Encuesta al Público de la Feria de EditoresCrecimiento, renovación y “lectores intensos”: 9 datos
26 marzo, 2024
El nuevo informe de la FED reflejó características, consumos y preferencias. Infobae Cultura habló con los investigadores Alejandro Dujovne y Ezequiel Saferstein, y el editor Hernán López Winne
“No existen editoriales independientes sin lectores”, dice Alejandro Dujovne, del otro lado del teléfono. Junto a Ezequiel Saferstein realizaron la ya habitual Encuesta al Público de la Feria de Editores. Ambos investigadores coordinaron el trabajo con el Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro (LM–IDAES/UNSAM) y trabajaron sobre 367 casos. Se trata de la edición 2023 que, luego de un intenso recorrido, logró posicionarse como un clásico de la escena cultural argentina. ¿Qué tiene la FED que la hace tan especial? “Hay como una especie de cofradía entre la gente que va”, dice Hernán López Winne, uno de los organizador de la FED y director de Ediciones Godot. Los tres conversaron con Infobae Cultura sobre los resultados de la encuesta. Empecemos el punteo.
Crecimiento y la primera vez
El primer dato es la cantidad de visitantes: 22 mil personas asistieron al Complejo C Art Media de la Ciudad de Buenos Aires los días 3, 4, 5 y 6 de agosto de 2023, 3 mil más que la edición anterior. “No hubo hallazgos muy disonantes respecto de las encuestas anteriores y eso también es un dato importante de cómo se fue conformando un espacio que permite dar cuenta de un público más o menos reconocible”, dice Saferstein, y agrega: “Lo que se va viendo es un público cada vez más amplio. De hecho, los que asisten a la FED por primera vez siempre son más o menos la mitad (53%). Y eso también es importante, porque uno tendría pensar que es un público habitué y homogéneo, entonces ves que siguen apareciendo nuevos visitantes”. “Sostenerte en el tiempo te permite tener series históricas”, sostiene Dujovne.
“Es un dato bastante relevante —asegura López Winne—, sobre todo porque, como organizadores, obviamente siempre estamos pensando en que venga más gente, y al mismo tiempo está la tentación de pensar que ya está, que el público ya lo tenemos y hay que focalizarse en profundizar. Y al final resulta que la mitad de las personas vinieron por primera vez. Entonces no hay nada hecho, hay todo por hacerse. Son datos que ayudan, no solamente a entender mejor al público que está viniendo, también al sector editorial en general y a los lectores”.
Lectores intensos
En la Feria de Editores viven los lectores intensos. ¿Quiénes son? Un 34% de los asistentes lee libros entre 2 y 5 horas a la semana, un 32% lo hace entre 6 y 10 horas, y el 28% 11 horas o más. “En términos más sociológicos, hay un público lector diferenciado. No es que este público no vaya a la Feria del Libro de Buenos Aires, no es que un público más masivo tampoco vaya a la FED, pero hay un núcleo de lectores y lectoras que se distingue por un alto capital educativo”, dice Dujovne. Y agrega: “Tiene de base título universitario de grado, pero después tenés maestría, doctorado, y en gran medida son carreras ligadas al mundo de las letras y de la cultura impresa: humanidades, ciencias sociales, literatura, traducción, edición, comunicación, todo ese universo”.
Efectivamente, el 95% tiene estudios superiores: terciario (15%), universitario de grado (59%), diplomatura (2%), máster (10%) y doctorado (9%). En cuanto a edades, la franja que va de los 26 a los 35 años representó el 31%, seguido por la franja que va de los 36 a los 45 años, con 24%. El 62% proviene de la Ciudad de Buenos Aires, más de la mitad trabaja en relación de dependencia (52%). “Y otro dato es que prácticamente no tienen hijos”, dice Dujovne en referencia a que el 77% de los encuestados no son padres. “Si hay algo que te demanda la paternidad es tiempo. Hay un público que tal vez va a ir más adelante, cuando tengan unos años más. Esto habla de la relación entre la lectura y el tiempo”, agrega.
“Este lector no es que cada tanto, eventualmente, lee un libro, sino que participa de algo en común”, dice Dujovne y recuerda a Benedict Anderson y a su libro Comunidades Imaginadas. “Él dice que las naciones son millones de personas que no se conocen entre sí, pero se piensan como parte de algo común: es la base de la idea de la nación. Esta es una suerte de comunidad imaginada de lectores y lectoras que participan de rituales comunes, de lecturas comunes, van a presentaciones de libros, van a ferias, compran en un circuito de librerías, escuchan a tal y cual experiencia cultural, siguen a ciertas editoriales en las redes y terminan conformando un sistema de consumo cultural y de participación de espacios, no digo homogéneo, pero sí relativamente común”, sostiene.
Uno podría pensar a estos lectores intensos en antagonismo, en contraposición. ¿En contraposición a qué? En primer lugar, a los lectores de bestsellers. Pero la cuestión no es tan lineal. Saferstein da un nombre Mariana Enriquez, la primera del ranking: “Es una autora bestseller aunque no está dentro de ese imaginario comercial”. La otra contraposición podría ser a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se hace todo los años en La Rural y que van más de un millón de personas. “La gran mayoría, te diría que el 90%, va a la Feria del Libro. Son eventos que se terminan complementando y no excluyendo”, dice el investigador.
