Tras el cierre de la temporada de verano –que fue la peor en los últimos quince años de acuerdo a datos brindados por las cámaras que agrupan a los sectores del turismo y la gastronomía- y luego de pasado el último super fin de semana largo (con niveles módicos de flujo turístico, pero sobre todo muy bajos porcentajes de gastos en general) los distritos bonaerenses que tienen al turismo como su principal sostén económico, miran con creciente preocupación el futuro inmediato. Pinamar es uno de ellos: «hay que pasar el invierno».

Las medidas económicas impuestas por el actual gobierno nacional a partir de su asunción el pasado 10 de diciembre, impactaron de lleno y de forma negativa en la actividad turística, en el consumo interno, en la producción agrícola/ganadera y en la construcción, pilares centrales de la actividad económica de la mayoría – si no de la totalidad- de los distritos bonaerenses.

El plan económico ejecutado por el presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo –que incluye cesantía de miles de trabajadores del estado a lo largo y ancho del país- apunta a lograr el promocionado “déficit cero”, dejando a su paso un tendal de devastación.

En particular, los municipios bonaerenses que tienen en el turismo una de sus principales columnas económicas, padecen esta situación, y ahora observan con alarma, la gravedad de los meses de invierno que se avecinan.

EL CASO DE LO QUE OCURRE EN PINAMAR

Pinamar es uno de esos municipios. Con un gobierno cercano al actual oficialismo libertario –es intendente Juan Ibarguren del Pro, quien acaba de suceder al hoy diputado nacional de la misma fuerza política Martín Yeza, tras ocho años de este como jefe comunal- en Pinamar las autoridades se muestran alarmadas por el futuro inmediato.

Es que el balance de la temporada de verano fue harto negativo, con varias semanas de febrero e incluso enero donde los niveles de alojamiento estuvieron lejos de colmarse, sobre todo en los días de semana (lunes a jueves). Pero además, los niveles de consumo cayeron de forma considerable en la comparativa con años anteriores, lo que repercutió de forma negativa en la gastronomía fundamentalmente.

Ahora, el propio oficialismo –en la voz de uno de sus concejales, Alejo Yeza- reconoce la gravedad del panorama inmediato, que incluye una brusca caída en los niveles de construcción edilicia que se registran en el municipio.

Es que de acuerdo al último censo nacional del 2022, Pinamar fue uno de los municipios de mayor crecimiento demográfico, con una curva de incremento por encima de la media. Ellotuvo positivo impacto directo en la construcción fundamentalmente. Sin embargo, ahora los datos de las cámaras del sector y los informes de las inmobiliarias son elocuentes: en la comparativa interanual con el año 2023, la caída de la construcción en enero pasado fue del 10% y en febrero fue del 25%. Así lo confirmó el propio Alejo Yeza, en declaraciones radiales que replica el medio periodístico “Pinamar Diario”.

Yeza señaló que “construir en la actualidad sale aproximadamente unos mil doscientos dólares el metro cuadrado” al tiempo que resaltó que según su criterio, quienes tienen la posibilidad de iniciar construcciones como forma de inversión están esperando a ver qué pasa”. El edil oficialista reconoció incluso que “los incentivos para la construcción de otros años hoy ya no son lo mismo”, en una velada crítica al cambio de las políticas de orden nacional, que su fuerza política avala y acompaña.

Yeza manifestó su buena predisposición al decir que “los concejales tenemos que arremangarnos y empezar a trabajar para incentivar a desarrolladores y emprendedores como para conservar el trabajo de los vecinos”, aunque no pudo precisar cómo podría hacerse eso desde el orden únicamente local, más allá del voluntarismo.