Arte argentino de los 90 Una subasta de Bruzzone superó el millón de dólares y marcó varios récords

Arte argentino de los 90

Una subasta de Bruzzone superó el millón de dólares y marcó varios récords

6 julio, 2023 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

Se trata de un recorte de 64 lotes de arte argentino de los 90, y  la obra más cara fue «Vitreaux de San Francisco Solano», del artista Marcelo Pombo, que alcanzó los 130.000 dólares.

La subasta de la emblemática colección de Gustavo Bruzzone, un recorte de 64 lotes de arte argentino de los 90, se realizó anoche a sala llena en Roldán, en una velada que recaudó un total más de un millón de dólares y donde la obra más cara fue «Vitreaux de San Francisco Solano», del artista Marcelo Pombo, que alcanzó los 130.000 dólares.

«Fue épico», resumió en diálogo con Télam el galerista Nahuel Ortiz Vidal, quien, en su rol de martillero, ofició de anfitrión del encuentro que se extendió a lo largo de dos horas, ante una sala llenísima -más de 250 personas entre el público- y varios coleccionistas argentinos pujando, tanto en sala como por teléfono.

Quienes adquirieron fueron «los mejores compradores, los coleccionistas argentinos más importantes», sugirió Ortiz Vidal sin revelar nombres, ya que es sabido que las adquisiciones en el mercado del arte son anónimas -a menos que el comprador quiera comunicarlo-, pero también relató que, previo a la venta, hubo al menos cuatro instituciones internacionales interesadas en participar de la subasta -incluidas el MoMA de Nueva York y el Museo Reina Sofía de España– pero no pudieron por «las restricciones que tenemos». «La buena noticia es que todas las piezas quedaron en manos locales», dijo el director de la galería Barro.

Hubo en total 10 artistas argentinos contemporáneos que alcanzaron un nuevo récord en su carrera (entre ellos Jorge Gumier Maier, Cristina Schiavi, Ariadna Pastorini, Feliciano Centurión y Sebastián Gordín) por los precios pagados en la subasta, que tuvo tuvo su pico máximo cuando salió a la venta el lote 47 de Pombo, una pieza de 1991 hecha bolsas de nylon, cinta de embalaje y esmalte sintético sobre aglomerado, de 80 centímetros por un metro. Esa venta arrancó con una base de 50 mil dólares y sorprendió a todos por la fuerte puja entre varios interesados, que se extendió a lo largo de cuatro intensos minutos, vítores y aplausos de por medio, hasta tocar los 130 mil dólares, sin contar los impuestos y las comisiones. «No aflojaban. Ahí se trenzaron tres pesos pesados», sugiere Ortiz Vidal sobre la obra inspirada en una escuela en San Francisco Solano, donde Pombo daba clases a chicos con capacidades diferentes.

«Esto es un espaldarazo para el arte argentino porque a partir de una subasta como ésta fijás valores y tenés precios de referencia. Es muy positivo. Y pienso que esto demuestra que el arte sigue siendo reserva de valor«, aseguró el martillero de la noche.

Ante la expectativa de la audiencia, la subasta comenzó con el lote 1, un acrílico de 1991 de Benito Laren («Circulación monetaria»), que salió a la venta con una base de 6.000 dólares y en pocos segundos prácticamente los duplicó hasta alcanzar los 11.500, augurando lo que seguiría el resto de la jornada.

Otros de los récords de la noche fue para un óleo sobre tela con bidón de plástico de Pablo Suárez (1937-2006), «Trementina. El duende da a su pintura la fluidez necesaria» (1988), en 70.000 dólares, un acrílico sobre tableros de madera de Gumier Maier (1953-2021), sin título, en 74 mil, una famosa escultura con peluches de Cristina Schiavi, «La torta» (1993), que fue los 18.000 de base hasta los 60.000 de martillo, o una maqueta de «Ciudad Evita» de Sebastián Gordín, vendida por 50.000 dólares, tal como informó Roldán.

«Que se puedan exteriorizar así los valores le sirvió a toda la escena del arte argentino, a los artistas, a las galerías y también ayer se valorizó el patrimonio que ya tienen los coleccionistas. La subasta tiene muchos más efectos que lo que se vio anoche. Los artistas tienen valores de referencia altos para mejorar sus precios. Sin valor de referencia no puedes construir un mercado», explicó.

Pinturas, fotografías, esculturas, acrílicos, esmaltes, objetos, témperas y óleos cambiaron de manos durante la venta de obras del juez Gustavo Bruzzone, quien comenzó a adquirir para su colección personal a principios de los 90 -hoy tiene más de 2.000 piezas- y la convirtió en la más importante colección de arte argentino de los 90, que ha prestado en los últimos 30 años para exhibiciones públicas: «La colección de Bruzzone ya tenía la legitimidad de las instituciones, le faltaba el valor económico», acotó Ortiz Vidal.

Se pagaron también 30.000 dólares por una escultura en lurex sobre hierro de Ariadna Pastorini (de 1995) así como 44 mil dólares por un acrílico, puntilla y bordado sobre frazada de Feliciano Centurión (1962-1996), «Tu mirada me acompaña», de 1995.

El conjunto subastado incluyó obras como «Los ángeles del Fango» de Sebastián Gordin, la escultura de casi un metro de alto que emula una galletita merengada, «Qué feliz soy con mi galle preferida» (1997) del artista Martín Di Paola, la maqueta «Italpark» (2000) de Dino Bruzzone, una postal con sellos y manuscrito de 1995, de Edgardo Antonio Vigo (1928-1997) y una carpeta de serigrafías «Sin título» del grupo Mariscos en tu calipso.

Para dar una idea de la importancia que la venta tuvo en la escena local, entre la audiencia en Roldán se encontraba la presidenta de Malba, Teresa Bulgheroni; la directora de Americas Society de Nueva York, la argentina Aimé Iglesias Lukin; los coleccionistas Eduardo Mallea y Alec Oxenford, además de historiadores como Laura Batkis y Rafael Cippolini, entre muchos otros.

«Lo de anoche fue una reunión de la tribu del arte, en su mejor sentido. Creo que si no estaban todos no se lograba ese clima. Los participantes difícilmente se olviden de la noche de ayer. Fue increíble», finalizó Ortiz Vidal.

 

FUENTE:TELAM