Las autoridades francesas confirmaron que vigilan unas 500 escuelas que podrían infringir la reciente prohibición para los niños y niñas musulmanas de vestir en los establecimientos educativos atuendos alusivos a su fe como la abaya o el qamis.

«Estaremos muy vigilantes para garantizar la aplicación de esta ley» por razones de laicidad, dijo la primera ministra, Élisabeth Borne, en Saint-Germain-sur-Ille con motivo de la vuelta al colegio.

Borne indicó que hasta pasado el mediodía no se habían registrado incidentes.

«Varias chicas jóvenes han llegado con abayas a los establecimientos. Algunas han aceptado quitársela. Con las demás, hablaremos para explicarles la ley», agregó la funcionaria, según informó la agencia de noticias AFP.

El Gobierno francés anunció el mes pasado que prohibía la abaya y el qamis en las escuelas por razones de laicidad, en virtud de una ley de 2004 que prohíbe la exhibición de símbolos religiosos en los centros educativos, que también impide el uso del velo musulmán o las kipás.

La abaya es una especie de bata que cubre la totalidad del cuerpo, excepto rostro, manos y pies. El qamis es una túnica para varones.

«Identificamos unos 513 centros que podrían verse afectados potencialmente por este tema», indicó el ministro de Educación, Gabriel Attal, a la radio RTL.

La prohibición fue destacada por la clase política de derecha, pero la izquierda argumentó que representaba una afrenta a las libertades civiles.

La semana pasada, la oficina de la ONU para los Derechos Humanos indicó que las restricciones sobre símbolos que pueden considerarse religiosos, incluida la vestimenta, solo pueden aplicarse en «circunstancias muy limitadas».

El Ministro de Educación, Gabriel Attal, se mostró abierto a evaluar la introducción del unfirme obligatorio en los colegios

La izquierda acusó al gobierno del presidente Emmanuel Macron de competir con esta medida con la ultraderechista Marine Le Pen, a unos nueve meses de las elecciones europeas.

Attal también se mostró abierto a experimentar uno de los reclamos recurrentes de la derecha y de la ultraderecha: la introducción del uniforme obligatorio en los colegios.

«No creo que sea una solución milagrosa que permita resolver todos los problemas de la escuela, pero creo que merece la pena probarla», dijo el ministro, que abogó por hacerlo «rápidamente».