Literatura InfantilDarwin para chicos y chicas: un libro sobre las relaciones de quienes vivimos en la Tierra

Literatura Infantil

Darwin para chicos y chicas: un libro sobre las relaciones de quienes vivimos en la Tierra

25 julio, 2022 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

«Una gran familia» reúne narraciones de Santiago Ginnoboli e ilustraciones de Guido Ferro que reseña los aportes del naturalista inglés respecto del estudio de la evolución de las especies.

Dirigido a chicos y chicas, «Una gran familia» propone un acercamiento a la teoría de Darwin y a la historia de la ciencia a través de las narraciones de Santiago Ginnobili que recupera los aportes del naturalista inglés y despliega las relaciones que emparentan la vida en la Tierra con fragmentos que podemos reconocer en la vida cotidiana, junto a las ilustraciones de Guido Ferro que expanden la lectura con una estética original que entrena el detalle, como las antiguas publicaciones decimonónicas.

«Un gran familia», publicado por la editorial Iamiqué, es uno de esos libros para coleccionar: de tapa dura, con una historia que logra combinar el lenguaje de la ciencia con el lenguaje de la belleza de lo que nos rodea, y con exquisitos dibujos que retoman el universo visual de los antiguos dibujos de los naturistas de clasificación y taxonomía, con otros usos del color y la imaginación.

«¿Por qué no tenemos tentáculos como el pulpo? ¿Por qué no podemos volar o respirar bajo el agua? ¿Por qué somos como somos?. Voy a darte respuestas a varias de estas preguntas. No sé si son las respuestas definitivas, pero son las que tenemos por ahora. Las respuestas más bellas e interesantes», se lee al comienzo de «Una gran familia» como puerta de entrada a ese mapa de ancestros y derivaciones que se descubre que somos quienes habitamos este planeta.

Se trata de un libro que cuenta la vida del investigador Charles Darwin y sus aportes con el desarrollo de la teoría de la evolución de las especies, pero también es un libro sobre la ciencia y la curiosidad. Abre preguntas y motoriza la búsqueda de respuestas. Respuestas, como se advierten, que hoy funcionan como teorías y responden, pero que quizá sean revisadas, mejoradas o reemplazadas porque la ciencia está siempre en movimiento.

El texto nació de una escena familiar, porque la ciencia se construye de relatos y de historias, de viajes alrededor del mundo como hizo el propio Darwin allá en el siglo XIX. Este libro apareció cuando el filósofo Santiago Ginnobili intentaba explicar las ideas del naturalista a su hija. Esas narraciones, que ocurrían antes de acostarla, se volcaron al papel y el manuscrito llegó a manos de las editoras de Iamiqué. El proyecto se nutrió de intercambios y se expandió al calor de las imágenes de Guido Ferro.

«Mi área de trabajo es la filosofía de la ciencia, especialmente en biología y siempre me interesó mucho pensar un modo de comunicar las ideas científicas dando una imagen adecuada de lo que es la ciencia. Se me ocurrió entonces que el modo en que charlaba de ciencia con mi hija, partiendo del afecto, admiración y curiosidad por la naturaleza», explica Ginnobili en diálogo con Télam.

El autor

El autor.

«Y basado en un modelo de diálogo más que de explicación, podía permitir generar un texto más divertido, pero también más adecuado, de contar las ideas de Darwin. Porque el hecho de que toda la vida en la Tierra está emparentada es interesante por sí mismo, pero se vuelve mucho más interesante si se entienden las razones por las que se piensa eso. Y las razones se encuentran a la mano», sostiene.

Tal es así que el narrador interpela con guiños y preguntas a sus lectores, los invita a buscar cosas en sus casas, a comparar y a volver a mirar. «No es necesario mirar por telescopios caros al que tienen acceso científicas y científicos de otros países. Las razones están ahí, en nuestros propios cuerpos, en los cuerpos de los animales que nos rodean», dice el autor.

