EEUU, alerta: los mercados En el Gobierno apuestan al rebote, pero el virus aún no da respiro
13 julio, 2020
Faltaban apenas 45 minutos para que la pelota volviera a rodar ayer a la mañana en los Estados Unidos con el partido de fútbol entre DC United y Toronto, parte del cada vez más cotizado torneo de la Major League Soccer. Sin embargo, el encuentro debió suspenderse debido a la detección de un contagio de nuevo coronavirus y de un caso sospechoso en los análisis realizados en la víspera a los jugadores. Así, entre el afán de normalizar las actividades y una pandemia que no deja de hacer estragos, se dirime la vida cotidiana en ese país, lo que configura un partido reñido entre salud pública y economía cuyo resultado será clave para las chances de Donald Trump de lograr la reelección el 3 de noviembre.
La pregunta por la velocidad en que se normalizará la economía es el desvelo de los políticos en Washington y de los inversores en Nueva York. Y el problema de avanzar con el freno de mano puesto cruza todas las decisiones.
El mercado accionario sigue operando con la expectativa de una recuperación económica veloz, pero las advertencias en contrario abundan. Como en el soccer, la cancha se abre… pero puede que deba cerrarse.
El sábado último, Estados Unidos sumó 66.528 nuevos casos documentados de covid-19, un nuevo récord que se explica sobre todo en el avance impactante del virus en el sur y el oeste. En tanto, la suma total de muertes se acercó a los 135.000.
El principal asesor científico del Gobierno en la emergencia, el prestigioso infectólogo Anthony Fauci, consejero de todos los últimos presidentes, contradijo en la última semana el optimismo que infunde la Casa Blanca al señalar que estados Unidos parece dirigirse hacia una meseta muy elevada de 100.000 contagios diarios y que, “como país, cuando nos comparamos con otros, no podemos decir que nos esté yendo bien”. En efecto, aquel sigue siendo el más golpeado del mundo por la pandemia y alberga uno de cada cuatro casos documentados a nivel global.
Para el experto, el desconfinamiento en muchas regiones fue “demasiado lejos” y es probable que haya que volver atrás en la apertura.
La dicotomía es apabullante: a pesar de toda esa información, los inversores se guían por la presunción de que no habrá un nuevo shutdown.
Analistas advierten que los balances de las empresas del S&P 500 correspondientes al segundo trimestre podrían resultar decepcionantes y funcionarios de la Reserva Federal en diferentes ciudades invitan a mirar las curvas de casos antes de dar nada por descontado.
Las luces amarillas son visibles. “Nueve estados en casi todas las regiones importantes registran récords diarios de casos”, tituló ayer The Washington Post. En otro artículo, ese diario influyente alertó que “la recuperación económica puede fracasar en tanto persiste la disrupción del virus”.
El segundo artículo, firmado por David J. Lynch, indica que, en opinión de Goldman Sachs, “sin una estrategia federal uniforme, muchos gobernadores se apuraron a reabrir las economías de sus estados sin haber controlado el virus. Ahora, estados como Florida, California, Texas y Arizona están registrando récords diarios de casos y más del 70 por ciento del país debió poner en pausa o revertir los planes de reapertura”.
“Una nueva debilidad del mercado de trabajo representaría una profunda decepción para millones de trabajadores y para el presidente Trump, ansioso por resaltar el progreso económico con solo unos pocos meses por delante antes de las elecciones de noviembre”, señaló, por su parte, el periodista.
Todos los números son colosales en la mayor economía del mundo. Desde marzo, cuando la pandemia llegó a ese país, se destruyeron más de 22 millones de puestos de trabajo. Sin embargo, la flexibilidad del mercado laboral estadounidense hace que lo que se pierde rápidamente también se recupere con facilidad y entre mayo y junio se recrearán 7,5 millones. Así, la tasa de desempleo pasó del 3,5% en febrero a más del 15% en el pico de la pandemia en la costa este y a 11,15 en la actualidad. Lo que los especialistas señalan es que parece probable que la resiliencia del SARS-CoV-2 en estados importantes como Texas, Florida y California interrumpa el reciente círculo virtuoso, convenza a empresas líderes de que la reducción de sus planteles es más una necesidad de largo plazo que una imposición del momento y lleve la recesión más adentro en el año, lo que cumpliría con el pronóstico de una caída del producto del 8% en 2020. ¿Sería posible, si el escenario pesimista fuera el que se concretara, que Trump gane las elecciones de noviembre?
De acuerdo con el tradicional promedio de encuestas que realiza Real Clear Politics, en los estados oscilantes -Wisconsin, Florida, Michigan, Pennsylvania, North Carolina, Arizona y Minnesota- el demócrata Joseph Biden obtiene una ventaja promedio de 9 puntos porcentuales sobre el presidente republicano.
Cabe recordar que en 2016, Trump perdió en votación popular con Hillary Clinton -casi 63 millones de sufragios contra casi 66 millones, respectivamente, una diferencia porcentual de 2 puntos-, pero se impuso en el Colegio Electoral por 304 a 227 delegados. Sin embargo, un reparto territorial del voto eventualmente favorable al Partido Republicano no sería suficiente para que la historia se repitiera esta vez en un escenario de ventaja tan fuerte para la oposición.
Así, la proyección de Real Clear Politics para el Colegio Electoral arroja por ahora una ventaja para Biden de 222 a 125, con 191 delegados imposibles de prever.
Faltan menos de cuatro meses para que se abran las urnas y hasta es imposible prever en qué condiciones votará Estados Unidos cuando el verano ya haya terminado. ¿Habrá entonces vacuna para el nuevo coronavirus? ¿Tendrá esta el alcance suficiente como para, cuando menos, recrear un clima social de esperanza? Es mucho lo que se juega en la ruleta de la pandemia y el apuro por reabrir la actividad en contra de las advertencias de los científicos no surge solo la vocación altruista de proteger las fuentes de trabajo e ingreso de la población. El cálculo político también mete la cola.
(Fuente: Ambito Financiero)