GiraFrancisco vuela hacia Roma tras una visita a Canadá centrada en pedir perdón a los indígenas
29 julio, 2022
Durante el viaje Francisco visitó a tres ciudades representativas de los tres pueblos indígenas del país. En su último discurso en Canadá reconoció una vez más «la indignación y la vergüenza» que le provoca el rol de algunos miembros de la Iglesia en el funcionamiento de las 139 escuelas residenciales que instauró el Gobierno local.
El papa Francisco cerró este viernes en Iqaluit, en el norte de Canadá, la visita de seis días al país norteamericano que estuvo centrada en sus pedidos de perdón a los indígenas locales por el rol de los cristianos en los abusos de todo tipo cometido en los internados para nativos que funcionaron durante casi todo el Siglo XX.
El pontífice inició el regreso desde la ciudad del norte canadiense y recorrerá 5.667 kilómetros en 7 horas antes de aterrizar en el aeropuerto Fiumicino de la capital italiana a las 7.50 locales (2.50 de Argentina).
Con su visita a la ciudad de 7.740 habitantes, el Papa terminó una visita que había comenzado el domingo en Edmonton y que desde el inicio estuvo marcada por los repetidos pedidos de perdón a los indígenas locales por el rol de los cristianos e instituciones de la Iglesia católica en los internados que funcionaron en Canadá para occidentalizar a niños indígenas desde 1883 hasta 1996.
Durante el viaje, ayudado en muchos tramos por una silla de ruedas, Francisco visitó a tres ciudades representativas de los tres pueblos indígenas del país: Edmonton, con prevalencia First Nations; Quebec, con mayoría Métis y finalmente Iqaluit, territorio de los Inuit.
En su último discurso en Canadá, solo 300 kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico, el Papa reconoció una vez más «la indignación y la vergüenza» que le provoca el rol de algunos miembros de la Iglesia en el funcionamiento de las 139 escuelas residenciales que instauró el Gobierno de Canadá y a las que ya había definido como una experiencia que llevó a la «destrucción cultural».
«También hoy, también aquí, quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que en esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación», planteó ante un grupo de ancianos y jóvenes Inuit.
«¡Cuánto mal al romper los vínculos entre padres e hijos, al herir los afectos más queridos, al lastimar y escandalizar a los pequeños!», sostuvo sobre la política de escuelas que fue financiadas por el Estado canadiense y por la que, según estimaciones oficiales, pasaron cerca de 150.000 niños sin el consentimiento de sus padres.
En su noveno y último discurso, el pontífice lamentó la situación de la actualidad con «un mundo que parece que cae cada vez más bajo en medio de escándalos, guerras, engaños, injusticias, destrucción del ambiente, indiferencia hacia los más débiles, decepciones por parte de los que tendrían que dar el ejemplo».
Francisco inició sus actividades de este viernes con una reunión privada junto a jesuitas canadienses y luego recibió en el arzobispado local a indígenas y les planteó que se siente «parte de su familia».
«Me atrevo a decir, si me lo permiten, que ahora, en cierto sentido, yo también me siento parte de su familia, y me siento honrado», planteó hoy el Papa al recibir en el arzobispado de Quebec a un grupo de indígenas del país.
El Papa planteó a los nativos que volverá «mucho más enriquecido».
«Porque llevo en el corazón el tesoro incomparable hecho de personas y de pueblos que me han marcado; de rostros, sonrisas y palabras que permanecen en mi interior; de historias y lugares que no podré olvidar; de sonidos, colores y emociones que vibran fuertes en mí», explicó.
«Realmente puedo decir que, durante mi visita, fueron sus realidades, las realidades indígenas de esta tierra, las que visitaron mi alma; entraron en mí y siempre me acompañarán», desarrolló Jorge Bergoglio, que durante su gira visitó un cementerio indígena, participó de una peregrinación a un lago milagroso y pidió perdón por el rol de cristianos en el sistema de internados que sufrieron unos 150.000 niños, entre otros gestos a los nativos.
«He venido a Canadá como amigo para encontrarme con ustedes, para ver, escuchar, aprender y apreciar cómo viven los pueblos indígenas de este país. He venido como hermano, a descubrir en primera persona los frutos, buenos y malos, producidos por los miembros de la familia católica local a lo largo de los años», profundizó.
Si bien los 139 internados fueron instituidos por el Estado, unos 40 centros fueron gestionados por instituciones vinculadas al cristianismo y al catolicismo.
«He venido con espíritu penitencial, para expresarles el dolor que llevo en el corazón por el mal que no pocos católicos les causaron apoyando políticas opresivas e injustas», recordó el Papa en su discurso de este viernes.
«He venido como peregrino, con mis limitadas posibilidades físicas, para dar nuevos pasos adelante con ustedes y para ustedes; para que se prosiga en la búsqueda de la verdad, para que se progrese en la promoción de caminos de sanación y reconciliación, para que se siga sembrando esperanza en las futuras generaciones de indígenas y no indígenas, que desean vivir juntos fraternalmente, en armonía», convocó.
El pedido de perdón por lo que el Papa consideró la «nefasta» experiencia de los internados, que según Bergoglio provocó una «destrucción cultural» de las costumbres nativas, es el hilo conductor de la visita de seis días a Canadá que Francisco inició el domingo.
Algunos de los internados dispuestos en todo el país, ideados y financiados por el Estado canadiense, fueron gestionados por instituciones católicas y cristianas, por lo que los sobrevivientes reclamaron en 2015 la necesidad de una disculpa papal en Canadá que el Papa finalmente cumplió esta semana.
Además del pedido de perdón a los indígenas, repetido en sus reuniones con cada uno de los pueblos, la agenda del Papa estuvo cruzada por los reclamos del premier canadiense Justin Trudeau.
En medio de la gira, el Papa recibió el reclamo del Gobierno canadiense para que el Vaticano restituya una serie de objetos indígenas que la Santa Sede tiene en sus museos hace más de un siglo y que, según supo Télam de fuentes oficiales, el Vaticano alega que fueron un regalo de los misionarios al entonces Papa Pio XI.
FUENTE:TELAM/POR HERNÁN REYES ALCAIDE, ENVIADO ESPECIAL