Esa forma de contar entra en diálogo con las ilustraciones, que tienen una presencia fundamental en la interpretación y expansión de las palabras. Cuenta a Télam Guido Ferro sobre su forma de trabajo: «Siempre trato de incluir algún detalle humorístico en mi trabajo, algún guiño para activar una segunda lectura y sacar una sonrisa al lector. Es lo que más me divierte. Y en especial en un texto tan completo y rico como el de Santiago, era importante que las imágenes ayudaran a descontracturar, sin dejar de estar en código con el mensaje».

Hay imágenes que evocan los antiguos dibujos de la ciencia, de mucha perfección y detalle, como de catalogación de las especies. La incorporación de algo de esa referencia visual, cuenta Ferro, fue motivada por las editoras que «buscaban darle una estética similar al libro «Panthera Tigris»», un libro que «posee unas ilustraciones en blanco y negro con detalles de color, que recuerdan a los antiguos cuadernos de los naturistas del siglo XIX. Como «Una gran familia» se enfoca mucho en Darwin y su época, la idea era darle continuidad a esa estética decimonónica».

Como una suerte de fe en la humanidad, en la intención de motivar preguntas y dinamizar la producción de conocimiento, el libro aúna tres dimensiones. Por un lado, plantea la idea del conocimiento y la teoría darwinista, por el otro cuenta la historia de la persona cuya investigación alcanzó esa teoría que hasta ahora es la más sólida, y finalmente, interpela a quien lee porque le invita a poner en práctica eso que se está tratando de explicar.

El libro, como explica Ginnobili, se centra en una de las ideas de Darwin, aquella que alude a que «ciertas semejanzas entre organismos se explican a través del parentesco, pero desplegarla de manera completa presentando las razones sobre las que esas ideas se sustentaba, dando una idea adecuada de la naturaleza del conocimiento que se está contando, pero sobre todo, confiando en la capacidad de sacar conclusiones de la niña o niño».

Es por eso que la narración «está en segunda persona, porque la idea es pensar con ella o él construyendo ese conocimiento para que le quede a disposición. Corriéndose del lugar de autoridad que describe cosas que el otro no sabe. Porque eso es la ciencia, no un sistema de verdaderas inamovibles que hay que estudiar. Es un conjunto de ideas creadas por mentes imaginativas que pensaron original y valerosamente. Y Darwin es uno de los ejemplos más hermosos de esa actitud osada y desfachatada».

El libro

El libro.

Con esos recursos y el trasfondo biográfico del hombre que pensó y escribió «El origen de las especies», la ciencia toma en «Una gran familia» la fuerza de la narración. ¿Convertir a la ciencia en carne y hueso vuelve más accesible el conocimiento? «La ciencia está hecha de carne y hueso -advierte Ginnobili-. La imagen de la ciencia como algo que hacen mentes brillantes e inaccesibles en laboratorios pulcros es la que está deformada. La escritura fría y aburrida en la que la ciencia se escribe actualmente no refleja la aventura. Y efectivamente, reflejar la naturaleza real de la ciencia vuelve más accesible al conocimiento científico, porque lo vuelve más interesante. Algo sobre lo que uno puede actuar, algo de lo que uno puede apropiarse no pasivamente».

La idea de que toda la vida en la Tierra está emparentada habla «acerca de nuestra naturaleza y de la conexión con otros animales» y como tal, explica el autor, «tiene consecuencias éticas interesantes con respecto a nuestra posición frente a la naturaleza, que se encuentran sólo sugeridas en el libro, a la espera de que aparezcan de manera espontánea en sus lectores».

En este sentido, concluye el filósofo, «estamos tratando de generar una actitud hacia la naturaleza y hacia la ciencia, transmitiendo formas de pensar, generando confianza en las conclusiones que puedan sacar niñas y niños por sí mismos. Para aprender datos ya habrá tiempo. Por eso es tan importante no ser condescendientes. Y porque las personitas que nos leen son las científicas y científicos del futuro. El destino de la ciencia, y de todo el resto, les pertenece».

FUENTE:TELAM