Es el resultado de un cuidado proceso que significó la capacitación del personal de los geriátricos municipales, los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y de diversos sectores del sistema de salud público. En la ciudad, en promedio, se generan 590 gramos diarios de residuos patogénicos por cama ocupada, un número que está por debajo de los parámetros establecidos por la Universidad del Centro y la Nación. Carlos Riccomagno, director asociado del Hospital Municipal, afirmó a La Vanguardia que “la mejora de los procesos internos es la única vía factible para bajar costos y lograr erogaciones coherentes con nuestra situación económico financiera”.

El manejo de residuos hospitalarios forma parte de un área clave del sistema de salud pública. En esa línea, Balcarce ha dado un paso trascendental para la disminución de los volúmenes generados en el centro de salud local. Esto ocurrió debido a un adecuado sistema de clasificación de los residuos generados, el cual se lleva a cabo, por ejemplo, utilizando bolsas de distintos colores. Carlos Riccomagno, director asociado del Hospital Municipal, contó a La Vanguardia que desde inicio de 2016 se está trabajando en materia de residuos hospitalarios con el objetivo de mejorar los procesos de selección y generar un ahorro en los costos de recolección de estos desechos.  “Nos asesora desde aquel entonces Rubén Donalisio, licenciado en Gestión Ambiental y docente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires. La característica que tiene en la provincia en el sistema de recolección de residuos hospitalarios es que esta cartelizada, esto significa que en algunas regiones hay uno o dos proveedores como mucho, y esto nos pone ante una situación monopólica u oligopólica por lo cual tenemos poca posibilidad de negociar precios o bajar  los costos. Por lo tanto nos cabe simplemente trabajar en mejorar los procesos internos de clasificación de los residuos a partir de la capacitación del personal”, manifestó el funcionario.

Asimismo, y sobre la tarea específica, Riccomagno explicó que “la mejora de los procesos está íntimamente vinculada a la capacitación del personal de todas las áreas. Así, en este año estamos llevando a cabo cierta “sintonía fina” en este tópico. Ha participado en las capacitaciones el personal de ambos geriátricos municipales, de todos los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y de diversos sectores del Hospital Fossati. Los conocimientos adquiridos y el compromiso de nuestra gente han hecho posible que logremos cifras impensadas algunos años atrás”, resumió.

Respecto de la evolución de las contrataciones para este tipo de residuos, La Vanguardia pudo saber que en el año 2018 en el Hospital se utilizaron 80 cajas de 110 Lts cada una; en el año 2019 se comenzó a trabajar con contenedores. Se contrataban 10 a 12 contenedores mensuales; durante 2020 se decidió establecer un tope para los contenedores contratados. En el segundo semestre del año se contrataron 8 contenedores por mes, mientras que en 2021 -en ambos semestres del año- el contrato incluyó 8 contenedores. En tanto, durante 2022, y en lo que respecta al primer semestre, se contrataron 8 contenedores y para el segundo semestre 7. Por otra parte, para el año 2023 se prevé realizar un contrato semestral de 6 contenedores.

La disminución de los volúmenes generados se debió –se indicó- a un adecuado sistema de clasificación de los residuos generados, el cual se lleva a cabo utilizando bolsas de distintos colores: bolsas negras: residuos domésticos, bolsas rojas: patogénicos, bolsas celestes: material descartable proveniente de enfermedades no infecto contagiosas; bolsas blancas: material descartable proveniente de tratamientos con pacientes con Covid y las bolsas amarillas para medicamentos vencidos y reactivos de laboratorio también vencidos.

“Los resultados son tangibles y muestran fielmente nuestro liderazgo en la provincia de Buenos Aires. Hoy día tenemos una generación de patogénicos de 590 gramos diarios por cama ocupada. La Universidad del Centro establece un indicador de 1000 gramos como ideal y el Ministerio de Salud de la Nación establece una banda que va de 600 a 1200 gramos. Es decir, estamos por debajo de los parámetros que establecen las mencionadas instituciones”, destacó el director asociado.

En el final, el funcionario sostuvo que “es claro que estamos en un proceso de mejora continua que generará ahorros significativos para nuestro sistema de salud. Por eso ya prevemos reducir aún más los volúmenes de recolección contratados para el primer semestre de 2023”, concluyó.

A su turno, el licenciado Rubén Donalisio sostuvo que “la gestión integral de residuos en los establecimientos de salud es bastante reciente. La legislación que hace que aparezca la bolsa roja en los establecimientos de salud recién fue en el ´90. Antes todos los residuos se tiraban en el mismo tacho, esto fue por la epidemia de VIH y, así como tuvimos ahora de Coronavirus, con la epidemia de VIH se implementó la gestión separada de los residuos de la atención de la salud. Así fue como la práctica hizo que la gran mayoría de los residuos, no por conocimiento sino por la misma práctica y por el mismo miedo que había de la enfermedad, terminara en la bolsa roja. Estamos hablando de una práctica que tiene más de 30 años, por lo que en ese sentido es clave lograr implementar un cambio en la clasificación dentro de los establecimientos de salud, lo que demuestra que se puede trabajar con los establecimientos públicos y lograr cambios que sean importantes y significativos, no solamente para el arca pública sino también para las prácticas de las mismas personas”.

“Nosotros venimos trabajando con Balcarce desde hace varios años con una variedad de acciones; hay relevamientos, charlas participativas con el personal no son expositivas sino que hay intercambio y vamos ajustando el sistema de gestión en la medida que vamos encontrando detalles y se va involucrando el personal de salud. Esto no sería posible si no fuese por el compromiso que tiene la gestión del establecimiento porque por más que uno quisiera hacer cambios en la clasificación, si la gestión no acompaña es muy difícil porque implica comprar otros colores de bolsas, acomodar los recipientes, intervenir o mediar entre charlas de distintas áreas para que estén en la misma línea y eso se ha logrado en Balcarce; que la clasificación sea una de las más eficientes de por lo menos en el interior de la provincia de Buenos Aires y en todos los municipios donde estamos trabajando”, dijo.

“Esa eficiencia no solamente tiene que ver con la disminución de la   generación, sino con mantener esa generación en un promedio lo suficientemente bajo durante un periodo largo de tiempo ya que hay veces que un establecimiento de salud puede bajar su generación puntualmente un mes pero después volver hacia atrás y tener una generación alta de bolsa roja. En este caso, Balcarce tiene un continuo descenso en la generación de bolsa roja por una mejor clasificaciones, por entender mejor que es lo que tiene que ir a un tratamiento particular y que es lo que puede seguir yendo a la gestión de los residuos sólidos domiciliarios”, finalizó.

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