ejecutaba el menemismo, militó con firmeza junto al gremio Luz y Fuerza Seccional Mar del Plata, aquí en Chascomús junto a otro militante olvidado, como Horacio “Cabezón” Rossetti.
Desempeñó tareas como empleado municipal en el distrito de Avellaneda. Allí afrontó la crisis de 2001; aun es recordado en isla Maciel, en Dock Sud y en Villa Corina, por ser él en persona el que ingresaba con los alimentos para aquellos que lo necesitaban, en medio de los saqueos, los heridos y los muertos. Colaboró de forma incansable en rescatar heridos en el 2002, cuando sucedió la represión y la masacre policial que la historia recuerda como “Puente Pueyrredón”.
Fue uno de los militantes originarios de toda la génesis de lo que luego se transformó en el partido político Unidad por Chascomús. Hasta que llegó Néstor Kirchner y ello fue –para él y para muchos- la señal de que era tiempo no de volver al peronismo (de donde nunca se alejó) pero sí a las estructuras que “Uno de los nuestros” (como decía cuando hablaba de Néstor Kirchner) venía a transformar como efectivamente transformó.
Fue clave con su militancia, pegando carteles, colocando pasacalles en las alturas y acercando vecinos de los espacios más diversos, para el triunfo logrado en la iniciática primaria abierta simultánea y obligatoria (PASO) que tuvo lugar en Chascomús, en 2011, con tres listas peronistas compitiendo entre sí.
En el año 2017, fue parte de la única elección entre dos listas que democráticamente se realizó en la historia del Club Atlético Tiro Federal, siendo integrante clave de la nómina vencedora. A partir de ello fue un consecuente Delegado de su club ante la Liga Chascomunense de Fútbol, defendiendo a la entidad y cosechando el reconocimiento de todos representantes de los 26 clubes de toda la región que en esos años integraban la Liga Chascomunense de Fútbol.
Con cargo o sin cargo, JAMAS dejó de colaborar de una u otra forma con Tiro Federal. Su próxima tarea –que quedará inconclusa- era la colocación de unos artefactos lumínicos en el predio deportivo del barrio 30 de Mayo.
Se sumó al Foro Vecinal de Seguridad de Chascomús, y hasta su muerte fue uno de sus más consecuentes integrantes.
Tenía claro que participar era la clave, ahí donde se pudiera. Sin importar cargo o rango: sumar, aportar y participar al colectivo.
En los últimos años, se incorporó formalmente a la estructura de Nuevo Encuentro, reconociendo en Cristina Fernández de Kirchner su conducción, y entendiendo –aun sin resignar jamás su sentimiento y su pertenencia peronista- que ese era el mejor camino para aportar a la construcción, el sostenimiento y el crecimiento del campo nacional y popular, junto a amigos y compañeros que transitaron y transitan ese mismo camino.
Estuvo al cabo de su incansable vida, ligado institucionalmente a todo tipo de espacios comunitarios: clubes deportivos locales, peñas de clubes de fútbol nacionales, radios de la ciudad (fue emblema y símbolo de FM Volver, pero también en la inicial Radio Chascomús), agrupaciones moteras, espacios colectivos de músicos locales a los que se encargaba de difundir de la forma en que estuviera a su alcance, como también fue un permanente y activo integrante del grupo de Radioaficionados de la ciudad.
Desde su condición de operador de radio, hizo absolutamente de todo. Sobresalen en el recuerdo y en la historia, su imprescindible participación en los festivales solidarios con transmisiones radiales por FM Volver de 24 horas consecutivas, que se hicieron en el Club Bochístico Independiente, para ayudar a los inundados de Villa Paranacito, en Entre Rios.
Fue también, durante las inundaciones de principios de los noventa que golpearon a Chascomús, parte de las juventudes políticas que durante días y noches llenaron a pala y sin descanso bolsas de arena para levantar defensas, en los barrios La Concordia, Escribano y también frente al Parque de la Esperanza, cuando en esos lugares aun no estaban las construcciones defensivas que hoy existen.
Ya de grande terminó la escuela secundaria a través del Plan Fines, reivindicando en cada oportunidad esa herramienta que brindó el estado nacional a él y a tantos otros; en ello también predicó con el ejemplo: pidió a sus hijas que estudien, estudiando.
Se recibió de electricista y fue matriculado en ese oficio, conocimiento que más que para ganar un ingreso en su beneficio, utilizó para ayudar a cientos de familias, de forma solidaria y sin prensa alguna.
Su salida del hospital local tras dos meses de cruenta batalla –que ganó- contra el Covid 19, será recordada como uno de los hechos que más unificó a los chascomunenses en las últimas décadas.
En las últimas elecciones del 7 de septiembre, no dudó un instante en ser parte –aun desde un lugar secundario- de la lista de Fuerza Patria, ya que más allá de algunas desaveniencias formales, siempre tuvo claro que el enemigo era y es Milei y sus políticas económicas, a las que sólo se podía (y se puede) enfrentar con la máxima unidad posible del campo nacional y popular. Era siempre, un orgulloso portador de aquella remera con la leyenda “Unidos y Organizados”.
La muerte lo sorprendió trabajando, con la camiseta de empleado municipal puesta. Con su cuadrilla a cargo. Predicando con el ejemplo: él arriba de la planta, con la motosierra, aun pese a los dolores que –esta vez- no le dieron revancha.