Mujeres, la preponderancia
Entre los datos, está la preponderancia de las mujeres. Es un asunto doble. Primero, entre quienes escriben: del listado de los 23 autores más mencionados por los encuestados, 13 son mujeres; y el podio lo ocupan Mariana Enriquez, Samanta Schweblin y Camila Sosa Villada, en ese orden. Y por otro lado, entre quienes leen: el 58% de la muestra son mujeres, el 39% hombres y el 3% personas autoidentificadas bajo una identidad de género no binaria.
La editorial como marca y su catálogo
En el ranking de editoriales mencionadas, Eterna Cadencia es la primera. Le siguen Caja Negra, Siglo XXI, Godoy, Blatt & Ríos, Mansalva, Anagrama, Fiordo, La Bestia Equilátera y Entropía. “Salvo Siglo XXI, que tiene muchísimos años de tradición, y algunas más que aparecen, todas más o menos nacieron en el mismo periodo. Y es llamativo el caso de Chai, una editorial nueva que antes no aparecía y se posicionó muy rápidamente dentro de la escena literaria y de la FED”, dice Ezequiel Saferstein, y agrega: “Hay un porcentaje elevado de encuestados que reconocen a las editoriales a la hora de elegir un libro o de orientar sus lecturas. Si bien en la encuesta que se hacía en la Feria Internacional del Libro no preguntaba por sellos editoriales, podemos suponer que hay un tratamiento más indiferenciado hacia las editoriales, porque no es lo primero que aparece, pero en el caso de la FED sí: el sello es muy importante.
¿Cómo se enteran los lectores de los libros que comprarán? Predomina esta respuesta: redes sociales de editoriales. En segundo lugar, el boca en boca. Siguen redes de los autores, librerías, influencers, newsletters y radio. Dujovne señala que “se empiezan a percibir algunos cambios en las prácticas y en los modos de lectura. Si hace diez años las editoriales estaban necesariamente mediadas por dos actores principales, las librerías y la prensa cultura, ahora y cada vez más hay elementos nuevos. Uno es el vínculo más directo a través de sus propias redes sociales. Otro es la cantidad de agentes, actores culturales distintos, que antes no existían, gracias a internet, y van conformando un sistema propio de circulación de la información. Y no es que sea excluyente, porque en la encuesta el boca en boca aparece en el segundo lugar. El boca en boca tiene un punto de inicio que puede ser la radio, el diario, un podcast o lo que fuera, y así se va conformando un sistema”.
Y agrega: “La apuesta de editoriales chicas y medianas, emergentes e independientes es construir una identidad a partir del catálogo. El catálogo les permite proyectar una marca y a partir de esa marca presentarse ante el universo de lectores y lectoras. Y en ese sentido, hay una búsqueda de distinción, calidad y cierta coherencia en un catálogo. En este punto las grandes editoriales pueden ser más irregulares porque no importa el catálogo tanto como cada autor o autora que se vaya vendiendo”.
Librería, el lugar preferido
Las librerías “siguen siendo los lugares preferidos para la compra”, se lee en el informe. Un 79% manifestó comprar libros nuevos, mientras que un 46% también compra en librerías de usados (en relación con la encuesta de 2022, la compra de usados creció un 20%). Además, el 41% compra en ferias y presentaciones. “Lo interesante es que la librería de nuevos sigue siendo un lugar importante y eso es fundamental porque tiene que ver con el paisaje cultural de Buenos Aires. Y con todo lo que se puede decir acerca de las plataformas de compra online, la librería sigue teniendo un lugar. La de nuevo pero también la de usado: eso hace a la riqueza cultural y a su repertorio”, asegura Alejandro Dujovne.
La pequeña contradicción
Como todo encuesta, entre las respuestas surge una contradicción: los autores más mencionados no suelen publicar en sellos grandes. “Hay una discordancia ahí —reflexiona Saferstein— que tiene que ver con varias cuestiones. Son hipótesis para seguir profundizando. Una que siempre decimos es el problema del poder de retención de las pequeñas editoriales frente a las grandes: las pequeñas editoriales no pueden competir con las grandes entonces se van los autores. Otra idea es que Enriquez, Schweblin, Sosa Villada, todas son parte de la escena de la FED, aunque no publiquen en las editoriales chicas. Algunas y algunos sí. Martín Kohan, por ejemplo, publica en Godot además de Planeta y Anagrama”.
López Winne ensaya otra hipótesis: “Es también un sesgo de la masividad. Por poner un ejemplo de algo súper ultra conocido, Mariana Enríquez: si todo el tiempo la ves porque tiene un montón de prensa, porque tiene un montón de difusión y si encima te gusta y la leés, quizás cuando te preguntan por autores lo primero que viene a tu cerebro, incluso como un sesgo cognitivo, sea Mariana Enríquez”.
