
18 DE JUNIO: MAL DIA PARA SER GORILAEl peronismo escribió otra página de su historia, a base de militancia, amor y devoción por su líder
18 junio, 2025
Cristina Kirchner volvió a patear el tablero político y expuso las brutalidades del poder económico y mediático que la encerró sin pruebas. Habló ante un millón de personas con un discurso grabado… ¡y luego por teléfono! Por si fuera poco, los jueces tendrán que explicitarle por escrito si puede, o no, salir al balcón de su casa. Argentina y peronismo: no lo entenderías…
El peronismo sumó una nueva fecha a su larga lista de históricas efemérides políticas que sobresalen en la memoria popular. Pasarán los años, y se recordarán y se resignificarán todos los acontecimientos de este 18 de junio de 2025. Así como hubo Puerta de Hierro y Gaspar Campos y ahora hay San José y Humberto Primo, el millón de personas que se movilizó en esta jornada aportó su granito de arena para esribir una página de la historia nacional, que será leída una y otra vez en el futuro, sobre la que muchos no dudan en catalogar como el 17 de octubre del siglo XXI.
Cristina Fernández de Kirchner –víctima de encarcelamiento domiciliario secuela de una sentencia judicial no revisada por la Corte Suprema de (in)Justicia que ya es estudiada en las facultades de Derecho para aprender todo lo que no debe hacerse si se llega a juez o jueza- pateó una vez más el tablero y como los grandes jugadores de cualquier deporte, sorprendió: con un discurso primero grabado y luego ampliado en vivo vía teléfono, confirmó por si hacía falta que es la principal dirigente político del país, y va de suyo la máxima referente de la actual oposición.
Alguna vez, al General Juan Perón le preguntaron qué pensaba hacer para volver al gobierno, mientras transitaba su largo exilio; el tres veces presidente constitucional respondió: «yo nada, todo lo harán nuestros enemigos».
En este 2025, la torpeza del gobierno nacional, de los periodistas de los medios hegemónicos concentrados, del establishment económico y de las máximas autoridades judiciales del país, se expuso a cielo abierto: Patricia Bullrich cometiendo ilegalidades manifiestas al requisar cientos de colectivos en los accesos a CABA, exponiendo el pánico de la administración libertaria por tener enfrente una movilización popular; los majules de la vida alarmados hasta el borde del infarto por la señora que baila y sonríe ante la muchedumbre, cuando según su lógica debería estar deprimida y sola (como deseara un fallecido conductor radial y televisivo); los integrantes del Tribunal Federal que condenaron sin puebas pero con “sentido común”, obligados a tener que responder qué debe hacerse con un balcón, y con la militancia que peregrinará sin cesar hasta esa ya mítica esquina porteña, y con esa mujer que se recoge el pelo y se planta.
Dentro de veinte días, jornada más o jornada menos, un presidente como el del Brasil visitará a CFK en su lugar de detención. Será una más de las tantas fotografías y hechos políticos que se generarán y encadenarán de forma sucesiva en torno a la arbitraria y proscriptiva detención de quien fue dos veces máxima autoridad del país.
Una vez más, lo hicieron ellos. Los antiperonistas. Tal como la historia demuestra, volvieron a tropezar con la misma piedra. Tal vez porque no son afectos a leer la historia. Otra vez, el odio visceral que profesan generó las condiciones para que el peronismo y sus aliados del campo nacional y popular –ese gigante que se mostraba adormecido, sumido en discusiones internas y estériles- hoy esté de pie, debatiendo lo que vendrá. Y con un pueblo -o una muy buena porción de él, al menos- que encontró una esperanza.
En suma, y mientras el más de un millón de personas –número que se multiplica en plazas y rincones disímiles de todo el país, que no pudieron viajar o a los que no se les permitió llegar- retorna a sus lugares de la Patria profunda, mal día este 18 de junio de 2025 para ser Milei. Para ser Magnetto. O Macri. O Rosenkratz, Rossatti y Lorenzetti. Ni te digo Luciani, Mola o el juez Gorini.
Mal día para ser antiperonista. Si estás ahí, el odio, la bronca y el no comprender te quema por dentro. Porque nunca entendieron –y ahora tampoco- las razones de la alegría de encontrarse, por ejemplo, en una plaza desbordada de pueblo.