AUTORA DE CINCO LIBROS, TRES YA EDITADOSLa apasionante historia de Felicitas Guerrero, narrada por la escritora e investigadora Alejandra Dora Suden
1 marzo, 2024
La escritora mendocina Alejandra Dora Suden fue reconocida por su meritorio trabajo en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. A través de la Dirección de Equidad de Género y Diversidad Sexual, la también investigadora y docente –oriunda de Luján de Cuyo- fue galardonada con la Declaración como de interés Legislativo de su obra “Perdón por ser tan virtuosa”. Se trata de una saga escrita en torno a la vida de Felicitas Guerrero, cuya historia personal es de las más apasionantes de las mujeres argentinas en el siglo XIX.
Momentos antes de recibir una importante distinción por su labor en una de las salas del anexo de la Cámara de Diputados bonaerense, en la ciudad de La Plata, ZETA NOTICIAS pudo dialogar en extenso con la escritora Alejandra Dora Suden, una apasionada de su trabajo y de la intensa trayectoria que un personaje tan singular de la historia argentina del siglo diecinueve, como fue Felicitas Guerrero, pudo desarrollar en sus apenas veinticinco años de vida.
El trabajo de Alejandra Suden fue reconocido como «De Interés Legislativo» a partir de una iniciativa de la Dirección de Equidad de Género y Diversidad Sexual de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Mariela Breard.
“Felicitas apareció en mi como una cuestión predeterminada. Yo tuve en distintos momentos, tres señales muy fuertes que me indicaron que mi tarea iba a ser la de traer del pasado una historia maravillosa y sorprendente. Por eso cuando leí un artículo sobre la vida de Felicitas Guerrero y sobre el castillo que está ubicado en Domselaar (provincia de Buenos Aires), supe que debía investigar y escribir sobre todo esto”. Esto nos dice Alejandra Dora Suden, con pasión que brota nítida de sus palabras, y precisión detallista en cada respuesta, que intenta cargar de los más mínimos apuntes, con barroca convicción. “Ese artículo salió publicado en el diario Los Andes de Mendoza el 20 de marzo de 2005. Hoy lo tengo enmarcado y siempre presente”, rubrica Alejandra, o “Aineé”, tal su seudónimo.
A lo largo de la charla, que se vuelve inevitablemente desordenada producto del apasionamiento de la entrevistada y el conocimiento básico y magro del entrevistador sobre la figura de esa fugaz pero inolvidable mujer que vivió en la Argentina que transitó desde la caída de Juan Manuel de Rosas hasta los tiempos presidenciales de Domingo Faustino Sarmiento, las pequeñas historias dentro de la gran historia, fluyen a borbotones. “Muchos no saben que Felicitas nunca estuvo en ninguno de los dos castillos de Guerrero que se conocen en la actualidad, tanto el ubicado en el distrito de Castelli sobre las aguas del rio Salado, como en el de Domselaar, que está en el kilómetro 48 de la ruta 210. Y no estuvo en ninguno, sencillamente porque los dos se construyeron después de su asesinato, que ocurrió el 29 de enero de 1872”, cuenta Suden.
QUIEN FUE FELICITAS GUERRERO
Se trató de una mujer adelantada a su tiempo, a la que con sólo dieciséis años, su padre obligó a casarse con un poderoso y millonario hombre del momento como Don Martín de Alzaga, que en ese momento contaba cuarenta y ocho años. Aquel casamiento de esa apenas adolescente con diez hermanos menores, permitió a los Guerrero unirse a una de las mayores fortunas del momento, producto de que los Alzaga eran dueño de numerosas estancias, que sumaban más de setenta mil hectáreas.
Su matrimonio conformado a la fuerza –del que Felicitas supo decir no pudo escapara por no tener el valor de Camila O´Gorman para huir- dio paso con el tiempo según cuenta la autora de la saga literaria que refleja su vida, a una relación de respeto entre los flamantes esposos: “no había amor, porque ella nunca estuvo enamorada, pero sí hubo una buena relación”. Ese vínculo permitió que la joven aprendiera con rapidez y devoción por sumar conocimientos, todo lo referido al mundo empresario, a lo relacionado con la administración de estancias y de la fortuna en general. Todo lo cual, fallecido Martín de Alzaga el 17 de marzo de 1870, le permitió transformarse en la práctica, tal vez en la primera mujer empresaria del país, administrando hasta su prematura muerte una de las mayores fortunas del momento, tarea que desarrolló con pleno conocimiento y estando encima de los detalles y de la numerosa cantidad de empleados a su cargo, todos ellos hombres y abocados a tareas rurales.
