100 días de GobiernoLula arremetió contra el mercado financiero, el Banco Central y Bolsonaro
10 abril, 2023
Con el slogan «Brasil volvió», Lula hizo el balance de los primeros 100 días de su actual gobierno. «Fueron 100 días de duro trabajo. Tenemos otros 1.360 días para seguir reconstruyendo este país», dijo el presidente quien también lanzó dardos contra el mercado financiero, convertido en el principal opositor a su gestión.
Al conmemorar 100 días de su tercer Gobierno, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió este lunes no hacerle caso a los presagios pesimistas del mercado financiero y el FMI, acusó al Banco Central de «jugar contra el pueblo», aseguró que su antecesor, Jair Bolsonaro, quiso perpetuar el fascismo y convocó a la reconstrucción del país mediante el crecimiento e inclusión social y la lucha contra el hambre.
En un acto en el Palacio del Planalto con el slogan «Brasil volvió», Lula hizo, con gran pompa, el balance de los primeros 100 días de su actual gobierno, incluida la fiesta popular de su asunción el 1 de enero y el intento de golpe de Estado perpetrado por bolsonaristas que no aceptaron el resultado electoral invadiendo la sede de los poderes en Brasilia.
En su tercer mandato tras haber gobernado Brasil entre 2003 y 2010 y después de haber ganado la elección más disputada de la historia ante Bolsonaro, Lula aprovechó para cargar contra el bolsonarista Roberto Campos Neto, presidente del Banco Central con mandato por ley de independencia del órgano hasta 2024, por haber mantenido la tasa de interés en 13,75%, enfriando la economía, para buscar una meta inflacionaria del 3,5%, algo que ni el mercado financiero considera alcanzable.
«Sigo pensando que 13,75% es una tasa muy alta de interés. Sigo pensando que están jugando con el país, sobre todo con el pueblo pobre y con los empresarios que quieren invertir. No lo ve el que no quiere», disparó el mandatario en su discurso.
En estos primeros 100 días desde su tercera asunción, Lula envió al Congreso una serie de medidas provisorias -decretos que en seis meses deben ser aprobados por el Legislativo- que son de difícil resolución debido a que carece de mayorías propias.
En ese contexto citó el proyecto madre de su gestión, que es el nuevo marco fiscal que reemplaza al techo del gasto público instalado en 2017 en la Constitución por el entonces gobierno del presidente Michel Temer, que impedía por 20 años la expansión presupuestaria.
«Fueron 100 días de duro trabajo. Tenemos otros 1.360 días para seguir reconstruyendo este país. Y ya estamos en camino. Presentamos el nuevo marco fiscal, que trae soluciones realistas y seguras para el equilibrio de las cuentas públicas. Lo que pone fin a las restricciones irracionales -y sistemáticamente ignoradas- del tope de gasto. Eso garantiza la vuelta de los pobres al presupuesto», aseguró el fundador del Partido de los Trabajadores (PT).
Lula sostuvo que el plan fiscal y la reforma tributaria prometida por su ministro de Economía, Fernando Haddad, otorgarán una corrección histórica a las distorsiones tributarias. «Hemos recuperado la capacidad de planificación a largo plazo. Y esta planificación se traducirá en un gran programa que recupere el papel del sector público como inductor de inversiones estratégicas en infraestructura», aseguró Lula, que apuntó como un logro el cese del programa de privatizaciones de más de 30 empresas públicas y autarquías que tenía en agenda Bolsonaro, como el gigante de logística Correios.
El exsindicalista metalúrgico también lanzó dardos contra el mercado financiero, convertido en el principal opositor a su gestión.
Dirigiéndose hacia sus ministros, sostuvo: «Nadie cree en un gobierno que se levanta todos los días diciendo que el PBI no crecerá, que la economía no va bien, que el mercado, el FMI (Fondo Monetario Internacional) dijo tal cosa. Si vamos a gobernar pensando en eso, es mejor desistir. Es importante que esta gente hable así hacemos lo contrario a lo que digan”.
Desde sus editoriales, los principales diarios del país, Folha de Sao Paulo, O Globo y O Estado de Sao Paulo, que cuestionaban el modo de gobernar de Bolsonaro, se han alineado con el mercado financiero y cuestionado el rumbo económico del gobierno, pidiendo ajuste del déficit fiscal y el cese del restablecimiento de las políticas sociales.
Lula también se tomó tiempo para explicar las internas del PT sobre el rumbo económico y sostuvo que las críticas del ala de extrema izquierda de la fuerza lo obligan a mantenerse en el camino del medio, sin recostarse sobre la derecha.
El presidente enumeró la reinstalación de los programas sociales que tienen la marca del PT, como el Bolsa Familia, Mi Casa Mi Vida, Más Médicos, y el regreso de políticas públicas de inclusión y seguridad pensadas para víctimas de las desigualdades como los afrodescendientes, la población indígena, las mujeres y la población LGBTQ+.
Lula dijo que su Gobierno estará «marcado para la historia» por el «intento de golpe de Estado» perpetrado por el bolsonarismo el 8 de enero, una semana después de su asunción luego de una campaña donde «se invirtió dinero público» en busca de la reelección de Bolsonaro «con la perspectiva de perpetuar el fascismo en Brasil», señaló.
«Fue un hecho que va a marcar nuestro mandato porque no fue un gesto cualquiera, fue un intento de golpe de Estado hecho con desfachatez por un grupo de reaccionarios, de fascistas, de la extrema derecha que no quería dejar el poder, que no quería acatar el resultado electoral sobre todo después de millones del presupuesto utilizados para ganar las elecciones», aseguró.
La elección fue la más ajustada de la historia de Brasil, un balotaje en octubre de 2022 en el cual Lula ganó por 50,9% a 49,1%, dejando a Bolsonaro como el primer presidente de la democracia que fracasó en su intento de ser reelecto.
Lula aseguró que, con Bolsonaro, el Estado se retiró de la vida política y económica «dejando tirada a la mitad de la población».
«Brasil volvió a tener gobierno, un gobierno que se espeja en el pueblo que se levanta temprano para trabajar, para cuidar a la gente. El pueblo fue la principal víctima de la ausencia de gobierno. He regresado para conciliar el crecimiento con inclusión social, para reconstruir lo destruido y volver a ser un país sin hambre para preparar terreno para nueva infraestructura abandonada por el gobierno anterior», aseguró.
Asimismo, predijo que Brasil puede ser una potencia en hidrógeno verde y que la estatal Petrobras será el motor financiero de la investigación para la búsqueda de energías renovables, al mismo tiempo que busca una mayor inversión para la matriz energética de hidrocarburos del país.
También prometió que habrá medidas para la clase media, como la renegociación de deudas con bancos, financieras y tarjetas de crédito de los morosos que ya no tienen acceso al crédito en el sistema, y la promesa de subir más de lo ya realizado el mínimo no imponible de impuesto a las ganancias.
El vicepresidente Geraldo Alckmin, también ministro de Industria y Comercio, habló antes de Lula. Alckmin, un político conservador que fue cuatro veces gobernador del estado de San Pablo por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña, es el principal referente del frente amplio que logró vencer a Bolsonaro. Ahora afiliado al Partido Socialista Brasileño (PSB), Alckmin sostuvo hoy que «Lula salvó la democracia de Brasil» con su elección.
Lula embarca mañana hacia China con una delegación empresarial para una reunión el viernes con su colega Xi Jinping y otras autoridades, previa visita a Shángai el jueves.
FUENTE:TELAM/Por Pablo Giuliano