Intento de golpeLa Provincia repudió el levantamiento contra Lula en Brasil
9 enero, 2023
Cerca de las 15.00 de este domingo, miles de brasileros opositores al flamante presidente, Lula Da Silva, invadieron el Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo de Justicia. Después de meses de acampar, aproximadamente desde la derrota sufrida en las elecciones por Jair Bolsonaro, decidieron intensificar su reclamo con un solo pedido: que las Fuerzas Armadas derroquen a Lula. Fue una jornada cargada de violencia que puso en peligro a la democracia del país vecino y que terminó con unas 200 personas detenidas, según el Ministerio de Justicia.
«Condenamos el cobarde ataque golpista contra la democracia y contra el triunfo de Lula. Apoyo total al pueblo brasileño y al gobierno elegido por el voto popular«, expresó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. A su repudio se le sumaron, entre otros dirigentes, la vicegobernadora, Verónica Magario, y el presidente de la Cámara de Diputados, Federico Otermín. Lo mismo hizo el bloque de legisladores bonaerenses de la Cámara Baja por el Frente de Todos. Según la bancada, lo de este domingo fue un «repudiable intento de Golpe de Estado por parte de grupos violentos de extrema derecha».
No solo el oficialismo de la Provincia se refirió a lo sucedido en Brasilia. El presidente de la Unión Cívica Radical, y legislador bonaerense, Maximiliano Abad fue uno de los que manifestó su rechazo. «El respeto a las instituciones republicanas tiene que estar por encima de todo«, consideró. La reacción de algunos referentes del PRO fue menos contundente que la de sus pares de Juntos por el Cambio. El senador bonaerense Owen Fernández, por ejemplo, eligió compartir un tweet de María Eugenia Vidal. La exgobernadora aprovechó la oportunidad para criticar al presidente de la Nación, Alberto Fernández, diciendo que está «decidido a atropellar el Poder Judicial» y que «no tiene autoridad para acusar de golpista a nadie».
¿Qué pasó en Brasil?
La jornada del domingo pasado, en realidad, comenzó mucho antes cuando el histórico dirigente del PT ganó la elección contra Jair Bolsonaro en una segunda vuelta tensa y reñida. Ya en ese momento, militantes radicalizados se opusieron al resultado de los comicios y comenzaron a manifestarse para pedir que no asuma Lula. De hecho, desde hace semanas estaban acampando frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, y en otras ciudades, para pedir la intervención de las Fuerzas Armadas.
Ayer, mientras el presidente de Brasil se encontraba en San Pablo recorriendo una región afectada por inundaciones, unas 3.000 personas iniciaron los disturbios. Ante la endeble seguridad, invadieron la Suprema Corte Federal, el Congreso y el Planato, sede del Poder Ejecutivo. Según los medios locales, saquearon y vandalizaron los tres edificios mientras pedían derrocar al primer mandatario.
El levantamiento duró unas 3 horas y terminó con unas 200 personas detenidas. «Quien haya hecho esto será encontrado y castigado. La democracia garantiza el derecho a la libre expresión, pero también exige que las personas respeten las instituciones. Vamos a averiguar quiénes son los financistas de los que fueron hoy a Brasilia, y todos pagarán con fuerza de ley», avisó Lula una vez que lograron reestablecer el orden.(Infocielo)