“En esta suerte de sistema de representación imaginaria—agrega Dujovne—, aparece la pregunta de qué es la cultura literaria ligada al mundo independiente o qué es la literatura de vanguardia. Los autores de vanguardia no necesariamente tienen que pertenecer al mundo independiente, pero muchos los reconocen como autores de calidad, autores que, aunque vendan mucho y en editoriales grandes, siguen siendo reconocidos por este público como autores que están pensando, transformando, discutiendo un modo distinto la literatura en Argentina. Y así se termina conformando una constelación de editoriales y autores que no necesariamente coinciden en las editoriales, pero que sí son parte de una misma representación”.
La editorial ausente
La gran ausente del ranking es Penguin Random House. Al menos una ausencia sorpresiva. ¿Por qué? “Uno podría suponer que si estás en la FED, que es la feria de editoriales independientes, cuando preguntes qué editoriales te gustan respondan las que están ahí y no incluyan a Random. Pero también puede ser que el trabajo del sello como marca no genere esa afinidad o reconocimiento. Más allá del lugar comun que lleva a pensar que las grandes editoriales tienen una valoración negativa frente a las indies, románticas y que publican buena literatura, también es cierto que Random House tiene una calidad impresionante y es muy reconocida por eso”, dice Saferstein, y Dujovne agrega dos cosas: que “Planeta aparece recién hacia el final”, y que “o no termina de reconocerse a la editorial o no la identifican o es indistinto porque no importa la editorial en ese caso, lo que importa es el autor; y más allá de todo, los catálogos”.
Argentina potencia
Hay “eventos análogos” a la Feria de Editores, dice Dujovne y menciona a la Feria Edita de La Plata, la Feria Invierno de Mar del Plata. “Hay un perfil similar. Y la gran diferencia es estrictamente física y espacial. Las ferias son eventos que ocurren en un espacio acotado durante un lapso determinado de tiempo y va fundamentalmente la gente que vive cerca. En la FED, los barrios de Buenos Aires que tienen más presencia son los más cercanos a donde se produce la feria. Hay eventos parecidos, pero hay que ver si el público comparte o no estos rasgos, habría que estudiarlo”.
¿Qué pasa en el resto del mundo? “En todos los países de América Latina surgieron editoriales independientes pero no en todos se ha mantenido este nivel de profesionalización”, explica el investigador. En Santiago de Chile, desde 2009 se hace la Furia del Libro. “Pertenece a un colectivo editorial y tiene un lugar ganado y una presencia importante en la agenda cultural de Santiago. No con la magnitud y la fuerza de la FED, por cantidad de editoriales, por cantidad de público, etcétera, pero sí es un evento que puede ser comparable”.
Los números del futuro
La FED de este año enfrenta un contexto diferente: recesión, inflación y caída del consumo. Dujovne propone, primero, mirar para atrás: “Si uno quisiera poner una fecha de inicio del mundo de la edición independiente y toda esta multiplicación podríamos decir: Adrián Hidalgo, hace 25 años. Y Argentina, en 25 años, vivió muchas crisis: algunas más prolongadas, otras más coyunturales, pero sin embargo no han parado de crecer las editoriales independientes. La FED no solamente ha sido un reflejo, sino también que ha motorizado ese cambio, ha generado un espacio de intercambio, visibilidad y valorización. La curaduría es muy cuidada, no solo de las editoriales que participan, también de los eventos que hay adentro. Más allá de que nosotros hemos hecho un estudio de lectores o de público participante, la FED en sí misma es un tema para destacar, no solamente las editoriales, los libros y los autores”.
“Hay dos variables a tener en cuenta —continúa—: la cantidad de libros que se compran y la cantidad de libros que se leen, que no están directamente relacionadas. ¿Por qué? Porque se lee más de lo que se compra. Esto significa que los lectores tienen libros guardados o piden prestados. Hay un punto que tiene que ver con el hábito de lectura: hay una relación, pero no es lineal respecto a la compra. Lo que probablemente veamos mermado en la edición de este año es el número de compra de libros. Primero, porque estamos hablando de un público relativamente joven: el grueso son entre 25 y 45 años, clase media, con un buen capital cultural, que no se traduce en un gran poder adquisitivo. En este sentido, la compra de libros es la principal variable que se ve afectada por este gobierno. Lo más probable, casi con certeza, es que veamos una merma fuerte. Tal vez el lector se incline más por el libro usado y estas librerías crezcan”.
“Vivimos todo el año pensando en la feria”, dice Hernán López Winne. “Por más crisis que haya, la feria se va a hacer como sea. Ya hemos tenido otras crisis y momentos de pesimismo donde uno no sabe qué va a pasar, si vendrá gente o no, si nadie va a comprar un libro, lo cual no es una preocupación infundada sino todo lo contrario. Quizás en agosto mejore todo y viene la gente con carretas llena de dinero pero no creo que sea así. Tal vez se vendan menos libros porque la gente tiene menos plata. La cantidad de libros comprados en el año probablemente sea menor. En cuanto a editoriales, el mapa ya lo tenemos cerrado y es prácticamente igual al año pasado”, concluye.
Fotos: Raúl Ferrari / Télam