Felicitas Guerrero administró desde la práctica y no sólo desde la teoría, numerosas estancias, en particular siendo muy activa su presencia en La Postrera, la enorme estancia de Alzaga en la zona de Castelli, a orillas del río Salado.
LA ENTREVISTA A JOSEFINA GUERRERO
Cuenta Alejandra Dora Suden que un momento clave y determinante para poder concretar el trabajo de investigación que se plasma en sus libros –tres de ellos ya editados, dos más que conforman la saga de cinco volúmenes- fue la entrevista que pudo realizar a Josefina Guerrero.
“El 19 de mayo de 2005 Josefina Guerrero me recibió en el Castillo de Domselaar. Me hizo estar allí a las siete de la mañana. Ella ya era una mujer que pasaba largamente sus setenta años, pero tenía una lucidez asombrosa. Una mujer admirable, que fue profesora de Letras, que estudió en La Sorbona, y que hablaba cuatro idiomas. Ella fue la sobrina nieta de Felicitas, porque su abuelo fue Antonio Guerrero, uno de los hermanos de Felicitas. Antonio, cuando Felicitas muere como consecuencia de esa maldita balacera, tenía catorce años de edad. Así que él se encargó de mantener viva la historia en la narrativa oral de generación en generación, y de esa forma llegó con lujo de detalles hasta Josefina, quien me lo contó todo en una entrevista que tuve y fue para mí, inolvidable”. Alejandra amontona sus palabras en su boca, y sus ojos transmiten la emoción que la invade al recordar a su entrevistada, a la que claramente aprendió a admirar, y que falleciera años después, en 2018.
OTROS DETALLES APASIONANTES SOBRE FELICITAS
Felicitas Guerrero nació el 26 de febrero de 1846, en una casa en el porteño barrio de San Telmo. Pero su historia ya de adolescente y adulta transcurre en el barrio de Barracas, allí donde vivió como la esposa de Don Martín de Alzaga, en la zona de la Plaza Colombia, ubicada sobre la ahora avenida Montes de Oca y Suárez. Allí, en ese rincón sureño de la hoy CABA, murió asesinada, cuando contaba sólo veinticinco años de edad. “En ese lugar, dicen todavía las leyendas que su fantasma ronda cada tanto, y de eso me hablaron los vecinos de la zona con los que pude dialogar”, cuenta Alejandra Dora Suden.
Se trató aquel crimen de un femicidio, cuando aun se estaba a más de un siglo de esa calificación. Felicitas fue asesinada por Enrique Ocampo, su pretendiente, quien no pudo soportar que su amada viuda fuera esa noche de 1872 fuera a anunciar su compromiso con Samuel Sáenz Valiente. Los hechos ocurrieron en su propia casa, en medio de una fiesta con decenas de invitados de la alta sociedad porteña, en un hecho que conmocionó a Buenos Aires en aquella oportunidad.
UNA INVESTIGACION QUE CONTINUA
Alejandra Dora Suden –Ainné- no duda en afirmar que su trabajo investigativo no está terminado: “el tomo uno de la saga se editó en 2019; el dos vio la luz durante la pandemia, y el tomo tres lo tuvimos listo en el 2021. Ahora tengo otros dos tomos ya escritos, que estamos viendo el momento de poder imprimirlos”, narra la entrevistada, sugiriendo las lógicas dificultades que se presentan en el mundo editorial, en los tiempos que corren en el país. Y no duda en emocionarse al recordar cómo escribió las primeras líneas de esta investigación que hoy la domina por completo: “lo primero que hice fue aislarme de todo, e irme a una casa de un amigo en Potrerillos, en la zona de Piedras Blancas, en mi Mendoza querida. Ese fue el ámbito ideal para comenzar a escribir”.
A juzgar por la pasión que transmiten las palabra de Alejandra Suden, y por lo extraordinario de la vida de Felicitas Guerrero que permite a un historiador abocado adentrarse en la historia argentina de la segunda parte del siglo diecinueve, no hay dudas que habrá más momentos donde Suden, necesitará de encerrarse al pie de la cordillera, para seguir escribiendo.
Ello será, sin dudas, una buena noticia.