ConicetBajó la desnutrición pero creció el sobrepeso en tres provincias en los últimos 20 años
10 noviembre, 2022
El relevamiento sobre las variaciones en el estado nutricional de niños, niñas y adolescentes de esas tres provincias se realizó entre los períodos 2005-2009 y 2010-2019.
La comparación entre ambos momentos analizados da cuenta, según un comunicado del Conicet La Plata, de «una significativa reducción de las prevalencias de malnutrición por déficit, o desnutrición, y un aumento de las prevalencias de malnutrición por exceso, que engloba los casos de sobrepeso u obesidad. Los resultados fueron publicados recientemente en la revista científica American Journal of Human Biology».
El cruce de información arrojó dos datos destacados: por un lado, de 2005 a la fecha, en Buenos Aires y Misiones se observó una disminución significativa -cercana al 50% de los valores originales- de las prevalencias de desnutrición; por otro, en las tres provincias hubo un marcado aumento del exceso de peso: 13% en Buenos Aires, 10% en Misiones y 9% en Mendoza.
«En los últimos veinte años, a nivel global se han dado cambios importantes en la alimentación y estilos de vida de las poblaciones. En el mundo, se ha observado que hay un aumento considerable del exceso de peso, tanto en la población infantil como en adolescentes y personas adultas», comentó la antropóloga Florencia Cesani, investigadora del Conicet y directora del Laboratorio de Investigaciones en Ontogenia y Adaptación de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (Linoa, FCNyM, UNLP) y primera autora del trabajo.
Destacó que «por eso, nos interesó analizar si hubo o no cambios significativos en el estado nutricional del segmento infantil y adolescente de nuestro país, considerando también que dichos cambios podrían relacionarse con eventuales variaciones de las condiciones de vida y la situación socioeconómica de las poblaciones».
El equipo científico repitió la metodología que había utilizado en un estudio previo financiado por el Conicet llevado a cabo entre 2005 y 2009, que incluyó a escolares de entre 4 y 13 años provenientes de distintas escuelas públicas de las mencionadas provincias.
Manuela Garraza, investigadora del Conicet en el Linoa, y coautora del estudio, explicó que «si bien no eran los mismos niños, niñas y adolescentes, sí pertenecían a los mismos grupos de población. Entre 2010 y 2019, fuimos a las mismas escuelas y realizamos una encuesta semejante a la utilizada en el trabajo original, destinada a relevar las variables socioambientales de residencia, esto es las condiciones de las viviendas, el acceso a los servicios públicos, el nivel educativo y tipo de trabajo de los padres y las madres, por ejemplo».
«Además, efectuamos el mismo estudio antropométrico para recopilar datos de peso, talla y pliegues subcutáneos. Estos últimos nos permitieron analizar el acúmulo tejido graso o adiposidad», contó.
Cesani apuntó que encontraron, además, que «hubo un empeoramiento de la situación socioeconómica de las familias. Pero, aunque esto nos llevaría a pensar que en estas condiciones la desnutrición podría haber aumentado, lo cierto es que disminuyó».
Expresó que «la merma de la malnutrición por déficit podría estar asociada a distintas políticas sociales y alimentarias impulsadas desde el Estado, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Asignación Familiar por Embarazo para Protección Social (AUE), o la tarjeta Alimentar, que han contribuido a paliar o amortiguar el efecto de las crisis y de la inseguridad alimentaria».
Como contracara, desde el equipo destacaron que el aumento del exceso de peso está íntimamente relacionado con problemas de acceso a una alimentación adecuada en cantidad y calidad.
«En general, las políticas públicas suelen focalizarse en erradicar el hambre y no en mejorar la calidad alimenticia. Además, los alimentos más saludables tienden a ser más costosos y producen menor saciedad. Entonces, las familias se inclinan hacia una dieta más ‘rendidora’, generalmente rica en hidratos de carbono y grasas, lo que conduce a un desbalance energético», afirmó.
Ambas investigadoras expresaron su preocupación por el exceso de peso detectado «no solo porque se ha comprobado que el exceso de peso durante la infancia y adolescencia suele continuar en la vida adulta, sino también por su asociación con otras comorbilidades como las enfermedades cardiovasculares y metabólicas, tanto a corto como a largo plazo».(Télam)